El circuito WTA, ¿territorio de gigantes?

Diez de las 50 mejores jugadoras del mundo superan los 180 centímetros de altura, erigiéndose en pioneras de un tenis muy agresivo.

El tenis está en constante evolución y el circuito femenino es prueba de ello. Existen tres corrientes bien diferenciadas en cuanto a estilo de juego, íntimamente relacionadas con las condiciones físicas de la jugadora, y la altura es uno de los factores más determinantes. Y es que al igual que abundan jugadoras de contraataque y mucha mano, que amparan su tenis en su talento innato y gran movilidad, como Kerber, Radwanska o Halep, también hay una corriente al alza que pretende seguir los pasos de las pioneras hermanas Williams.

Jugadoras que parecen diseñadas en un laboratorio, por la tremenda agilidad de movimientos de los que hacen gala a pesar de su estatura. Y es que superar los 180 centímetros de altura es un hándicap muy importante, y requiere un gran talento y precisión para que eso se convierta en una ventaja. Competir frente a tenistas de ritmo machacón y mucha solvencia así como a otras muy polivalentes que encuentran la virtud en el término medio, como Elina Svitolina, Johanna Konta y Caroline Wozniacki, requiere de mejorar continuas.

Kerber y Pliskova

La lucha de estilos en el circuito WTA es manifiesto y otorga un plus de atractivo a muchos de los encuentros que se disputan en la élite, no siendo solo un duelo entre dos tenistas, sino también entre dos maneras de entender el tenis y exprimir las condiciones otorgadas por la naturaleza. Llama la atención que de las 14 jugadoras del top-100 que miden más de 1,80, haya 10 clasificadas entre las 50 primeras.

Todo o nada. El éxito o el ostracismo. Esto es lo que se deduce de una estadística paralela a la concepción del tenis de estas mujeres, empeñadas en la búsqueda constante del golpe ganador asumiendo riesgos muy notables. Su altura les confiere la posibilidad, y casi obligación, de atacar cada pelota aprovechando la mayor potencia que pueden imprimir a la bola. Karolina Pliskova, Petra Kvitova, Venus Williams, Garbiñe Muguruza o Victoria Azarenka son las máximas representantes de este tenis vertiginoso, capaz de cosechar éxitos al más alto nivel.

Garbiñe Muguruza

Requieren de una gran fortaleza mental que les permita asumir los errores y trabajar mucho a nivel táctico, para estructurar los puntos y no ser "escopetas de feria". Las jóvenes que están apostando por este estilo incisivo con éxito también se dejan ver ya en la zona noble del ránking. Kiki Bertens, Kristina Mladenovic y Coco Vandeweghe pertenecen a una generación de tenistas aún con margen de mejora, pero que ya han demostrado tener capacidad para lograr grandes resultados. La rumana Irina-Camelia Begu y la resurgida Mirjana Lucic-Baroni completan la lista del top-50.

Fuera de esta pero entre las 100 mejores, permanecen la veterana belga Yanina Wickmayer, incapaz de ordenarse tácticamente y mejorar su movilidad, Océane Dodin, una joven francesa en franca progresión y Kristina Pliskova y Naomi Broady. Precisamente es esta última la más alta del top-100, con sus increíbles 189 centímetros de altura que completa con un revés a una mano para generar un poso de estupor en todos los aficionados que la ven jugar.

Naomi Broady

¿Podrán las gigantes ir ganando terreno y convertirse en la fuerza hegemónica en el circuito WTA? Para ello han de ostentar una capacidad natural para desplazarse pero, sobre todo, una gran madurez y aplomo para ponerse el mono de trabajo y estructurar los puntos con paciencia. De momento, en Dubai, reina el término medio materializado en Wozniacki y Svitolina.

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