
La ATP está de enhorabuena con Andy Murray y Novak Djokovic, ambos están empezando a configurar duelos legendarios que pueden llegar a convertirse en una de las más clásicas rivalidades del circuito al más puro estilo Agassi-Sampras en su día o Federer-Nadal en la actualidad.
El escocés y el serbio tienen todos los componentes para hacer de este enfrentamiento algo más que un partido de tenis. Para empezar, ambos comparten el mismo año y mes de nacimiento llevándose tan sólo una semana de diferencia (Murray nació el 15 de mayo de 1987 y Djokovic el 22). Este hecho ha propiciado que los dos tenistas hayan tenido vidas paralelas hasta encontrarse en en profesionalismo.
Similitudes que les hicieron enfrentarse por primera vez con 11 años, cuando apenas eran unos niños, con victoria fácil para Murray, y que incluso, les llevó a jugar como parejas de dobles en algún torneo junior.
El inicio de la rivalidad en el circuito ATP ocurrió en el Masters Series de Madrid en el año 2006, cuando Djokovic derrotó a Murray en un duro partido a tres sets. Desde entonces, ambos jugadores se han medido en 16 ocasiones, con un balance favorable al serbio por 9-7.
Al contrario que ocurre con otras rivalidades habidas en el tenis, una de las notas que más caracteriza a ambos tenistas es la semejanza de estilos. Ambos jugadores tienen en la solidez desde el fondo de pista la base de su juego. El revés a dos manos es posiblemente el golpe que mejor realizan, ya sea defensivo, o en el caso, incluso de Djokovic, para pasar al ataque. Con un buen primer saque ambos (más fuerza en el de Murray, pero más porcentaje en el caso del serbio), la derecha es posiblemente el golpe que más diferencia a ellos. Mientras el escocés suele utilizarla para abrir ángulos más que para definir, el serbio tiene en ella todas las variantes posibles (potencia o colocación).
Sin duda alguna, la gran especialidad de ambos es la defensa. Esa que ha hecho que sea muy difícil ganarles puntos desde el fondo de pista. La gran envegardura de los dos les permite llegar a bolas imposibles para cualquier otro tenista. Mientras Djokovic prefiere patinar incluso en pista rápida, Murray adopta una decisión más conservadora alejándose en ocasiones un par de metros de la línea de fondo.
En el resto también, los actuales números 2 y 3 del mundo destacan. El serbio es un especialista reconocido que es capaz de devolver de forma profunda saques por encima de los 200 Km/h. Incluso, si la cosa se tercia puede hacerlo con un resto ganador. Por su parte, Murray posee un estilo de devolución de neutralizar más la bola, de bloquear la pelota, pero igual de efectivo para romper el saque del rival.
El patrón de juego de esta rivalidad ha ido cambiando paulatinamente. En los primeros partidos (salvo Madrid), Djokovic no solía encontrar oposición en el escocés y saldaba sus partidos por la vía más rápida posible. Sin embargo, el paso del tiempo y la madurez de Murray han hecho que a día de hoy las cosas estén mucho más igualadas, alternándose triunfos de uno con los de otro.
Ello ha propiciado que últimamente hayamos asistido a partidos largos, tensos y muy disputados, donde los intensos peloteos de fondo de pista son la nota más habitual.
En juego cosas importantes
La consolidación de ambos tenistas como partes del Top 4 les ha llevado a que en la mayoría de enfrentamientos entre los dos haya habido títulos y semifinales realmente importantes en juego. En este sentido, ambos han compartido dos finales de Grand Slam, con una victoria para cada uno: Djokovic se llevó Australia 2011 en tres sets y Murray hizo lo propio en la conquista de su primer grande en el US Open tras disputar entre ellos el más largo partido de todo este historial (4 horas, 54 minutos). También las semifinales del Abierto australiano fueron testigo a principios de año de otro maratón, el que llevó a Djokovic a la final contra Nadal tras 4 horas y 50 minutos.
No sólo en torneos de Grand Slam han decidido cosas importantes. En las semifinales olímpicas, fue Murray el que se llevó el gato al agua, y en Masters 1000, hasta cinco finales han contado con la presencia de ambos nombres (con ventaja del británico por 3-2).
Uno de los factores más desequilibrantes en esta rivalidad es la superficie a jugar. En tierra batida, Nole se ha mostrado superior ganando sus dos únicos enfrentamientos. En hierba, ha sido Murray el que ha salido mejor parado en la única oportunidad que se han visto las caras, y en pista dura es donde la igualdad es mayor, pues el serbio lidera la serie por un escaso 7-6.
El hecho de jugar cinco sets no parece ser definitivo. En los dos únicos partidos decididos en la quinta manga, cada uno se ha llevado uno.
Diferencias con otras rivalidades
El problema de esta nueva rivalidad entre estos dos grandes tenistas está en el tipo de juego que ambos poseen. Otras luchas directas venían marcadas por las diferentes concepciones del tenis que tenían los jugadores. Borg y McEnroe representaban dos maneras de entender el juego. El americano ofrecía talento y magía, además de carácter. El sueco en cambio era más moderado, destacando precisamente por ser un jugador excesivamente frío.
También Agassi y Sampras mostraban al espectador cosas diferentes. Si a uno le gustaba el saque y la volea, no le quedaba más remedio que ser de Sampras. En cambio, si lo que quería era espectáculo y golpes maravillosos de fondo de pista, nadie como Agassi para decantarse.
Y que decir de Federer y Nadal. El suizo es la elegancia personificada en una pista. Tenis ofensivo de altos kilates. Nadal, es el contragolpe, la excelencia defensiva y el juego liftado por encima de cualquier otra cosa.
Sin embargo, Djokovic y Murray y ahí una de sus grandes diferencias con el resto de rivalidades, ofrecen siempre algo parecido. Juego de fondo de pista, algo más ofensivo el serbio, pero que suele acabar con peloteos intensos que eso sí, nos permiten ver ángulos maravillososos. Y es que tanto uno como otro, tienen mucho que decir en un presento glorioso y un futuro aún más prometedor.