“Si un día Andrey gana un Grand Slam, al día siguiente querrá otro”

Entrevistamos a Fernando Vicente, técnico de Rublev desde hace siete temporadas. “A veces se comporta mal en pista, pero no creo que tenga mala cabeza”.

Fernando Murciego | 3 May 2023 | 20.45
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Entrevista de Fernando Vicente con Fernando Murciego. Fuente: Punto de Break
Entrevista de Fernando Vicente con Fernando Murciego. Fuente: Punto de Break

El camino de Andrey Rublev en el Mutua Madrid Open 2023 llegó hasta la tercera ronda del cuadro individual, resultado entendible si tenemos en cuenta que venía de ganar en Montecarlo y hacer final en Banja Luka. Así es el calendario, no da tregua ni a los mejores, pero tampoco a los entrenadores. Al lado del ruso, por séptima temporada consecutiva, aparece la figura de Fernando Vicente (Benicarló, 1977), el hombre que le ha llevado a la élite y le ha hecho campeón de Masters 1000 entre otros muchos logros.

Ya sabes que no soy muy de entrevistas”, advierte el castellonense cuando se cita con Punto de Break en la Caja Mágica, aunque no es la primera vez que el técnico se sienta con Punto de Break para dialogar acerca de este proyecto que arrancó en 2016 en la Academia 4Slam. La mirada de Vicente transmite el desgaste de la competición, pero su discurso sigue siendo eléctrico, cercano y sobre todo transparente. Una persona sin filtro a la hora de comunicar, lo cual siempre le convierte en alguien interesante de escuchar.

¿Qué tal la altura de Madrid?

A Andrey le gusta jugar en todos los lados. Luego se podrá quejar de la pista, de la velocidad, de la bola, de si le toca contra sacadores… pero le gusta. Está encantado de volver a Madrid.

Aquí no ha podido ser, pero en Montecarlo no le paró nadie. ¿Os cambia mucho la vida por ganar un Masters 1000?

Los rusos tienen una mentalidad diferente a la nuestra. En el caso de Andrey, él fue Nº1 del mundo junior, así que en su cabeza tiene sus expectativas y unos retos personales que pueden parecer una locura para otro. El hecho de haber ganado Montecarlo supone haberse quitado un peso de encima, en parte, porque sabe lo difícil que es y el prestigio que le da. Es un nivel de torneo donde ya había estado cerca de ganar pero no se le había dado, pero vamos, en el momento en el que termina el torneo, Andrey ya está pensando en el siguiente. La alegría no dura mucho, esta gente siempre tiene ganas de más.

A nivel de confianza, es el título que necesitaba.

Los títulos siempre son necesarios para la confianza. Siempre que ganas te da confianza, ya sea en Marrakech, Montecarlo o el torneo que sea. Este título le ayudará a reforzar la idea de que puede ganar los torneos grandes.

El nivel lo tenía, ¿por qué tardó tanto en llegar el premio?

Nivel se tiene el que se tiene, me hace gracia la gente que dice: ‘El nivel está ahí’. El nivel está ahí dependiendo de lo que uno mire. Andrey tiene nivel de derecha y de revés, pero faltan muchas otras cosas que mejorar, si no el nivel no estará ahí. Él ha llegado a siete cuartos de final de Grand Slam y el nivel no ha estado ahí, a veces porque no estaba preparado, otras porque el rival estuvo mejor y otras porque mentalmente no ha estado a la altura, pero el nivel tiene que estar ahí en los momentos que tiene que estar.

Este año se le ve diferente, más maduro.

Está haciendo un gran esfuerzo y está cambiando cosas. Se ha estrellado tantas veces que sabe que el tiempo pasa, que hay que cambiar. Intentamos trabajar con un psicólogo para convencerle de las cosas, él sabe perfectamente en qué aspectos se equivoca, tonto no es. Pero bueno, muchas veces por intentar controlarse, pierde la energía para jugar de la forma en la que él juega.

Lo que salvó en la final de Montecarlo no lo salva cualquiera.

Aguantó bien de cabeza, él siempre lucha, pero quien se equivocó fue el otro. Cuando tú tienes un partido 4-1 en el tercero… obviamente, Andrey hizo lo que tenía que hacer, luchar y estar ahí hasta el final, por eso fue capaz de darle la vuelta. En mi opinión, creo que a Rune se le escapó el partido, Andrey estuvo ahí y lo gana porque mentalmente aguantó hasta el final, no dejó de creer que podía ganar.

En Australia ya tuvieron otro partido dramático en octavos. ¿Pudo afectar de alguna manera?

Psicológicamente, claro que les afecta. Estoy seguro de que Rune lo pensó, son conscientes de lo importante que es el torneo, además de conocer los rivales que habían caído antes y las posibilidades que se abrían.

A ver si ahora se va a convertir en un 'remontador'.

Eso es un tema de actitud, hay que intentar mantener una línea, darse cuenta de las cosas a mejorar y seguir para adelante. Tampoco te creas que ha ganado Montecarlo y ya está contento para todo el año, te diría que yo estoy más contento que él. Andrey quiere más, 24 horas después de levantar el trofeo ya está pensando en lo que viene.

Mentalidad Big3, ¿hasta qué punto es buena esa exigencia?

Es la forma en la que Federer, Nadal y Djokovic han entendido este deporte, por eso son tan buenos. En mi caso, el hecho de tener a un jugador que ya esté pensando en lo siguiente, provoca que el día a día sea muy fácil, trabajar con él es una maravilla. La semana después de Montecarlo nos fuimos a Banja Luka, con Andrey muy cansado, pero no regaló nada. Y aquí a Madrid llegó medio quemado por haber perdido la final en Bosnia. Había ganado Montecarlo, sí, pero eso ya formaba parte del pasado.

Lleváis trabajando juntos desde 2016, ¿el viaje va como esperabas?

Me ha sorprendido, cuando empecé a trabajar con él veía sus defectos muy claros, sabía el trabajo que iba a costar y todavía no está terminado, faltan muchas cosas por mejorar. El problema es que el calendario no te lo permite, no te da tiempo a hacer las cosas mejor, a retocar algún aspecto específico. Yo estoy contento con el viaje, lo que quiero es que seamos felices haciendo lo que nos gusta, eso es lo fundamental, el día a día.

¿Piensas que podría estar más arriba?

Por supuesto. Pero a veces, cuando toca el límite por abajo, también podría estar con otro ranking. Lleva tres temporadas acabando top10, eso está ahí, pero queda todavía mucho camino. En los Grand Slam aún no hemos conseguido nada, lo que ha tenido es lo que se ha merecido.

Cogiste a un chaval de 18 años que estaba fuera del top200. Habéis ganado 13 títulos y le has llevado al top5. No se me ocurre un proyecto más satisfactorio.

Tienes razón, pero la época que estuve con Marcel (Granollers), el primer jugador al que entrené, también la disfruté mucho. Las cosas que conseguí con él también fueron de mérito: llevarle al #19 del mundo, ganar las ATP Finals o ganar la Copa Davis son experiencias únicas, la recuerdo como una época brutal, súper especial. Este proyecto es diferente, es como que tienes una joya y la tienes que pulir. Mi trabajo consiste en mejorar a Andrey y lograr que luego marque la diferencia.

¿Cuál es la clave para que no se desgaste una relación de tantos años? ¿La amistad?

En nuestro caso, sí. La clave es no chocarnos. Si el jugador ve que se trabaja bien, que eres profesional, que tiene una persona correcta al lado, que no es conflictiva y que, además, piensa que el trabajo realizado le está llevando a ser mejor, no se tiene por qué romper la relación. A veces las familias o padres son los que se meten cuando el chaval joven pierde tres partidos seguidos, siempre hay que tener un margen de trabajo para evolucionar.

Se le ha llegado a criticar su ‘exceso’ de regularidad, diciendo que “solo” llegaba hasta cuartos de final.

Rublev hace lo que tiene que hacer, si no ha llegado a más es porque todavía tiene que mejorar muchas otras cosas. Luego está el típico ‘vecino’ que dice: ‘A Rublev se le va la cabeza’. Pero luego, cuando llegamos a las ATP Finals, ¿dónde están todos esos que tienen mejor cabeza? Si solo se mira lo malo… pero es lo que hacemos, desgraciadamente. Andrey es un chaval fantástico, entrena cada día al 100% y tiene sus defectos y virtudes, como todos.

La cabeza marcará hasta dónde llegue Andrey”. Así titulé la primera vez que te entrevisté.

Pero Andrey no es el único que se pone nervioso, hay otros que se comportan muy bien, que tienen un lenguaje ejemplar en la pista, pero tampoco tienen tan buena cabeza. ¿Qué es tener buena cabeza? Andrey a veces tiene épocas complicadas, pero no creo que tenga mala cabeza. Es verdad que ha perdido partidos duros de gestionar, pero también ha ganado otros con muchísimos huevos. A veces se comporta mal, pero no creo que tenga mala cabeza.

Ahora mismo, ¿le ves preparado para ganar un Grand Slam?

(Piensa) Depende de la gente que venga por detrás, al final Andrey ya tiene 25 años, los que están subiendo ahora ya están listos y los que ya estaban siguen siendo muy buenos. ¿Verle ganando un Grand Slam? Es un candidato a estar arriba, él es el primero que se lo exige, pero es una pregunta muy complicada. Candidato sí que le veo.

Rune y Alcaraz están acaparando demasiado foco.

Estoy de acuerdo, Rune ya parece que sea la hostia y Alcaraz parece que lo tenga que ganar todo. Andrey lo va a intentar, ¡yo ya firmaría trincar uno!

¿Cuestión de tiempo?

Tiene que seguir trabajando si quiere ganar un Grand Slam, creo que lo puede ganar, pero de momento le está faltando un poquito.

De llegar ese primer Grand Slam, ¿sería en Roland Garros?

Él juega bien en todos lados, tiene un estilo muy directo y eso le funciona en la mayoría de torneos. En tierra batida ha ganado varios títulos, le gusta jugar en tierra porque es donde siente que todo el trabajo que hace se puede reflejar más. Él entiende que el tenis no pueden ser solo trompadas, odia jugar con sacadores, le gusta sentir que juega.

Kyrgios dijo en su momento que, si ganase un Grand Slam, al día siguiente se retiraba. Si como entrenador ganaras un Grand Slam, ¿ya estaría?

Para nada. Yo estaría contento por él, pero gente como Andrey te cambian la mentalidad. Si un día gana un Grand Slam, querrá otro. Él cree que puede ganar cualquier torneo, pero es consciente de que estos años ha cometido errores. Si algún día gana Roland Garros, irá a jugar a muerte al siguiente, nunca será suficiente. Acaba de ganar su primer Masters 1000 y ya quiere otro. Lo de tocarse los huevecillos no va con él.

Se destaca mucho el esfuerzo que hace el tenista viajando y pasando tantos meses fuera de casa, pero muy poco de la persona que lleva a su lado. Como entrenador, ¿qué tal lleva este ritmo de vida?

Se lleva como se lleva, el tenis es una locura, cada vez lo tengo más claro. He tenido épocas mejores y peores, pero conlleva una lucha diaria en casa, luchando con el calendario, por eso ahora mismo es imprescindible tener dos entrenadores. El tenis es un destroza-familias, los entrenadores solemos hablarlo mucho en los torneos y de verdad que no es fácil, son muchos meses fuera, sabes cuándo te vas pero no cuándo vuelves. Las vacaciones, si no tienes un entrenador que te ayude, se complican.

Perder significa volver a casa, quizá no sea tan grave.

Uno quiere ganar, pero muchas veces sientes que en casa es al revés. De repente pierdes y te jode, pero en casa te dicen que tenían ganas de que volvieras. Puede sonar feo pero es así. Yo quiero ganar siempre, obviamente, para eso trabajamos, pero es duro echar de menos a tu hijo y tu familia.

Bendita figura del segundo entrenador. En vuestro caso, la figura de Beto Martín.

Sin esa figura sería imposible. Yo he tenido épocas muy malas en casa, pero son cosas que entran dentro de la factura que uno paga. Ahora mismo, si no tienes un segundo entrenador, estás muerto.