Nadal se da un homenaje ante un timorato Djokovic

Un ciclón pasó por la Caja Mágica. Rafael Nadal fue una tormenta perfecta de tenis que arrasó con toda estrategia posible de Novak Djokovic para frenarle. No es fácil ver a un jugador de la entidad del serbio sin argumentos, siendo una marioneta en manos de su rival. Eso es lo que ocurrió en la primera semifinal del Mutua Madrid Open 2017, que se vaticinaba como un diálogo vibrante entre dos contendientes pero acabó siendo un monólogo del balear.

Ya no solo ha recuperado Nadal su aura ganadora, sino también esa intensidad de piernas que parecen molinillos y ese caminar por la pista que le convierte en una muralla inexpugnable y que le hace pasar de la defensa al ataque en un pestañeo. La tendencia ascendente del español chocó en la Caja Mágica con una cuesta abajo sin frenos del balcánico, incapaz de mostrarse con la solidez acostumbrada y acusando una flagrante ausencia de rumbo en su carrera profesional.

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Nadal no estaba dispuesto a dar la mínima concesión y salió a pista con la voracidad de un campeón herido. El sol y el viento fueron elementos que se asociaron con el juego del balear desde el inicio. Aprovechando un inicio muy espeso de Djokovic, el español tomó ventaja en el marcador y lo hizo ganando cuatro juegos consecutivos con gran autoridad. No lograba despertar el serbio, castigado una y otra vez por los tiros incisivos de Nadal, dominador en todos los intercambios.

Hubo atisbos de cierta mejoría por parte de Djokovic en el final del primer set, pero no fue hasta que se vio break abajo en la segunda manga cuando puso todas las cartas sobre la mesa. Dominaba Nadal 6-2 2-1 y saque cuando la fiera salió de su letargo. Incrementó la velocidad de piernas y aumentó la potencia en sus golpes. En ese momento fue cuando se vio la grandeza del español.

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Lejos de arrugarse o verse sorprendido por la reacción de su rival, el de Manacor elevó sus prestaciones metiendo la sexta marcha en su juego y asestando un golpe fatal a la moral del serbio. El quinto juego del segundo parcial fue sintomático de la superioridad actual de Rafael, que resolvió con suficiencia la reacción encorajinada de Djokovic como si la de un niño se tratara. Volvió a intentar el serbio en el décimo juego, restando para mantenerse en el partido y sacando el orgullo de campeón, pero volvió a toparse con la mejor versión del español.

El serbio buscó en las dejadas e incluso en las subidas a la red, armas inesperadas que pudieran desbordar al balear y sacarle de su zona de confort pero Rafael Nadal respondió con autoridad en todo momento. Cerró el partido con comodidad y espera ya en la final al ganador del duelo entre Dominic Thiem y Pablo Cuevas. Noticias muy alentadoras para el español su rendimiento en un partido que puede marcar futuros enfrentamientos en Roma y Roland Garros.