De jugar Challengers a ganar Roland Garros

En su segunda participación conjunta en un Grand Slam, Kevin Krawietz y Andreas Mies hicieron historia para Alemania: reconquistar París.

Fernando Murciego | 13 Jun 2019 | 15.06
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Mientras todo el mundo comentaba la escabechina producida en el cuadro femenino individual de Roland Garros, pocos se percataron del tremendo terremoto que estaba sufriendo el cuadro masculino de dobles. Solamente una de las ocho mejores parejas del cuadro (Cabal/Farah) alcanzaba los cuartos de final, por lo que las opciones de que saltara la sorpresa el último domingo se multiplicaron. Dentro de esas quinielas aparecían Kevin Krawietz y Andreas Mies, dos alemanes que disputaban su segundo Grand Slam juntos como pareja. Ante todo pronóstico, sus nombres fueron los que terminaron serigrafiados al lado del título.

¿Pero de dónde salen estos dos hombres? Krawietz (27 años) y Mies (28 años), son dos alemanas que empezaron a jugar juntos la temporada pasada en el circuito Challenger. Los resultados empezaron siendo discretos, hasta que ganaron su primer trofeo juntos en el $64.000 de Roma. Aquello desencadenó tres conquistas más, además de otras tres finales. Cerrando en todo lo alto el año 2018, ambos decidieron dar un paso más: empezar a jugar los ATP. El éxito no tardó en llegar, apenas al segundo intento Krawietz y Mies se hacían mayores saliendo por la puerta grande en el ATP 250 de Nueva York, confirmando lo que estaba por llegar.

Sin embargo, los siguientes resultados no fueron tan ilustres como en la Gran Manzana, así que ambos decidieron cambiar la ruta hasta llegar a Roland Garros. Primaba el ritmo antes que los focos, así que optaron por bajar de nuevo a los Challengers para no perder la sintonía. Se fueron al Challenger de Helibronn y el resultado no puso ser mejor: campeones. Con las piezas de nuevo en su lugar, la próxima parada era París, donde competirían por primera vez con un reto histórico: ser la primera pareja íntegramente alemana en colgarse el oro allí. El final de la historia ya la conocen.

“La última vez que dos alemanes ganaron aquí fue en 1937, así que esta no es la primera vez. Bueno, en la Era Open sí, de acuerdo”, bromeaba Krawietz ante la prensa tras lograr el triunfo en la final ante Chardy y Martin. “Este triunfo significa todo para nosotros, era nuestra primera participación en Roland Garros y hemos ganado el título. No sé, suena ridículo. Es una sensación increíble, estábamos muy nerviosos en la final, si nos hubieran dicho antes del torneo que llegaríamos a cuartos de final ya hubiéramos estado contentos. Pero claro, una vez llegas a cuartos, lo que quieres es ganar. No hay palabras para describir algo así”, celebra el germano.

Tanta fue la sorpresa que los periodistas fueron muy sinceros con ellos. Nada más entrar en la sala con el trofeo, la pregunta fue directa: ¿Quiénes sois? “Bueno, ¿qué puedo decir de nosotros? Disfrutamos mucho jugando a tenis, nos encanta promocionar el dobles lo máximo que podemos, creo que se puede ver sobre la pista. Nos divertimos juntos, realmente nos divertimos con lo que hacemos. Nos encantaría ganarnos la vida con el tenis. Es difícil hablar de uno mismo, así que lo mejor es que juzguen ustedes. Obviamente, somos una pareja de dobles alemana que está creciendo, así que ojalá esta no sea nuestra última vez aquí”, añadió Mies al discurso de su compañero.

Y no es que tuvieran un camino cómodo hasta la final, lo subraya el propio Krawietz. “Ha sido un cuadro duro, aunque cada partido es especial. En primera ronda jugamos contra dos franceses, rápidamente pensamos: ‘Vale, empezamos bien’. La tercera ronda fue contra Marach y Pavic, un grandísimo equipo, cuartos cabezas de serie. Ahí pensamos que no teníamos nada que perder, ese podía dar un gran salto para nosotros. Después de ese partido ganamos mucha confianza, fue un encuentro increíble. La ronda anterior, ante Mahut y Melzer, también tuvimos muchísimo respeto por ambos jugadores, ambos habían ganado seis Grand Slams como doblistas. Creo que esa segunda y tercera ronda fueron las más importantes en cuestión de confianza, nos ayudó a encarar mejor los cuartos, las semis y la final”, recuerda el teutón.

Ahora todo ha cambiado. Aquellos hombres que luchaban en los Challengers hoy son la segunda mejor pareja en la Race, a solo 525 puntos de Cabal y Farah. “Queríamos dar el salto de los Challengers a los ATP, ese era nuestro objetivo a principio de año, pero es increíble que lo hayamos conseguido en tan corto espacio de tiempo. Nuestra meta fue siempre ganar el mayor número de Challengers para conseguir puntos, pero con mucha paciencia, poco a poco. El momento crucial fue el año pasado en Wimbledon, cuando pasamos la Qualy e hicimos tercera ronda. Perdimos ante Bryan y Sock, que luego ganarían el torneo, pero ahí nos dimos cuenta que teníamos el nivel para ganar a los mejores. El pasado mes de febrero ganamos en Nueva York, ahí vimos que podíamos vencer a cualquiera si nos lo proponíamos. Ya pertenecíamos al nivel ATP. Queremos estar mucho tiempo en el circuito, jugar diez años más. ¿Hasta los 40? ¿Quién sabe? Disfrutaremos con lo que venga”.