El día que Roger Federer asaltó el hogar de Rafa Nadal

Se cumplen 10 años de la última vez que el suizo superó al español en tierra batida. Sucedió en el Mutua Madrid Open 2009, una temporada inolvidable para el de Basilea.

Fernando Murciego | 8 May 2019 | 09.46
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Después de una hora y 25 minutos de encuentro, un saque directo a la ‘T’ dejó congelada a toda la Caja Mágica. Roger Federer acababa de sellar el título en el Mutua Madrid Open 2009, era la segunda vez que ganaba en la capital de España y la segunda vez en toda su carrera que superaba a Rafael Nadal en tierra batida (Hamburgo, 2007). Ha pasado una década desde aquella final y el dato sigue intacto, el de Basilea nunca volvió a saborear estas mieles, gobernando con margen en superficies lentas con el balear al otro lado de la red. Sin embargo, eso no quita para que hoy recordemos lo que sucedió aquel domingo en Madrid, una oportunidad histórica que el helvético aprovechó para reinar en casa de su máximo rival.

Una década de distancia merece una mínima puesta en escena. El contexto decía que Nadal llegaba a Madrid como Nº1 del mundo con cinco títulos en el bolsillo esa misma temporada (Australia, Indian Wells, Montecarlo, Barcelona, Roma) y una racha de 33 victorias consecutivas en tierra batida tras plantarse en una nueva final. Era su momento, el punto de la rivalidad donde más dolor le estaba causando al suizo, habiéndole ganado tres finales de Grand Slam en los último once meses. El cambio de ciclo era ya una realidad, incluso hacía pensar que las tardes de gloria de Federer ya nunca volverían, no mientras el español apareciera en su camino.

Pero, ¿tan mal estaba Federer? Quizá no en cuanto a ranking, ya que el de Basilea ocupaba el segundo escalón de la ATP en esa pelea enconada con el balear por ser el mejor del mundo (en dos años se les uniría Djokovic en esa contienda). Las sensaciones, sin embargo, habían tomado su punto más dramático hace unos meses en la final del Open de Australia, protagonizando una de las secuencias más espinosas de su carrera cuando una nueva derrota ante Nadal terminó por provocarle el llanto. En Madrid llegaría su segunda final del curso y, curiosamente, allí obtendría el segundo triunfo de su vida en tierra batida ante el gran campeón español.

Lo que ocurrió ese domingo todos lo sabemos, aunque estuvo muy influenciado por lo acontecido el día anterior. Nadal tuvo que pelear durante cuatro horas en la semifinal ante Novak Djokovic, obligado a salvar tres bolas de partido. Más tranquilo aterrizó el suizo después de ceder solo siete juegos en la jornada del sábado ante Del Potro, kilometraje que luego le ayudaría a salir campeón. Yendo ya al partido, fue un doble 6-4 donde Roger controló los tiempos de principio a fin, hasta salvó un 15-40 en el momento de servir para ganar el último juego. No solamente no cedió su saque en todo el duelo, sino que terminó su obra con un saque directo, zarpazo que catapultó inmediatamente su dedo índice al cielo de Madrid. La reconquista, en la primera edición del Mutua Madrid Open en la Caja Mágica, había sido todo un éxito.

Tuvo que ser Federer quien cortara de nuevo la racha de triunfos del manacorense en polvo de ladrillo, como ya hiciera en Hamburgo 2007 cuando puso fin a una lista de 81 victorias ininterrumpidas del español. Además, de nuevo en una final, aunque esta vez apoyado por los 665 metros de altitud que tan bien le han sentado en sus visitas a la capital. El dato colocaba al de Basilea con 15 Masters 1000 en la maleta, igualando la marca de Rafa Nadal y situándose a solamente a dos del récord de Agassi. Su primer éxito de la temporada, después de varios lamentos, le daban el 58º entorchado de su carrera, convirtiéndole en el segundo jugador capaz de levantar dos veces la copa en Madrid. Son datos que suenan muy lejanos, incluso extraños, pero esta fue la piedra sobra la que Roger empezara a construir su rua triunfal hasta Roland Garros, Wimbledon y regreso al número 1 del mundo.

Diez años después de aquella famosa reconquista, Federer pisó de nuevo la arcilla de la Caja Mágica y lo hizo con triunfo ante un Richard Gasquet todavía lejos de su mejor nivel. Solo fue el primer partido, de hecho Rafa ni siquiera ha debutado, pero esto ya nos da para confabular alguna hipótesis. El cuadro ha querido que suizo y español viajen por partes distintas del cuadro, aunque ayer quisimos preguntarle al de 37 años sobre aquel bonito recuerdo sucedido en 2009. ¿Firmaría una reedición de aquella batalla?

Jugar contra él significaría que estoy en la final, así que perfecto. Tampoco tuve muchas oportunidades de vencerle en tierra batida en estos tres últimos años (risas), pero las temporadas pasan muy rápido. Recuerdo aquel partido como uno de los mejores que jugué nunca sobre esta superficie, de eso no hay duda. Creo que Rafa jugó muy cansado, pero yo también estuve muy sólido. Me encantaría volver a jugar contra él en arcilla, aun sabiendo que es un desafío total. Sería especial porque ya jugué contra él en tierra al principio de su carrera y ahora, al hacerlo después de tantos años, veríamos cómo ha cambiado el juego. Rafa representa la vara de medir en esta superficie para el resto de jugadores”, confesó ayer en sala de prensa.

Una respuesta templada pero sincera. Obviamente, Federer firmaría hoy mismo llegar a la final del Mutua Madrid Open después de tres años sin mancharse los calcetines, aunque allí se tenga que cruzar con Nadal. Además, habiéndole ganado los últimos cinco enfrentamientos, ese miedo escénico ante su gran rival hace tiempo que desapareció y se convirtió en deseo. Como ya aventuramos hace unos días, lo más lógico es que esta sea la última visita del suizo a nuestro país, al menos estando en activo. ¿Soñamos con un nueva edición del partido del siglo?