40 primaveras y parece que no pasa el tiempo para Ivo Karlovic. Uno de esos hombres que engrandecen el deporte de la raqueta y que demuestra cada temporada que aún tiene cuerda para rato para seguir siendo competitivo. No es fácil jugar al tenis midiendo algo más de 210 centímetros, superar una encefalitis que casi le cuesta la vida y ser competitivo en una de las épocas más gloriosas del tenis. Tras una nueva temporada manteniéndose dentro del top 100, Karlovic repasa lo complicado que fue superar esa enfermedad y como el año pasado a punto estuvo de colgar la raqueta.
-El croata recuerda cuales fueron sus sentimientos al presenciar los primeros síntomas de la encefalitis:
"Recuerdo que estaba en mi casa de Miami en el año 2013 y comencé a notar como sentía hormigueo en mi brazo. Me desperté a las ocho de la mañana y pensé que la razón de esas molestias estaban en que había dormido en una posición incómoda. Después de unos minutos, mi esposa me hizo una pregunta y la comisura de mis labios comenzaron a caer. A medida que pasaban las horas perdí la sensibilidad en el brazo y mi capacidad para poder hablar. Al final del día no sabía ni mi nombre ni en qué año estábamos. Cuando los médicos me hicieron algunas preguntas, no pude ni siquiera responder. Hubo días en los que me desperté y pensé si realmente estaba vivo. Tuve muchos dolores de cabeza y me hicieron diversas pruebas. Me diagnosticaron encefalitis, es decir, una inflamación en el cerebro", manifestó en declaraciones recogidas por la web oficial de la ATP.
-La complicación de regresar a las pistas tras la enfermedad:
"Cuando me dieron el alta me di cuenta de que era un hombre diferente, dándole mucha importancia a la vida. Cuando la encefalitis desapareció, decidí volver a practicar tenis. Volver a las pistas fue complicado, ya que fui poco a poco entrenando. El primer día entrené cinco minutos, el segundo ocho y el tercero diez. No fue fácil y estaba preocupado porque todavía había riesgo de que volviera la encefalitis. Siempre tuve miedo de morir, pero después de esta experiencia supe que si algún día sucede, sucederá".
-Dificultad en sus inicios como tenista profesional:
"Las cosas no fueron fáciles cuando me convertí en tenista profesional. No conseguí entrar en el top 100 hasta que tuve 24 años y hubo momentos en los que pensé que nunca lo conseguiría. Fue complicado el jugar muchos partidos de clubes en algunos lugares de Croacia, Alemania o Eslovenia con la finalidad de ganar dinero para poder viajar a más eventos en el circuito. A medida que avanzaba en el ranking la situación mejoró y conseguí estabilizarme en el circuito y también económicamente".
-El año pasado perdió la ilusión por jugar al tenis:
"La temporada pasada fue muy dura. Perdí el deseo de entrenar y competir. En Roland Garros jugué con los pensamientos de querer irme ya a casa. Cuando perdí no fue tan doloroso como antes. Tenía 39 años y dos hijos en casa. Las cosas no iban como yo quería y bajé muchísimo en el ranking. Tenía que luchar contra mí mismo. Me marqué una meta: jugar el Open de Australia 2020. Si no hubiese conseguido la clasificación me hubiese retirado del tenis profesional. Decidí jugar cinco torneos Challenger a final de año para así poder ingresar en el cuadro principal en Melbourne. No tenía margen de error pero finalmente las cosas me fueron bien. Logré clasificarme y además conseguí llegar a la final de Pune. Espero poder mantener la buena dinámica cuando el tenis regrese a la normalidad".