¿Cómo es posible que el país más poblado del mundo jamás haya exportado un tenista masculino realmente destacable? Esta pregunta se la habrán hecho durante mucho tiempo la gran mayoría de aficionados al tenis. China, ese extreño elemento capaz de hospedar a una campeona de Grand Slam (Li Na), tener una enorme profundidad en el ranking WTA... y ser absolutamente incapaz de trasladar ese éxito al circuito ATP. Ni tan siquiera la aparición del torneo de Shanghai y una gira de varios eventos por el país propició una mayor productividad: la factoría china estaba lejos de sacar un nombre con mimbres para llegar a la élite... hasta el día de hoy. Un nombre quiere encargarse de cambiarlo, y se llama Zhizhen Zhang.
26 años, nacido en Shanghai y con una facilidad pasmosa para generar fuerza y velocidad en sus golpes. No es mala carta de presentación para un tipo que ha explotado en plena madurez, que ha vuelto tras la pandemia con la fuerza de un ciclón y que se ha hecho con su sitio en el circuito de una forma un tanto atípica. Su subida a la élite se basa en multitud de Challengers por Europa, triunfando incluso en una superficie como la tierra batida, históricamente alérgica para los jugadores asiáticos. Pero Zhang quiere ser la excepción, y la arcilla le proporciona tiempo para preparar su golpes, sobrados de potencia y peso.
Empezó el año fuera del top-300, pero el salto ha sido absolutamente estratosférico en un 2022 donde se ha hinchado a jugar partidos. Fue en verano, en la tierra batida italiana, donde verdaderamente dio el salto: su primer Challenger lo conquistó en Cordenons, no sin antes haber sufrido dos duras derrotas en sendas finales (en Luedenschild y Trieste, además de una rompedora derrota en semifinales del torneo de Braunschweig, donde desperdició ocho bolas de partido ante Maximilian Marterer). El samurái debió pulir su espada en las plazas más duras, forjándose una coraza de hierro y moldeando sus golpes para mostrarse peligroso en cualquier tapete.
El verano soñado de Zhang le puso en la rampa de lanzamiento de cara a hacer historia para su país. Y no ha sido fácil: tras pasar la fase previa del US Open 2022, en primera ronda no pudo aprovechar siete bolas de partido ante Tim van Rijthoven. Caer y levantarse, ese es el motto de un trabajador nato que, como pueden comprobar, aún tiene mucho margen de mejora en el apartado mental, en ser capaz de cerrar los partidos con la misma facilidad con la que los comienza. Su tenis está ahí, siendo más cuestionable su toma de decisiones en los momentos clave. "El camino hacia el top-100 es realmente duro. Es un pequeño paso para mí, pero un paso muy grande para el tenis chino. Todos los jugadores chinos queremos entrar en el top-100, ese es el objetivo para nosotros. Sería emocionante poder ser el primero", decía Zhizhen este verano. Su recompensa ha llegado.
"All the Chinese players in men's tennis, everyone wants to break the top 100, this is the goal for us. I would be really excited to be the first one" is what Zhizhen Zhang told me in July in Braunschweig.
As Barrere, Guinard, and E. Ymer lost, his top 100 debut is now official!
UN FINAL DE TEMPORADA PARA DESMARCARSE DEL RESTO
Tras la pesadilla de Nueva York, la respuesta de Zhang fue exactamente la misma que tuvo en verano: reponerse a base de victorias. En el ATP Astana 2022 llegó su primera victoria a nivel ATP fuera de China (ya había ganado en torneos como Zhuhai o Shenzen, a los que accedía a través de wildcards), mientras que esta semana en Nápoles ha decidido redoblar la apuesta, regresando a unos cuartos de final ATP. A pesar de no poder ante Mackenzie McDonald en el día de hoy, Zhang siempre podrá presumir de ser el verdadero pionero del tenis masculino chino, por encima de otros nombres que también se postulan a llegar muy lejos, como los de Yibing Wu o Juncheng Shang. Zhizhen siempre podrá afirmar que él fue el primero... y a partir de aquí juega sin presión, conocedor de haber llegado a la meta. Apunten su nombre.