Marcus Willis, un antes y un después de Wimbledon

El profesor de tenis que plantó cara a Roger Federer en Wimbledon escaló más de 350 posiciones en el ranking y se llenó de popularidad en las redes sociales.

Marcus Willis, de 25 años de edad, fue uno de los jugadores que más llamó la atención el pasado torneo de Wimbledon. El británico comenzó el torneo ubicado en el puesto 772º del ranking mundial y en cuestión de dos semanas pegó una de las subidas más importantes de los últimos tiempos, escalando 354 posiciones para quedarse como el 418º del mundo. Hoy, Willis se revalorizó, su imagen fue conocida alrededor del mundo y el torneo británico le ha servido como impulso para poder tomarse más en serio su carrera profesional.

La de sucesos que experimentó Willis en las últimas semanas fueron dignos de una película de Hollywood: el profesor de tenis que vive con sus padres, que cobra 30 libras por hora y que, de repente, se encuentra jugando con Roger Federer en la pista central de Wimbledon. Ni el más atrevido podría inventar una historia creíble de este calibre, pero esto mismo sucedió unas semanas atrás con Marcus Willis.

El británico, que no había ganado un partido ATP en su vida, pasó la pre-previa, la previa y se metió en cuadro final del major británico. Ganó su encuentro de primera ronda ante Berankis y esto ya le garantizó una brusca subida en el ranking. Luego caería con honores ante Federer en segunda ronda, pero el premio ya lo tenía. No solo a nivel personal, sino económico: 60.000 euros como recompensa por haber ganado su partido de primera ronda. Obviamente, el cheque más suculento que le dio el tenis profesional en toda su carrera.

La competición en Wimbledon le llevó directamente a un pico máximo de popularidad. En las redes sociales, por ejemplo en Twitter, pasó de tener poco más de 3.000 seguidores a rozar los 28.000 y ganarse la verificación oficial del perfil por parte de Twitter.

Willis bajó 25 kilos en unos años, apartó las cervezas, cambió de actitud y se puso a entrenar para cumplir su sueño de dedicarse al tenis. Un torneo como Wimbledon marcó su vida y puede haber sido el empujón necesario para que el hombre acostumbrado a perder vaya agarrándole el gustito a la victoria.

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