¿Teléfono rojo? La decepción de Medvedev
El ruso no está firmando su mejor temporada a pesar de haber sido el número 1 del mundo. Su derrota de ayer y sus gestos exhiben tal estado.


La expectativas que uno tiene siempre vienen determinadas por las capacidades que uno ejercita. Es decir, no vale con presuponer que uno ostenta estas aptitudes, sino demostrar que tales cualidades se ejercitan por medio del hacer práctico. Por esto mismo podemos decir que Daniil Medvedev, a pesar de haber sido número 1 del mundo esta temporada y haber ganado un título (Los Cabos), no está teniendo el año que él hubiera soñado a finales del 2021.
Por supuesto, un mal año de una estrella es un excelente ejercicio para cualquier mortal, para cualquier jugador de tenis joven o no tan joven. No obstante, el listón para el ruso es el más alto posible, ya que debe rendir casi a la perfección en todos y cada uno de los partidos que dispute. Sólo en sus manos está el hecho de mantenerse en este nivel o bien, seguir bajando, lo que haría que no hablásemos tanto de su figura.
Volamos hacia....Australia
Existen muchos puntos de inflexión a lo largo de una temporada. Repasando el año de Medvedev, vemos que ha habido tres dolorosas derrotas en este 2022. La primera de ellas fue la final histórica en Australia frente a Rafael Nadal, partido que parecía que tenía ganado ante una de sus bestias negras.
Una útima ronda exigente para un Daniil que veía como se le esfumaba la posibilidad de conseguir su segundo grande consecutivo. Si bien, y dentro de lo que cabe, el moscovita empezaba el año con un resultado que está dentro de lo normal. Sin embargo, y a partir de esa fecha que estará marcada en su calendario, lo que vino después no mejoró ese inicio más que aceptable.
Con una lesión en la espalda que no le permitió mejorar sus prestaciones en la tierra batida, superficie que detesta, el espigado jugador encajaba severas derrotas donde no parecía disfrutar de sus tenis. Y ya sabemos lo que pasa cuando esto ocurre.
No volamos hacia Londres
Con el conflicto bélico en su pleno apogeo, Medvedev no pudo competir en la hierba de Wimbledon, aguardando su regreso e intentando mantener una primera posición que cada vez la veía más perdida por los puntos que le tocaba defender. Perdiendo con claridad en Halle y Hertogenbosch, Medvedev volvía a lo grande venciendo en el ATP de Los Cabos, lugar donde se volvío a sentir a gusto, dejando claro que iba a por todas en los siguientes certámenes de mayor nivel.
En Cánada y en Cincinnati, el ex número 1 caía sin tener opciones de levantar el título, llegando al US Open 2022 sin ser el favorito y, sobre todo, sabiendo que podía ser el torneo donde dejaría de ser el mejor jugador del momento. Y así fue, Nick Kyrgios no tendría piedad y le volvía a vencer semanas después de que lo hiciera en Montreal.
Ayer, dando un espectáculo lamentable, cayó ante Stanislas Wawrinka en el ATP de Metz. Sin capacidad para darle la vuelta y templar sus nervios, su carácter le jugó una mala pasada y demostró que debe ser capaz de aguantar una presión que ha sido para él una losa durante todo el año.
Madera de campeón tiene, pero, para que no se estropee, dicho material debe ser lijado y pulido. Recordando una frase de la película que nos sirve como título y viendo la actitud de Medvedev con el público francés, habría que decirle aquello de: "No pueden pelearse aquí, es una oficina de guerra".