
Todavía no te habías ido antes de jugar tu último partido y ya te echaba de menos. Imagina ahora que acabó todo. El día que nunca quise que llegara. No estaba preparado. Y realmente. nadie está preparado para la retirada de su ídolo, en este caso, de Roger Federer. Pensaba que la despedida perfecta sería con un ‘The Last Dance’ por cada gran torneo, con ovaciones por todo el mundo como tú te merecías, pero me equivocaba. Lo vivido en tu Laver Cup ha sido insuperable, rodeado de tus máximos rivales, grandes amigos y modélica familia en la ciudad que más gloria te ha dado. A la altura de quién eres. Aún no asimilo que no te vamos a ver más en un partido oficial. Se va una parte de nosotros, de nuestra esencia. El vacío que dejas nunca será llenado. Llora el tenis, lloraste tú, lloramos todos.
Fue imposible no emocionarse con tu adiós. Nunca viví nada igual. Las lágrimas de Nadal eran las de todos. Ese abrazo con tu mujer, hijos y padres…Nuestro corazón encogido y hecho pedazos y unas imágenes que nos acompañarán toda la vida. Hacía años que yo no lloraba pero esta vez fue inevitable. Lo que sentí es difícil de explicar con palabras, una sensación que cada uno guardará dentro de sí mismo de una forma única. Una mezcla de alegría inmensa por todo este viaje y una tristeza profunda, de perder una parte ti. Probablemente, tu despedida haya sido la más bonita y dolorosa de la historia. Por primera vez, quise que perdieras un set, el segundo, solo para verte jugar unos minutos más, para disfrutar tu magia unos instantes más que nunca olvidaré. Por suerte, la rodilla aguantó y volviste a inventar golpes que no existen. Me dejas el corazón roto, el alma partida y un nudo en el estómago. Así estoy desde que leí tu noticia el 15 de septiembre y después de todo lo vivido en la noche del viernes. Mi cabeza está en un bucle con todos los recuerdos. El tenis se queda huérfano sin ti. Nunca nadie tendrá tu impacto.
Llegaste de la nada y te convertiste en el todo de mucha gente. Un superhéroe. Siempre serás una parte de mí. Mi ídolo, mi inspiración, mi momento de paz, mi estado de ánimo. Contigo reí, lloré, grité, soñé, salté y me emocioné. Verte jugar te hacía olvidar los problemas, te llenaba de felicidad y te enamoraba. Eras un rayo de luz en días malos y esperanza en tiempos difíciles. Incluso en las derrotas más duras solo podía estar agradecido por haberte visto un día más. Porque tenemos que saber lo afortunados que fuimos de haber compartido época con el más grande.
Nunca piensas que la última vez que ves a alguien o haces algo puede ser la última pero el destino es caprichoso y no sabes el guión del próximo capítulo. Acontecimientos como este de Roger te hacen valorar mucho más cada detalle, cada momento y cada persona importante en tu vida. Porque si hubiéramos sabido que 2021 sería el último año de Roger en las pistas, lo habríamos disfrutado un poco más si cabe. Cada golpe, cada punto, cada victoria. Así que nunca dejes pasar la oportunidad de expresar tus sentimientos, de decir lo que sientes, de soltar un “te quiero” y de ser feliz.
Los valores de Roger
Esto no ha sido una muerte, pero las redes sociales parecían un funeral. Cuando eso sucede con la retirada de un deportista y todos hablan de leyenda irrepetible, de talento, caballerosidad, respeto, ejemplo, virtuosismo y del gran vacío que deja, nos hace comprender mejor el tamaño de la figura de Roger Federer a todos los niveles. Un icono, un símbolo, un número uno, un tenista que ha trascendido el tenis y el deporte para formar parte de nosotros mismos, de quienes somos ahora. Un legado único e irrepetible. Un líder ejemplar, humilde, humano y cercano, alejado del ego y arrogancia de otros deportistas legendarios.
Federer va más allá de sus números de locura y récords imposibles. Su juego, clase, elegancia, talento, personalidad, carisma en la pista y calidad personal fuera de ella le han elevado hasta la inmortalidad. El tenis ya nunca será lo mismo pero todo lo que es ahora es gracias a un chico de Basilea que ha enfrentado a varias generaciones y siempre ha terminado levantando todo: títulos y personas en la grada. Porque sus golpes y estilo quedarán para siempre grabados en nuestra retina, en nuestra memoria. Primero dominando con puño de hierro con una autoridad nunca vista antes. Luego reinventándose para seguir haciendo historia ante rivales de leyenda mucho más jóvenes. Y finalmente deteniendo el tiempo y superando mil obstáculos hasta llegar aquí. Como aquel inolvidable regreso en 2017, luchando contra los problemas físicos. Un tenis hipnótico, de museo, que te dejaba pegado a la pantalla y te impedía concentrarte en nada más.
El momento del adiós
Anunciaste tu adiós sin querer hacer ruido pero provocaste un terremoto de emociones, lágrimas, recuerdos y aplausos. Lo dejas como el mejor tenista y deportista de la historia porque en la vida no todo se trata de números. Nunca nadie se fue como tú, con este inigualable cariño y con la opinión unánime sobre tu grandeza como jugador y persona, sin odios y con el amor de todos, aficionados, fanáticos y rivales. Cambiaste el tenis, conquistaste nuestro corazón y tu legado pervivirá para siempre en la mente de cada aficionado que te ha visto jugar y en los vídeos que podrán disfrutar los jóvenes del futuro.
Gracias por todo lo que has dado a este precioso deporte, gracias por los valores que nos has enseñado, gracias por tus acciones humanitarias, gracias por cada toque de magia, por cada ace, winner, derecha, revés, volea, dejada, smash…Gracias por no rendirte nunca y ser el ídolo perfecto. Te vas con el mayor triunfo posible, un reconocimiento unánime desde todo el mundo. Tu retirada aunque parezca un adiós es solo un hasta luego porque en todas las pistas y en muchos tenistas has dejado una huella imborrable que se transmitirá de generación en generación. El tenis seguirá, los torneos encumbrarán a otros campeones, pero no habrá nadie como tú porque tu mayor legado no solo está en lo que hemos visto sino también en lo que hacías cuando nadie mirabas como dijo Roddick.
Eres parte de nuestra vida. Parte de nosotros. Parte de la historia. Por eso, aunque te vas, siempre estarás. Gracias por cambiar el tenis, ofrecernos lo mejor de ti e inspirar a tanta gente. Gracias por este viaje inolvidable, Federer. Roger es eterno. Es el logo de la ATP. Es el arte. Es la perfección. Es patrimonio de la humanidad. Es nuestro. Es de todos. Federer, forever and ever.