
Para entender la deriva negativa de Bernard Tomic nada como retrotraerse unos años atrás para ver cómo el potencial del joven australiano copaba portadas en los diarios deportivos y era percibido como un jugador que podría cambiar el circuito. Su particular estilo de juego cautivó a muchos durante sus primeros pasos en el mundo profesional, después de haberse erigido como un jugador practicamente inabordable en su etapa juvenil y junior. Sin embargo, falta de disciplina, carencia de un entorno que le haya permitido explotar sus condiciones y una concatenación de episodios convulsos debido a su carácter díscolo han desembocado en un hecho irrefutable: Tomic es uno de los grandes talentos desaprovechados de los últimos años y una gran decepción para TennisAustralia. Un juguete roto que se ve cerca de salir del top-200 diez años después de que su padre, John Tomic, hiciera unas grandilocuentes declaraciones.
"Exijo a TennisAustralia que contrate a Darren Cahill para que trabaje con mi hijo. He hablado largo y tendido con Tom Woodbridge y Craig Tiley y les dije que tenían que apostar totalmente por mi hijo. Si le dan todas las facilidades, puedo asegurar que entre los 20 y los 27 años ganará entre 10 y 15 Grand Slams". Así hablaba John Tomic en 2007, cuando su hijo tan solo tenía 15 años. Desde luego este tipo de declaraciones no han ayudado en nada a un Bernad que ha mantenido una relación de amor-odio con su padre, gran obstáculo para que el australiano pudiera desarrollar todo su talento. Su aparición en cuartos de final en Wimbledon 2011 parecía dar motivos para creer en la profecía de John, pero nada más lejos de la realidad.
Tuvo alguna escaramuza victoriosa en 2016, cuando llegó a ser 17 del mundo, pero apenas unos años después ha pasado por situaciones tan rocambolescas como ser mordido por una serpiente un reallity show y tener constancia ya en estos momentos de que no jugará el Open de Australia 2020. Sus ataques hacia Lleyton Hewitt y la cúpula de TennisAustralia han enquistado sus relaciones con una institución que ya ha confirmado que no otorgará una invitación a Bernard para la disputa del primer Grand Slam del año. Su única opción sería disputar el torneo de playoff entre jugadores australianos que se disputa en diciembre, pero sus últimos resultados no vaticinan nada positivo. Su último triunfo llegó en el torneo de Atlanta y desde ese momento acumula múltiples derrotas contundentes y retiradas por lesión que le han llegado a costar sanciones por falta de esfuerzo. En definitiva, no se puede calificar a John Tomic como un visionario y nada puede darse por hecho porque un joven despunte. Labrarse una carrera profesional depende de muchos factores, entre ellos tener un entorno constructivo y que diga las cosas claras. Bernard Tomic no ha gozado de ello y a él se le pueden achacar otros muchos pecados.