La Orange Bowl es uno de los torneos más prestigiosos del mundo, y ver cómo un joven español se alza campeón de lo que podría considerarse como el "mundial" del tenis base, resulta cuanto menos llamativo. Pablo Llamas está forjándose como jugador y persona en la Academia Tenis Ferrer, inscribe su nombre en un palmarés repleto de nombres ilustres y genera ilusión y expectación en todos los aficionados hispanos. El torneo se juega en dos categorías, sub18 y sub16, habiéndose impuesto Pablo en la segunda de ellas. Semana esplendorosa de un chico que sus allegados definen como incansable trabajador y gran talento de la raqueta, que hizo doblete al cosechar el título en la modalidad de dobles junto a su compañero de academia, Ángel Guerrero.
Pero, ¿qué puede suponer este torneo para la trayectoria de Llamas? Merece la pena repasar el palmarés histórico para darse cuenta de que en el tenis nada puede darse por hecho, y que dinámicas triunfadoras pueden caer en el olvido en poco tiempo. Sin embargo, también supone muy esperanzador comprobar cómo algunos de los mejores jugadores de la historia de este deporte, despuntaron ya en su época adolescente. Ganar con 16 años este torneo no es garantía de nada, pero sí supone un punto de partido importante y un influjo de confianza muy destacable.
#PabloLlamas ---- achieves a memorable milestone after lifting the doubles & singles -- of the #OrangeBowl after defeating the seed #1 #DaliBlanch ----. We are speechless and excited for your courage and honor. You deserve the great reward for your daily work. Congratulations Pablo! pic.twitter.com/j7nNC0mAD1
— AcademiaTenisFerrer (@tenisferrer) 9 de diciembre de 2018
Así, con dicha edad, se observan campeones como Guillermo Vilas (1968), Björn Borg (1971), Ivan Lendl (1976), Mats Wilander (1979), Stefan Edberg (1982) o Jim Courier (1986). No es oro todo lo que reluce, obviamente, encontrando nombres entre los ganadores históricos cuya resonancia en el circuito ATP fue prácticamente nula. Uno de los ejemplos más evidentes fue el de Juan Garat, argentino triunfador en la Orange Bowl de 1989, y cuyo mejor ranking como profesional fue el 249 del mundo. En la década de los 90, se dejaron ver en el torneo estadounidense jugadores que dejarían huella posteriormente, como Álex Corretja (1990), Guillermo Coria (1997), Tommy Robredo (1998) o Giovanni Lapentti (1999). En contraposición, el campeón del torneo en el 1995, Dario Sciortino, no llegó a disputar ni un solo partido ATP en toda su vida.
Ya en pleno siglo XXI, sobresalen nombres de jugadores tremendamente dominadores en el circuito junior, como Donald Young (2003), Grigor Dimitrov (2006) o Bernard Tomic (2007). Ninguno de ellos ha podido alcanzar las expectativas generadas en su época juvenil, pero no han decepcionado tanto como Denis Kudla (2008), Alexios Halebian (campeón en 2008 que no ha podido entrar en el top-500) o Emiliano Massa (que pasó de vencer la Orange Bowl en 2004, a presentar el puesto 845 del ranking ATP como su mejor clasificación). Más recientemente, Hyeon Chung (2011) y Andrey Rublev (2012) triunfaron en este torneo.
Especialmente significativo fue el caso del búlgaro nacionalizado español Georgi Rumenov Payakov. Campeón del torneo en su edición del 2005, Habitual de los torneos Futures disputados en España, Georgi entabló una rivalidad notable con Roberto Bautista, con el que jugó en innumerables ocasiones entre 2006 y 2010. Mientras la carrera del castellonense despuntaba, Rumenov decidió acudir al tenis universitario estadounidense y en su historial de encuentros oficiales entre 2011 y 2013, apenas figuran dos torneos disputados, ambos en el Challenger de Savannah, donde llegó a ganar un partido a Kyle Edmund.
Parecía que en 2015 podía dar el salto al profesionalismo, llegando a sumar dos títulos ITF Futures y alcanzar la segunda ronda en el Challenger de El Espinar, caudicando ante Marcel Granollers. Sin embargo, su último registro en un encuentro de fase previa en el Mutua Madrid Open 2016, donde cayó ante Pierre-Hugues Herbert. A partir de ahí, la nada más absoluta. Georgi se olvidó del tenis y decidió orientar su carrera profesional al ámbito de sus estudios de Económicas.
Interesantes ejemplos que ilustran la dureza de un deporte como el tenis, que exige un gran trabajo, sacrificio, talento, pero también una notable dosis de fortuna para triunfar. Pablo Llamas buscará dar todo de sí mismo para ser recordado como uno de los grandes campeones del tenis mundial que ya despuntó a sus 16 años en la Orange Bowl. El trabajo que realice con los técnicos de la Academia Tenis Ferrer será vital, y poder contar con el asesoramiento de David Ferrer en los próximos años, podría suponer un aporte más que notable para la carrera de la joven promesa española.