
John Millman se retira después de una carrera que le ha visto tocar el top35, levantar un título o disputar dos JJ.OO. Un clásico del circuito masculino conocido por la entrega, coraje y resiliencia que tuvo hasta que logró pisar el top100 con 26 años.
Los días como profesional de John Millman están contados. El australiano, que cumplió 34 años este verano, disputará este mes de enero sus últimos torneos: United Cup, Brisbane y la Qualy del Open de Australia. En una entrevista con The Age, el hombre que pasó a la historia por vencer a Roger Federer en 2018 hace balance de una trayectoria que termina debido a una doble cirugía de hombre que le ha llevado al límite. Un currante dentro del vestuario que solamente sueña con llegar físicamente preparado para tener una despedida digna delante de su público.
- Físicamente, vacío
“En estos momentos no me encuentro en un espacio mentalmente feliz. Estaba abordando mi rehabilitación, una más en mi carrera, pero lo cierto es que no me comprometía plenamente con ella, pero pensaba que todavía tenía un poco más que dar, así que necesitaba explorar eso. Siempre he sido un gran trabajador, pero algo cambió de repente en mi mentalidad. En primer lugar, quería ver si era capaz de poner mi hombro otra vez donde estaba, convertirme un poco en un animal. Siempre me he sentido orgulloso de mi estado físico, convertir esos momentos negativos en mi fortaleza, volverme en una bestia física siempre me hizo muy resistente psicológicamente”.
- Su victoria ante Federer
“Fue un momento especial para mí, elevó mucho mi reputación, sobre todo en Australia. El tenis, realmente, solo tiene un mes durante el año donde coge impulso en nuestro país, en enero. Los australianos no se dan cuenta de lo global y lo grande que es este deporte. En ese momento no era consciente de lo mucho que tendría que hablar sobre Roger Federer en los próximos años, pero es un bonito recuerdo que tener, una experiencia que, obviamente, prefiero tener a no tener”.
- Satisfecho con su trayectoria
“Mi madre siempre me ha dicho que lo importante es no arrepentirse, siempre me martilleaba con eso. Vivir ese tipo de luchas en mis primeras experiencias en la gira de tenis no fue fácil. Eso fue algo que me persiguió hasta el final de mi carrera, así que estoy muy feliz de haberlo cumplido. Claro que me hubiera encantado llegar más alto del número 33, de niño todos soñamos con ganar Grand Slams, pero cuando estás ahí fuera te das cuenta de lo difícil que es todo, de cuántos buenos jugadores hay. Eso es lo que más orgulloso me hace sentir cuando me miro al espejo, saber que lo dejé todo ahí fuera”.
- A por los tres últimos torneos
“Mi preparador físico trabajará conmigo estas semanas para intentar ponerme en la mejor forma posible. Lo más frustrante es que este año, aún estando muy tocado físicamente, pude dar un nivel bastante alto, pero hacerlo semana tras semana es lo que se ha vuelto imposible. Si puede recuperar un estado de forma lo suficientemente decente, creo que podré luchar por superar la fase previa de Australia. Si no, lo más importante para mí es que mis padres puedan venir a verme jugar. Todo esto ha sido un viaje increíble”.