Mirjana Lucic-Baroni y su sorprendente historia

Mirjana Lucic-Baroni brilló en Open de Australia 2017 a sus 34 años, tras superar unos problemas personales serios. Descubre su historia.

Detrás de todo éxito hay una historia de superación personal. Esta frase adquiere un sentido especial cuando se habla de Mirjana Lucic-Baroni, una tenista que ha tenido que atravesar momentos realmente críticos a nivel personal y financiero. Sus excelentes prestaciones en el Open de Australia 2017, donde alcanzó las semifinales para sorpresa de propios y extraños, situó en la órbita su historia, que puede servir de inspiración para muchas personas que estén atravesando momentos dificiles y no vean la luz al final del túnel.

Entró en el circuito WTA cuando tan solo contaba 14 años de edad debido a su dominio absoluto en el circuito junior. Así lo demuestra el hecho de que se proclamara campeona del Open de Australia 1997 junior, y ese mismo año, ganó su primer torneo WTA: el de Bol. El puesto de finalista en el de Estrasburgo y varios torneos ITF que engrosaron sus vitrinas, presentaban a Lucic-Baroni como un prodigio del tenis en cuanto a talento precoz se refiere.

Mirjana Lucic-Baroni en 1997

Su progresión fue meteórica, ganando en 1998 el Open de Australia en dobles junto a Martina Hingis y ya en 1999, siendo semifinalista en Wimbledon. Todo parecía del color de rosas y el mundo se preparaba para disfrutar de una jugadora que rompía moldes con su estilo incisivo y completo. Sin embargo, la entrada en el siglo XXI lo cambió todo, para desesperación de los aficionados que veían en Mirjana un juguete roto.

Y es que la croata ganó apenas 25 partidos entre el 2000 y el 2003. Su desaparición fue tan meteórica como su irrupción, dejando un poso de desorientación en los aficionados que se preguntaban qué había ocurrido. Esta cuestión no se resolvió hasta que Mirjana concedió una entrevista en la que se sinceraba. "Pasaron cosas inimaginables para la gente. Era un peligro para mí quedarme en Croacia", señaló una mujer que huyó de la violencia y el maltrato de su padre Marinko.

Mirjana Lucic-Baroni en 2000

Mirjana escapó junto a su madre y hermanos a Estados Unidos, donde halló un mundo de oportunidades. Entre 2004 y 2006 jugó solo dos partidos en torneos ITF, debido a la necesidad de reestructurar su vida y a la ausencia de fondos financieros con los que poder costearse las necesidades de una tenista particular. Y es que Mirjana acusó a su padre de haberle robado una gran cantidad de los premios económicos conseguidos por ellos a finales de los 90.

"Si alguna vez la golpeé fue porque su comportamiento no era el adecuado y yo quería lo mejor para ella", dijo su padre, decatleta olímpico yugoslavo, en respuesta a las acusaciones de su hija. Por suerte, Lucic-Baroni logró salir adelante. En 2010 y tras reinventarse totalmente y comenzar desde los torneos de menor entidad posible, vio la luz al final del túnel. Se instaló en Sarasota (Florida) tras casarse con Daniele Baroni y los resultados comenzaron a llegar.

Poco a poco fue volviéndose a sentir tenista y, ya con 34 años, ha regresado a unas semifinales de Grand Slams en lo que supone una inspiradora historia de superación. "Algún día contare toda mi historia con detalles. Nunca hubiera soñado con estar de nuevo en semifinales de un gran torneo. Esto es una locura", dijo Lucic-Baroni después de ganar a Karolina Pliskova en cuartos de final del Open de Australia 2017.

Mirjana es una mujer feliz que parece haber dejado atrás sus problemas y disfruta del tenis y la cocina, su otra gran pasión, que pule en los restaurantes propiedad de su marido en Florida. "Me divierto cocinando junto a mi marido pero no en el restaurante. Allí solo voy a comer", dice una apasionada de la cocina italiana. Así es Mirjana Lucic-Baroni, una mujer sonriente capaz de olvidar momentos complicados y regresar a la élite. Si sigue jugando al nivel al que lo hizo en Melbourne, puede conseguir grandes éxitos en este 2017.

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