 
            La norteamericana Taylor Townsend se convirtió en la jugadora norteamericana más joven de la última década en alcanzar la tercera ronda en Roland Garros. El tenis le sonríe en la actualidad pero dos años atrás la USTA decidió no financiarle la carrera por su aspecto físico, si no bajaba de peso no seguirían apostando por ella. Finalmente, Townsend no hizo la dieta que le proponían y rompió la relación con la USTA. Una curiosa historia que envuelve a uno de los mayores talentos del tenis mundial.
Townsend es pura magia dentro de la cancha. Tenísticamente es una superdotada, una jugadora con una talento, una clase y unos golpes que encandilan a espectadores y rompen a rivales. Nadie duda de su tenis y su potencial pero sí que está en un plebiscito permanente su estado físico.
La joven de 18 años, ex número uno del mundo júnior, tiene sobrepeso. En la actualidad juega con 15 o 20 kilos de más que el resto de tenistas de máximo nivel mundial. No tiene el cuerpo atlético que debería una profesional de su calibre ni parece esforzarse por querer tenerlo.

La norteamericana confesó haberse sentido mal y avergonzada por sus diferencias con la USTA y el ‘complejo de gorda’ la ayudó para ser más fuerte mentalmente. La dura crítica pública a la que fue sometida le sirvió de motivación para mejorar su juego. “Me ayudó a creer en mí mismo mucho más” confesó a CBS Chicago días atrás.
A pesar de las críticas que recibió, Townsend se empeñó en ser una tenista con sus defectos y virtudes. No quiere ser como las demás sino que es más de la filosofía de que su cuerpo es el que es y que no va a asemejarse al resto. “Todo lo que pasó me sirvió para abrir los ojos y decirme a mí misma: ‘No voy a lucir como todo el mundo” explicó.
En 2012 fue cuando ocurrieron las diferencias con la USTA. Patrick McEnroe, Manager General de la United States Tennis Association, salió a aclarar el por qué de este encontronazo. "Nuestra preocupación es su salud a largo plazo, el número uno, y su desarrollo a largo plazo como jugadora" explicó en relación a la postura de no financiar sus costes debido a su sobrepeso.
Esta fue la época de la ruptura. Townsend viajó a Australia con los costes pagados por su propio bolsillo. Jugó en el Grand Slam júnior, accedió a cuartos de final en individuales y logró el título en dobles.
Tras la división de opiniones, Townsend dio por cerrada la etapa con la USTA y se puso a trabajar de la mano con la ex finalista de Wimbledon en 1990, la también norteamericana Zina Garrison. Ella fue una de las piezas clave en la manera de aceptar la situación por parte de la jugadora. Todo lo negativo, lo transformó en positivo y así superó una situación que podría haber condicionado su carrera.
Garrison, su entrenadora, comentó que la mejor manera era de hacerle ver que ella estaba bien y que no todo el mundo tiene el mismo estado físico. Esto ayudó a Townsend que se creció, se motivó y la hizo entrenar de manera muy dura en la pista.
Serena Williams, una de las tenistas que, años atrás, recibió mayores críticas en Estados Unidos por su estado físico, salió en su apoyo y en su defensa. “En los Estados Unidos, siendo mujer y afroamericana, tener que lidiar con esto es innecesario. Las mujeres atletas vienen en todos los tamaños, formas, colores y todo. Creo que se puede ver más que en ningún lado en el circuito de tenis” comentó la actual número uno del mundo.

Años más tarde, tanto la USTA como la jugadora vieron que no era positivo estar distanciados y acercaron posturas para reconciliarse y poder colaborar juntos en la actualidad.
A día de hoy, Townsend se encuentra ubicada en el puesto 205 del ranking mundial WTA pero pegará un significativo salto tras la tercera ronda conseguida en su primer Grand Slam como profesional.
Tiene un tenis descomunal, una mano prodigiosa y un talento innato. Probablemente salga reforzada de París tras cuajar una gran actuación y lograr el triunfo de su vida ante Alizé Cornet en segunda ronda. Ahora bien, evidenció problemas de movilidad cuando una especialista en tierra batida como Carla Suárez la forzó desde el fondo de pista.
Es un diamante en bruto con un margen de mejora excepcional. Pero no deja de ser todo una incógnita la manera en que gestionará las áreas donde cojea.
En Punto de Break nos preguntamos si a día de hoy se requiera ser una atleta para estar al máximo nivel o casos como el de Serena Williams, Marion Bartoli o Lindsay Davenport dicen lo contrario.
 
              

 
                  





 
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                           
                                          