El inestable circuito WTA
Xavier Budó y Alejo Mancisidor, dos expertos WTA, analizan el estado actual del circuito femenino y explican el porqué de tantas sorpresivas derrotas.


Los dos primeros meses de competición en el circuito femenino trajeron un sinfín de sorpresas. Bajo todo pronóstico y durante sucesivas semanas se vieron derrotas prematuras de las mejores del mundo ante jugadoras de segundo y tercer nivel. Simona Halep, Garbiñe Muguruza, Petra Kvitova o Angelina Kerber, entre otras varias tenistas, fueron algunas de las jugadoras que protagonizaron estos extraños encuentros.
¿Por qué el circuito WTA vive una semanas en las que las mejores jugadoras del mundo no imponen su tenis? ¿Qué factores afectan a que tenistas de segundo y tercer plano puedan sorprender a las jugadoras top? Punto de Break charló con Alejo Mancisidor, entrenador de Tita Torró y ex de Garbiñe Muguruza, y con Xavier Budó, coach de Carla Suárez y Paula Badosa, para enumerar los motivos que hacen que, a diferencia del circuito masculino, en el femenino, cualquiera pueda ganarle a cualquiera.
Los dos entrenadores coinciden en que a día de hoy las diferencias entre las mejores y el resto se están equiparando. “El nivel medio ha subido muchísimo. Ahora te toca la 70º y te cuesta ganarle, cosa que hace unos años era imposible. El nivel medio ha subido muchísimo”, explica Mancisidor.
Budó sigue la misma línea que su colega. “El nivel medio ha subido muchísimo. Hoy en día juegas contra la 30º, 40º, 50º o 60º del mundo y le puede ganar a cualquiera a un partido. Las jugadoras que son más referentes como Maria Sharapova, Simona Halep, Victoria Azarenka o Petra Kvitova han pasado por momentos de lesiones y de dudas y esto ha hecho que se iguale más”, sentencia el catalán.
Esta paridad se explica gracias a la mejora de las tenistas en diferentes aspectos. “Se ha profesionalizado una barbaridad el circuito. Todo el mundo está muy preparado a nivel físico, a nivel de ritmo de juego. Esto hace que los partidos se igualen muchísimo más”, prosigue el entrenador de Carla Suárez.
Según Mancisidor, el calendario tan extenso y la gran cantidad de encuentros que terminan jugando las mejores del mundo durante un año hace que comiencen el siguiente con cierta desventaja física y mental. “El hecho de que las chicas, las buenas, hayan acabado relativamente tarde y, sobre todo, porque es comienzo de temporada y es más difícil marcar las diferencias en relación a las demás. Cuando pasen tres o cuatro meses creo que se marcarán más las diferencias entre las buenas y el resto. Al ser el comienzo se iguala más”.
Budó, un apasionado de la psicología deportiva, incide en este aspecto mental como un factor clave a la hora de analizar diferentes encuentros del circuito WTA. “El tenis femenino es mucho más psicológico, más emocional que el masculino. Esto hace que haya mucha más variabilidad en los resultados”. Además, el patrón de juego de puntos cortos, tiros rápidos y decisiones veloces hace de lo impredecible una constante. “El ritmo de juego es muy alto, se juega muy directo y al jugar así esto hace que haya muchas sorpresas. Hay jugadoras que juegan a destruir y en un partido puede pasar cualquier cosa”.
El circuito femenino es más propicio a ver grandes ascensiones de jugadoras jóvenes en cuestión de unos pocos meses hacia las posiciones más altas del ranking. “Hay muchas chicas que han llegado arriba pero sin tener los conocimientos de tenis y sin saber cómo han llegado”, analiza Mancisidor, que cree que en el circuito masculino no sucede lo mismo. “En cambio, los chicos creo que cuando llegan arriba han tenido más conocimientos, saben el porqué”.
Con la inconsistencia de las mejores, las jugadoras que permanecen a rebufo tienen la chance de seguir escalando posiciones y beneficiarse de las derrotas sorpresivas de las top. “Es una oportunidad muy buena para que la jugadora que trabaje muchísimo y sea muy constante aproveche este momento de igualdad para hacer cosas especiales en su carrera”, comenta Budó.
Carla Suárez y Garbiñe Muguruza, las dos mejores españolas del ranking, son algunas de las tenistas que deberían estar atentas a esta corriente en el circuito. “Ojalá esto sirva para que una jugadora con un potencial descomunal como Garbiñe Muguruza, que siempre he dicho que es una jugadora que tiene todo para ser número uno del mundo, o como Carla, que es un ejemplo de trabajo, constancia y talento, también aproveche para meterse entre las primeras posiciones mundiales”.