La chica de la publicidad resucita en Melbourne

Kimberly Birrell tiene toda una historia de superación detrás con lesiones y trabajando como publicitaria antes de volver a ganar en Grand Slam 1.462 días después.

Rubén Pérez Serrano | 18 Jan 2023 | 00.06
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Exultante Kimberly Birrell tras su victoria ante Kanepi en el Open de Australia 2023. Foto: Getty
Exultante Kimberly Birrell tras su victoria ante Kanepi en el Open de Australia 2023. Foto: Getty

Los Grand Slams y en especial sus primeras rondas son un hervidero de multitud de preciosas y remarcables historias de gente que ante todo pelea por su sueño de brillar en una pista de tenis. La historia que ahora traemos la protagoniza la australiana de 24 años Kimberly Birrell. Si bien nacida en Düsseldorf, Alemania, esta tenista aussie ha vivido en los últimos años una montaña rusa de experiencias y situaciones en su mundo profesional que llama y mucho la atención. Su carrera tenística no afloró como se esperaba y se vio en la obligación de reciclarse aunque fuera de manera provisional para más adelante ver si podía retomar la que es su gran pasión y lo que mejor sabe hacer.

Birrell sorprendía a propios y extraños en la edición de 2019 del Abierto de Australia. Cargándose a Paula Badosa y Donna Vekic, se plantaba en toda una tercera ronda de Grand Slam. Esas dos habían sido hasta este año sus únicas victorias en torneos major. Su carrera no acabó después de consolidarse, centrándose mucho en el circuito ITF. Las lesiones afloraron y fueron una tortura para Kimberly que veía como se atoraba en demasía su evolución en el mundo del tenis profesional. Llegó 2020 y varias cirugías en uno de sus codos la iban a tener apartada de las pistas mucho, mucho tiempo. Todo se complicaba y peligraba el futuro para ella.

La australiana se vio forzada a plantearse otro camino, alguna alternativa viable en caso de que el tenis supusiera finalmente una vía muerta para ella. Entonces apareció la opción académica. Birrell había estudiado Comunicación en la universidad y vio la opción de aportar su granito de arena y sus experiencias como tenista profesional en la organización del tenis de su país, Tennis Australia. Trabajó para ellos durante el Open de Australia en el departamento de Publicidad abriéndose camino lejos de las pistas, a las que no estaba segura de si volviera con todas las garantías.

"Tuve que pensar muy seriamente si merecía la pena seguir jugando, sabiendo que quizá ya no estaría nunca a mi 100%. Tuve la suerte de que mi madre, al ser profesora, me instigara a seguir estudiando y que nunca dejara de aprender. Por ello me puse a estudiar en la Griffith University. Tuve que pausar mi formación un par de veces, pero cuando estuve lesionada, fue algo que me evadía de pensar en esos problemas físicos", comentaba en rueda de prensa Kimberly tras tumbar a la 29º favorita Kaia Kanepi en la primera ronda del Open de Australia 2023.

"Me siento afortunada de poder haber trabajado para Tennis Australia durante un tiempo, me ayudó mucho cuando no podía estar en la pista, además de saber que tenía un colchón por si no podía seguir compitiendo", cuenta una Kimberly Birrell que recordaba también el calvario con las lesiones que la tuvieron apartada mucho tiempo de las pistas y que la hicieron dudar de su futuro en el deporte de la raqueta. "Me dejé la piel en el período de rehabilitación. Pero aún así no estaba segura de si podría recuperarme. No importa lo resiliente que seas, la rehabilitación es muy dura cuando te tiras con ella un año y medio. Había momentos en los que quería rendirme, aunque por suerte no cayera en ello. Ahora me siento feliz de todo el proceso", contaba orgullosa la australiana.

La mala suerte tornó en fortuna para Birrell

Toda la mala suerte que había experimentado en el pasado la tuvo en esta edición del torneo, y es que se ahorraba tres durísimas fases previas ya que entraba en el cuadro final en última instancia en virtud de la baja de la ilustrísima Venus Williams. "No lo esperaba en absoluto, lloré como una niña cuando lo supe", reconocía Birrell, que además de la alegría de jugar el cuadro final y volver a ganar un partido de Slam casi 1.500 días después, va a disfrutar de una inyección económica muy importante después de estar penando por el durísimo circuito ITF.

"Jugar un Grand Slam y poder llevarme este dinero, es algo muy importante. Y más después de pulverizarme lo que tenía viajando y disputando torneos ITF en Túnez y en otras partes del mundo. Me encantó la experiencia pero fue muy estresante sabiendo que estaba en déficit cada semana. Es muy complicado todo esto, cuando eres consciente de los esfuerzos económicos que hace tu familia y tu novio. Ambos vivimos en casa con mis padres, teníamos ahorros para irnos a vivir solos pero cuando llegaron las lesiones tuve que reinvertirlos en mí y en un entrenador y todo eso. Saber ahora que tengo bastante para el resto del año es fantástico", explicaba Kimberly que se medirá a la jovencísima checa Linda Fruhvirtova en segunda ronda para seguir soñando despierta en Melbourne.