Kuznetsova y el debate de las wildcard

Svetlana se muestra indignada a través de Twitter sobre las invitaciones repartidas por el torneo de Dubai

Álvaro Rama | 15 Feb 2013 | 15.21
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Svetlana Kuznetsova ha abierto el debate sobre las invitaciones (o wild card) a repartir por los torneos, mostrándose claramente contrariada a través de la red social Twitter haciendo llegar a sus seguidores el asombro que le producía la elección de tenistas invitadas para el torneo de Dubai. Tres veces finalista en el torneo, no ha recibido la invitación de cuadro final que quizá esperase.

¿Para quién deben de ser las invitaciones de los torneos? Es una pregunta de complicada respuesta. Quien pone el dinero y organiza el evento tiene todo el derecho del mundo a invitar a las jugadoras que considere pertinentes en aras de cumplir los intereses que le plazcan. Cumpliendo, en materia de invitaciones, unos criterios preestablecidos en función de la categoría del evento y el tamaño de los cuadros, el reparto de wildcards queda a discreción de la organización de los eventos teniendo aquéllas unos destinos de lo más variado y generando en algunas ocasiones tanta expectación como polémica.

¿Alguien me puede explicar las wildcard de Dubai? Vaya elección...

El caso del torneo femenino de Dubai puede ser especialmente más llamativo. Se trata de un cuadro reducido a apenas 32 plazas, con una presencia bestial de figuras femeninas. Hasta ocho jugadoras con calibre top10 firmarán acta en el evento emiratí. La última tenista con entrada directa ocupa la vigesimoctava posición del ranking femenino. Es decir, jugadoras que serían cabezas de serie en Grand Slam en Dubai no tienen garantizada la participación. La saturación del cuadro apenas tiene parangón a lo largo de la temporada, a excepción hecha de los siempre competitivos planteles de los eventos oceánicos previos a Melbourne.

A día de hoy Svetlana Kuznetsova, tras un 2012 interrumpido por una grave lesión de rodilla, se ve ubicada en el puesto 51 de la WTA encontrándose lejos de entrar por méritos de clasificación en el torneo emiratí. Tras un buen arranque de curso que incluye unos cuartos de final en Grand Slam y tres triunfos top10, es de prever que la rusa esperase un guiño por parte de la organización de un torneo que le ha visto alcanzar la final en tres ocasiones (2004, 2008, 2011). En lugar de ello, a juzgar por la reacción, se verá abocada a disputar la fase previa si quiere tener la oportunidad de evocar brillantes actuaciones pasadas.

La cuestión que se habla es la siguiente. Yulia Putintseva, rusa, de 18 años, habría recibido una de las invitaciones. En diciembre ganó un ITF 75.000$ en Dubai y tal hecho podría desencadenar la invitación. Poniendo en una balanza esos méritos con los de Svetlana, la tenista de San Petersburgo no comprende la decisión.

Siendo un Premier de 28 jugadoras, el torneo puede entregar cuatro invitaciones: dos reservadas a tenistas top20 -Bartoli tiene una- y dos a jugadoras sin dicho estatus. Se podrá discutir que nadie impidió a Svetlana haber tenido un ranking suficiente para no tener que andar cuestionando invitaciones. Se podrá discutir que la organización está en su pleno derecho de elegir a quien considere oportuno para completar el plantel del torneo. Y aunque está por ver -al margen de Bartoli- quiénes son las receptoras de las invitaciones, es comprensible que la rusa ande disgustada por la decisión. Por otra parte, parece un gesto feo respecto a las seleccionadas.

En ocasiones las maniobras para determinar qué jugadoras merecen tal trato no responde a criterios puramente de mérito deportivo. Las posibilidades son muy variadas. Puede darse el caso de que un jugador que por ranking hubiese entrado en el torneo no se apunte durante el plazo de inscripción establecido, decida formar parte a última hora del evento y solicite una wild card a la organización. La presencia de grandes figuras suele llevar aparejada afluencia considerable de público. Cualquier estrella es un atractivo para el torneo. Su participación se traducirá en mayor venta de entradas y, por tanto, mayor beneficio económico para la organización.

Otras veces suelen ir a parar a jugadores con cierta tradición en un evento determinado. Tenistas que en épocas pasadas dieron lustre al evento y se les rinde homenaje en cierta medida tratando de reconocer la trayectoria del jugador y su especial apego por un torneo dado. Éste hubiera sido el caso de Kuznetsova, quien ha recibido invitación en Dubai, pero para disputar la fase previa.

En otras ocasiones la empresa que gestiona el torneo lleva la carrera de ciertas tenistas del circuito y, en este sentido, lleva a cabo un trato de favor para con sus representadas otorgándoles ese empujón deportivo en forma de invitación (ver el caso de Garbiñe Muguruza e IMG el pasado año en Miami). O incluso las figuras más destacadas de generaciones incipientes suelen recibir una cuota importante de wildcards. El deporte vive de leyendas y grandes rivalidades, pero también de caras nuevas. Valores al alza, figuras en boca de cada vez más gente, son un gran atractivo para torneo donde su ranking no les permite entrada directa.

Cabe la opción incluso de acuerdos mutuos entre federaciones pueden determinar una cuota importante de invitaciones. Quepa recordar que esta fórmula es empleada en tres de las citas más importantes del calendario tenísticos: tres de los cuatro Grand Slam (Open de Australia, Roland Garros y US Open) emplean esta simbiosis institucional para asegurar un mayor cupo de representantes nacionales en los cuadros. Un entramado de wild cards levanta comentarios cada temporada. De esta manera, la federación francesa, australiana y estadounidense tienen plazas reservadas con antelación para sus nacionales en el resto de grandes eventos.

Por otra parte, estas plazas reservadas a juicio del organizador suelen llevar un componente interesante de proteccionismo nacional. Esto es, se tiende a dar la oportunidad a jugadores locales para que breguen en los torneos. Un torneo determinado considera que una manera de aprovechar las invitaciones es apostar por el producto nacional, otorgándole la posibilidad a sus tenistas de rodarse en torneos de un calibre que

Es aquí donde puede surgir otro escenario de polémica. El tenis es uno de los deportes más globalizados que existen. Una modalidad itinerante por los cinco continentes cuyas miras contemplan oportunidades de expansión cada vez más amplias. Se intentan empujar los horizontes y abarcar cada vez más mercados. Esto conlleva la entrada en regiones con escasa tradición tenística representados por jugadores de perfil bajo.

Un ejemplo de este último escenario lo constituyen los países del Golfo Pérsico, una región con cada vez mayor peso a nivel económico en la disciplina pero cuyos activos deportivos distan bastante de gozar de la autoridad del primer factor mencionado. No obstante, como en cualquier otro torneo, la voluntad de otorgar oportunidades a los talentos locales se presenta entre las hojas de ruta de los organizadores. Pero a diferencia de naciones con mayor arraigo del deporte, carecen de figuras que puedan presentar un rendimiento consistente una vez llegado el momento de competir.

(Cómo olvidar la wildcard recibida el pasado año por Marko Djokovic, hermano de Novak, en el ATP Dubai 2012 mientras ocupaba el puesto 867 (!) del escalafón masculino. ¿A qué se debía aquéllo?).

Fresco queda en la memoria el último torneo ATP celebrado en Doha (Qatar). La organización, en un torneo que contaba con la presencia de dos top10 y el corte de entrada directa en top100, decidió entregar dos de sus invitaciones a tenistas locales: Mousa Shanan Zayed y Jabor Mohammed Ali Mutawa. El primero cuenta a día de hoy con un punto ATP y se encuentra en la posición 1.485 del escalafón. El segundo, ni siquiera cuenta con ranking oficial. Entre ambos fueron capaces de sumar 3 juegos en el torneo.

Claramente hay otras formas de incentivar el progreso deportivo, más allá de enviar tenistas a las pistas para recibir sonrojantes correctivos. Se intuye más provechoso para el avance competitivo invertir en tenis base, desarrollar torneos para generar una comunidad deportiva antes que enviar a los puntales nacionales –no por ello dotados de competitividad internacional- a pelear malamente en eventos de primera fila.

¿Quién debe recibir las invitaciones en tu opinión? ¿Jóvenes talentos, figuras con buenos papeles en el pasado, tenistas nacionales? Déjanos tus impresiones en la sección de comentarios.

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