
Serena Williams volvió a competir como sólo los elegidos del deporte son capaces cuando todo se compromete. Con una incontestable experiencia y talento, la menor de las Williams supo rehacerse cuando peor pintaba el encuentro, para deshacerse de una sobresaliente Simona Halep, principalmente en la segunda manga. La número 1 ofreció un increíble manual de recursos para escapar de la inferioridad que sufrió desde el fondo de pista en mitad del choque. Un nuevo ejercicio de versatilidad de una jugadora que no tiene límites técnicos.
Las expresiones via rápida o trámite se tornan rutinarias en el argot del cronista cuando juega Serena Williams. Y el primer set de su encuentro ante Halep se ajustó a ello. Serena dio una lección al servicio en los primeros juegos e intimidó a Halep con un arranque contundente, sin fisuras, albergando cero dudas de que ha llegado al US Open capacitada para ganarlo después de quedar mermada por el físico; iniciando y agrediendo sin digerir los puntos. Con la mirada fija en las líneas, esbozando tiros directos y salvando con el servicio (18 aces!) cualquier problema, grande o pequeño.
La grandeza de su encuentro residió en su habilidad para responder al test que planteó la rumana en el segundo set, donde fue superior y merecedora de empatar el choque. Jugando aparentemente sin red, Halep elevó la intensidad de la cita hasta su máximo, rompiendo la pelota, impresionante en movilidad y consistencia. Con un ritmo profundísimo, yendo a por la pelota corta que dejara Serena y buscando el golpe ganador con una agresividad radical. Sólo el servicio de Wiliams mantenía a raya el break de ventaja de Simona.
El encuentro tomó otra dimensión en el décimo juego del segundo set. Servía Halep 5-4 y Williams cambió de registro. Ante la presión de cerrar, Simona alternó mucho segundo servicio con primeros algo tímidos. Y Serena se las jugó todas. Si el punto se jugaba más allá de tres tiros, Williams tiraba un mísil paralelo de derecha para subir a la red, sabiendo que debía forzar la máquina y salir del fondo para quebrar a la rumana, que aún así, finalmente, logró cerrar la manga. Pero Serena ya estaba reconfigurándo el choque hacia sus intereses.
Con las dejadas, el servicio y el rango corto en los intercambios, la número 1 decidió que el partido no tendría final épico ni dramático. El ritmo tan alto y brutal que Halep imprimió en el set anterior no tuvo continuidad. Serena comenzó a consumir puntos antes del tercer tiro, jugándose manotazos a bote pronto y planazos por ambos lados. La respuesta rozó la exhibición por la increíble determinación con la que fue realizada. Williams ejerció ese derecho de veto que define sus vitrinas. Chocará con Pliskova en semifinales.