El jueves 21 de enero de 2016 quedará marcado en la historia del deporte australiano. El país amaneció con Lleyton Hewitt en las portadas de todos los periódicos, abriendo noticieros y siendo el máximo objetivo de la prensa aussie. El antiguo ‘bad boy’ quería apurar sus últimas horas como profesional y buscaba una victoria que no lo retirara. Sin embargo, el guión soñado por los aficionados no pudo dilatarse más.
David Ferrer eliminó a Lleyton Hewitt por 6-2, 6-3, 6-4 en un encuentro cargado de emoción entre dos jugadores que suman 67 años (34 para Hewitt; 33 para Ferrer) y se clasificó para la tercera ronda del Abierto de Australia. La pista central del complejo de Melbourne Park se puso de pie para recibir a los jugadores cuando salieron del túnel de vestuarios. La ovación hacia el héroe local retumbaba por todo el país, las gargantas se unían para enviar mensajes de apoyo y ánimo hacia Hewitt. No cabía un alfiler en la Rod Laver Arena y la tensión y la emoción se percibían en el ambiente.

El alicantino comenzó algo dubitativo los primeros juegos, posiblemente impactado por la atmósfera que se respiraba en Melbourne. Sin embargo, una vez empezó a carburar su tenis y fue imponiendo su ritmo con consistencia, la balanza empezó a decantarse para su lado. Ferrer comenzó a mandar, a tener el control de los puntos y su frescura en las piernas le daban más crédito y armas para encarar con garantías el encuentro.
Tenística y físicamente, Ferrer tuvo más argumentos que el australiano. Así se lo hizo notar a lo largo de toda la batalla. Con una derecha más penetrante, con una marcha más en su intensidad y dejando claro que físicamente, el español estaba por encima de su rival, el partido iba juego a juego y set a set tomando color español.
Hewitt presentó garra, esfuerzo, dedicación y hambre competitivo, pero no tuvo las facultades necesarias para poder hacerle frente a un top-10 en un partido al mejor de cinco sets. Ferrer se llevó el encuentro y se quedó con el honor de haber ‘retirado’ a uno de sus ídolos históricos.

Hoy Australia llora, entre sentimientos de emoción y tristeza, la retirada de unos de los mayores competidores en la historia del tenis. El chico del ‘come on’ a grito limpio, con el puño cerrado y con mirada asesina, se va con un currículum de ex número uno del mundo, 2 títulos de Grand Slam, 30 títulos profesionales y siendo una leyenda del tenis mundial. ¡Hasta siempre, Lleyton!

