
Mucho se sigue el tenis en norteamericana, la USTA es una de las mayores federaciones nacionales del mundo, la cantidad de prensa que sigue el tenis en cada rincón del mundo es mayoritariamente americana, los canales de TV más influyentes son suyos, su nombre en la historia de este deporte es indiscutible y la cantidad de grandes estrellas en todos estos años demuestra que hablamos de una de las grandes potencias del tenis mundial. Y precisamente por ello, por todo lo que dan, también necesitan recibir, y por eso viven expectantes de sus figuras emergentes, ésas que les garantizan seguir haciendo del tenis uno de los deportes más seguidos en Estados Unidos. Y ese perfil es el que encarca a la perfección la dieciseisañera Taylor Townsend.
Nuevas caras, nuevos perfiles, nuevos caracteres, nuevos estilos. El circuito WTA se renueva y recién comenzado el 2013 los nuevos nombres de la flota estadounidense ya se han hecho notar. Madison Keys llamó la atención en Brisbane -puso contra las cuerdas a Na Li, después finalista del Open de Australia-, Sloane Stephens sorprendió al mundo en Melbourne -derrotando a la máxima favorita Serena Williams, alcanzado las semifinales del primer Grand Slam del curso- y ahora Taylor Townsend en Indian Wells donde ha conseguido su primera victoria WTA -ante Lucie Hradecka, #57 del mundo, por 3/6 7/6(1) 6/3-. Esta última promesa norteamericana, que cerró el 2012 como la mejor tenista junior del mundo, nacida en Chicago el 16 de abril de 1996 -cuenta con 16 años de edad y se encuentra, por tanto, afectada de lleno por las restricciones de la AER-, será la protagonista de nuestro artículo de hoy. De Stephens y de Keys ya hablamos hace no tanto.
Es curioso que tras la victoria más importante de su corta carrera, entre las primeras preguntas en rueda de prensa Taylor respondiera sobre sus hábitos alimenticios, sus entrenamientos y sus entrenadores. Recordarán, o sino se lo recuerdo, toda aquélla polémica suscitada hace unos meses tras el castigo de la USTA a Townsend no costeándole su desplazamiento y participación en el US Open (aún siendo la #1 del ranking junior a nivel mundial) si no se comprometía seriamente a reducir su peso. Sin que se hayan despejado todas las dudas y deliberaciones previas, si es que las hubo, al respecto de esta decisión, de lo que no hay duda es que el salto a los medios de aquél asunto hirió profundamente a Taylor como ella misma confesó ayer.
Por eso ayer se habló de seis duras semanas de entrenamiento en rueda de prensa, de sus cambios de entrenadores, de su fitness y ejercicios, de coles de Bruselas y de su cambio a una vida similar en los hábitos a la de una tenista profesional. Con 16 años va siendo hora de dejar atrás la Taylor niña y centrarse en la Taylor madura, capaz de mirar los deberes desde el prisma de necesidades para alcanzar lo que verdaderamente ansía.
También se refirió al nuevo camino iniciado los últimos meses en el tenis femenino estadounidense por Sloane Stephens. "Me quedé despierta y vi su partido contra Serena”, dijo al ser cuestionada acerca del famoso Sloane v Serena de finales de enero en Melbourne. “Fue muy enriquecedor aquél partido para mí, me dije a mí misma ‘si ella puede hacerlo, yo también puedo’", concluyó. Algo se mueve en el tenis femenino estadounidense. Serena Williams es la actual maestra de la WTA, campeona vigente de Wimbledon y US Open, doble oro olímpico y, de largo, hasta el momento presente, la mejor tenista del siglo XXI. Dicho esto, insisto, en el tenis femenino norteamericano algo se está moviendo.
Stephens empieza a protagonizar reportajes, Keys ocupa portadas, y todos se empeñan en conocer el perfil creciente de Townsend. Es curiosidad, desean saber qué hay detrás de este trío con tan buena pinta, acompañado hasta hace no tanto por una Christina McHale, ahora relegada a un segundo escalón junto a Hampton o Falconi. Serena, junto a Venus, hasta hace no tanto era un astro que aportaba toda la luz necesaria para observar con atención el tenis femenino, pero por muy larga vida que le quede a Serena es indudable que en septiembre cumplirá 32 años y el cuerpo no es eterno, aunque no ha sido una tenista con una carrera extenuante repleta de compromisos sí ha sufrido varias lesiones de entidad.
¿Entonces quién aparecerá? Tras grandes estrellas, las naciones del tenis mundial más ilustres necesitan nuevas figuras que recojan el testigo, al menos, de aquella manera. Sin quizás un perfil consolidado, ni una regularidad digna de alabanza, ni una lucha por todos los grandes títulos pero sí se necesita herencia. Y Serena con ellas tres la tiene.
Taylor Townsend en este sentido puede estar tranquila pues aunque la presión en EEUU es mucha, Stephens y Keys minizan el golpe. Taylor ha pasado ya por momentos difíciles, medio mundo ha mirado su cuerpo con ojos analizantes, valorando su nivel de sobrepeso. Le han llamado de los programas más conocidos de la TV americanas. Su nombre ha empezado a sonar a todos los aficionados al tenis, dentro de las fronteras estadounidenses y fuera de ellas, y no precisamente por su consolidado liderazgo entre las juniors y por sus 4 títulos de Grand Slam en esa categoría (uno individual y tres de dobles), ni por ser la primera #1 junior mundial de EEUU desde 1982 -Gretchen Rush-. Esto le ha generado muchas ganas de demostrar que es más que un caso debatido y problemático, y que lo que realmente tiene kilos, de calidad, es su tenis.
Su tenis es potencia. Piensa las jugadas, tiene un servicio potente, sabe manejarse con la presión pero tiene su gran asignatura pendiente en la movilidad. "En el segundo set, era como que apenas podía correr; estaba agotada y lo aproveché. Realmente si perdiera kilos, sería una gran gran jugadora", dijo entonce su rival Konjuh, otra de las emergentes nuevas figuras mundiales. Y ahí nació todo aquél lío de la USTA, el objetivo era reducirle su peso para ganar agilidad en pista; sin embargo, no parece que las formas fueran las más adecuadas, así como tampoco la predisposición de Taylor, que se veía campeona por lo que entendía por qué debía cambiar su fórmula tan eficiente, en la que las coles de Bruselas no tenían sitio. Un físico portentoso, como el de Serena Williams, que bien trabajado podría marcar diferencias interesantes.
No obstante, es lógico pensar así hasta el momento -aún quedan por quemar muchas fases-, la tenista de Chicago residente en Boynton Beach reluce un potencial menor que Stephens o Keys. Realmente Stephens o Keys, se muestran potentes y muy ágiles, y traslucen una madurez y una capacidad para afrontar la competición que aún queda por observar a Taylor. Dicho todo esto, las tres tendrán que enfrentarse aún al reto de defender conquistas anteriores y soportar un foco aún más centrado en ellas si cabe, veremos ahí qué es lo que tienen que ofrecer verdaderamente.
El tenis femenino norteamericano tiene futuro, y lo descubre casi cada año en esta minigira de los dos ‘quintos’ Grand Slam de Indian Wells y Miami. De eso no hay duda. California y Florida presencian los partidos de las mejores promesas del país que aspiran a romper en un futuro próximo el circuito mundial, y cada año sorprenden. Lo viven como son los americanos, de una forma especial, con muchas expectativas, mucho show, pero en definitiva con un trabajo oculto excepcional.
Se declaró ‘expectante y preparada’ ante un nuevo salto en su carrera profesional en el New York Times el último mes de diciembre. En Indian Wells ha comenzado el salto al estrellato de la que ocupará, seguro, muchas de nuestras noticias y de nuestros titulares los próximos años. Para entonces no se les olvide el sufrimiento que tuvo con 16 años cuando todos opinaron sobre su físico, que acudió al youtube para conocer a Martina Navratilova y que le gusta bailar y cocinar, dos aficiones que por lo general sorprendentemente comparten muchas de las campeonas que ha tenido y tiene el circuito femenino. Mañana competirá con Ivanovic, habrá cobertura televisiva con total seguridad, será una gran ocasión para ver qué tiene preparado.
por @Pep_Guti en @PuntoDBreak