Feliciano reconquista Queen’s
El español se viste de campeón dos años después y suma el cuarto título de su carrera sobre hierba. Con casi 38 años se asegura regresar al top60 del ranking.


El final del cuento de hadas no pudo ser más bonito para Feliciano López en Queen’s. El español, que disputaba el torneo gracias a una WC de la organización, fue ganando partido a partido hasta pisar la gran final, donde le esperaba un viejo conocido: Gilles Simon. Después de un primer set muy cómodo y un segundo mucho más competido (6-2, 6-7, 7-6), el toledano saboreó a los casi 38 años lo que representa ganar uno de los títulos más importantes del circuito. Sobre hierba, la hierba que le hizo tocar el cielo hace dos temporadas, Feli demostró una vez más todo su talento, aunque a algunos todavía les cueste verlo.
Dos años después, recorriendo un camino completamente distinto al de 2017, Feliciano López volvió a despertarse y sentir que tenía en su mano cumplir uno de sus sueños. Para llevarlo a cabo necesitaba vencer a Simon, alguien al que había vencido siempre que el circuito les había reunido sobre pasto. Pero el francés estaba ahí por méritos propios, apartando a nombres capitales como Mahut, Anderson o Medvedev. No era el favorito, pero tampoco tenía nada que perder. Con las cartas puestas sobre la mesa, tendría que ser el español quien moviera las fichas en el tablero.
Así lo hizo en el primer set, entonando la sintonía de siempre con su servicio y volviendo loco a su rival a base de efectos, alturas y algún que otro disparo rudo a la línea. Se supone que la hierba es una superficie donde la velocidad y la fugacidad reinan sobre el resto de aspectos, pero es que al toledano le gusta tanto jugar aquí que su intención es cualquiera menos acabar pronto los puntos. A no ser que sea con un saque directo, Feliciano dispone todo su arsenal en cada intercambio, luciendo su bonito revés cortado o deteniendo la película en una de sus voleas galácticas. Aquí se gusta más que en ningún otro lugar y eso el público lo agradece.
No agradeció Simon verse tan rápido 6-2 abajo, seguro que todavía se acuerda de esas palabras que dijo hace ya algunos años, donde señalaba al español como un tenista sin talento que convivía en la élite. El karma jamás olvidó esas declaraciones, obligándole a pagarlo cada vez que tuviera que medirse al tenista de 37 años. Y claro, Feliciano eso lo sabe, y se motiva, y cuando estas cosas se juntan se le tiene que dar muy mal para no alcanzar la meta, al menos en plazas donde se siente superior. Sin embargo, algo que ha perseguido siempre al toledano es la facilidad para complicarse en momentos clave, como por ejemplo, en el tiebreak del segundo set. Un error con la derecha cuando no tocaba le abrió las puertas al galo para forzar la tercera manga. Todo lo que había hecho hasta el momento no le aseguraba la gloria.
Aquello le pasó factura al español, quien salió un poco acelerado en el último asalto. Un 0-40 le hizo ver toda su semana pasar por delante, pero controló cada nervio a tiempo. Salvado ese momento, la igualdad volvió a instalarse en el teatro. Sacando Simon para forzar el desempate, ua bola de partido se paseó por el pasto londinense, bola que se quedó clavada en la cinta tras un segundo saque del francés. Oportunidad de oro que le iba a quemar en lo más profundo al toledano, peor no le iba a destruir. Minutos después, era él quien levantaba los brazos de manera incrédula. Con 37 años y 9 meses, su nombre volvería a estar inscrito en su torneo favorito. Un director de un Masters 1000, conquistando un ATP 500. Un español ganando en hierba. Un veterano WC arrasando a todos sus rivales durante la primera semana de verano. Solo podía hacerlo Feliciano.