
Hay que ser un jugador especial para que no se contemple ningún otro escenario no sea la victoria al llegar a una primera semana de Grand Slam. Novak Djokovic sigue dilapidando a todos sus rivales como si fueran marionetas en sus manos. Jugar con el 80 del mundo en Roland Garros 2020 ha sido para él un mero divertimento vespertino, un rato disfrutando de la actividad física en una tarde otoñal. Son muy pocos deportistas, no solo tenistas, los que han transmitido una sensación de superioridad tal como la que es capaz de ofrecer el serbio. Mikael Ymer sufrió un severo correctivo no ya por el resultado, sino por la sensación de que Novak podía haber metido tres marchas más si las hubiera necesitado. El resultado final fue de 6-0 6-2 6-3 y las sensaciones transmitidas, de un poderío infinito por parte del balcánico.
Menos de 20 minutos necesitó Djokovic para hacerse con una primera manga que más parecía el entrenamiento de un profesional con un cadete. Parecía que había hilos invisibles moviendo al sueco y manejado por Novak, que disfrutaba sobremanera sin verse nada exigido. No es que Mikael jugara mal, es que ni siquiera tuvo la oportunidad de jugar a tenis, simplemente devolvía bolas y corría como una fuerza superior dirigiera sus actos. El correctivo era severo y ni siquiera había algo que poder extraer de lo visto en esos seis juegos, más allá de una fijación casi obsesiva del serbio por hacer dejadas.
El joven tenista sueco se soltó un poco en el segundo parcial, despojado de los nervios iniciales y sabiendo que no podía seguir vagando por la pista de esa manera. Conectó buenos golpes, se amarró a la pista y exigió algo más a un Novak que redobló su tendencia con las dejadas. Clarividente con su derecha, Novak seguía bastante cómodo y encontró la manera de abrir hueco en el marcador y jugar con notable relajación.
Se encaminaba el partido hacia su resolución en el tercer set como las olas a la orilla de la playa, y fue imposible para Mikael Ymer idea la manera de construir un dique de contención. Las pocas alegrías que se llevó surgieron fruto de la relajación excesiva del serbio, que siguió divirtiéndose ganando como quiso y cuando quiso. Novak Djokovic está en segunda ronda de Roland Garros 2020 después de un debut tremendamente plácido en el que redobla su favoritismo y confirma que se siente muy cómodo en estas condiciones, y más aún con el techo retráctil echado en la Philippe Chatrier. Su siguiente rival será Ricardas Berankis o Dellien.