Altura de miras

Valoramos los pros y contras de contar con un extra de centímetros en la estructura.
Álvaro Rama | 16 Dec 2012 | 09.28
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Los tenistas más altos del circuito. La presencia de jugadores de elevada estatura cobra especial presencia en el momento actual de la disciplina. Repasamos, con carácter general, los pros y contras que una carga generosa de centímetros pueden tener en el juego.

Contemplar la vida a vista de pájaro. Contar con una perspectiva que ‘compite’ con la correspondiente al juez de silla. En un deporte donde uno de los principales objetivos reside en hacer volar una esfera sobre una cinta, contar con un extra de centímetros parece suponer una ventaja de serie. Sin embargo, como muchos aspectos de la vida, todo cuenta con luces y sombras. Cada jugador es un mundo. Las afirmaciones categóricas rara vez son acertadas. Sin ánimo de generalizar incidiremos en aspectos que, en mayor o menor medida según casos, tienen representación en competidores cortados por el patrón de elevada estatura. En Punto de Break hacemos un somero repaso a las ventajas e inconvenientes a que pueden enfrentarse los competidores más espigados.

Ventajas

Pique elevado de bola: Estamos inmersos en una era de superficies ralentizadas donde el tempo de los intercambios tiende a desplazar la aguja de velocidad a la izquierda. Las esferas rara vez surcan el aire a ras de suelo sino que, con marcada frecuencia, levantan sus alas hacia el cielo. No es frecuente encontrar pisos que escupan la bola tras el primer bote, más bien son la excepción. Así, una cuota importante de las pelotas que alcanzar la línea de fondo llega en altura considerable a las inmediaciones de devolución. Más cercanas a los hombros que a las cinturas. En este sentido, la zona ideal de impacto ha ido ganando centímetros con el paso de los años. Los tenistas con mayor estatura tienden a encontrar en el pique elevado de pelota una contribución para acunar las esferas bajo los márgenes de comodidad.

Servicio: Quizá el aliado con mayor representatividad. El área del juego donde una afirmación categórica respecto a un competidor espigado encuentre mayor aceptación. Generalmente, un tenista de gran estatura lanzará a mayor altura la pelota, realizará el impacto de servicio a mayor altura y contará con más margen para salvar la red con el primer servicio. La perspectiva con la que cuenta es superior si la comparamos con la de aquellos compañeros a quienes la naturaleza dotó de menos centímetros verticales. Siendo la potencia del servicio una cuestión primariamente de técnica, las características anatómicas contribuyen a desarrollar un arma deportiva intimidatoria. Muchos de los cañoneros del tenis actual vienen acompañados por una estatura imponente.

Acciones de red: Se trata de un área del juego con menor incidencia que en épocas pasadas. La pesadez creciente de las superficies desplaza el tono de la conversación tras la línea de fondo, quedando la cuota de acciones cerca de los nudos en un plano marginal. No obstante, ese retroceso posicional de la actividad puede que convierta estas circunstancias de juego en algo especialmente útil. Tener buena mano para colocar una esfera de corto recorrido, obligará a un desplazamiento frontal terrible a un oponente habituado a sobrevivir cerca del muro trasero. Guardar la red con una envergadura digna de albatros requerirá en el oponente una gran precisión. Idéntica ventaja debieran encontrar los competidores espigados con cualquier otra aproximación (tras un approach, en subida desesperada,…)

Restos abiertos: Se suele tener la percepción de que un jugador espigado encontrará virtudes en materia de servicio y recorrerá un vía crucis en cuestiones de devolución. Haciendo una aproximación general, los competidores con mayor reserva de centímetros no suelen ser aquellos cuya capacidad de respuesta resida entre las más destacadas de la disciplina. Con el centro de gravedad situado a mayor altura, la explosividad de salida tiende a ser algo menor que la presente en jugadores más recortados. No obstante, la envergadura de su anatomía les proporciona una capacidad de alcance superior. En este sentido, debieran encontrar terreno abonado para salvar el outhit. Es decir, para evitar ser ‘traspasados’ por tiros, especialmente los angulados, del oponente. En este caso, el servicio abierto. Si vamos a estadísticas veremos que jugadores como Rochus (apenas 166 centímetros) recibe una cuota altísima de saques directos.

Inconvenientes

Bolas cortadas: Contar con un corpachón descomunal requerirá una mayor capacidad para portarlo. Una circunstancia que los rivales, en aras de encontrar debilidades, tendrán en cuenta para sacar valioso provecho. Cuanto mayor sea la estatura de un jugador, mayor será el escorzo a que deba someter su cuerpo para alcanzar pelotas de vuelos bajos. En este sentido, aquellas esferas con efecto cortado deben suponer un ejercicio mayúsculo de flexión para los gigantes de la disciplina. Doblar el espinazo será un requisito a encarar con frecuencia y uno de los elementos que más explotarán los oponentes buscando la incomodidad. En este sentido, una de las grandes asignaturas a repasar por los competidores espigados.

Movilidad: Actualmente se trata de una verdad decadente. Con mayor frecuencia observamos casos de tenistas de élite altos con solvente gestión del desplazamiento, incluyendo en la afirmación la variante lateral. El estadounidense Isner, el argentino Del Potro y, sobre todo, el polaco Janowicz pueden servir de ejemplo. Tres de los competidores que ven el mundo desde el segundo metro y que muestran destrezas de movilidad más depuradas de lo que su impronta pudiera anticipar. No obstante, en términos generales, el superávit de centímetros tiende a imponer cierto déficit a la hora de mover la percha. La coordinación requerida, por el mero volumen de los elementos, incrementa de forma proporcional. La capacidad para responder a contrapiés, al ser la carrocería a detener de superior volumen, precisa superior virtuosismo. La altura no resulta incompatible con un buen desplazamiento, pero exige mayores esfuerzos.

Armado de brazo: La estatura encuentra correspondencia en las extremidades. Por mera cuestión de proporcionalidad morfológica, una persona de generosa estatura dispondrá igualmente de brazos largos. Contar con unas palancas de grandes dimensiones requerirá mayor tiempo en su armado y, en definitiva, mayor anticipación y coordinación para el golpeo. No necesariamente presentan los gigantes el swing más largo del circuito. Ejemplos como el español Almagro o el alemán Mayer, con un recorrido tremendo antes del impacto, no se encuentran entre los más espigados de la disciplina. No obstante, la necesidad de colocar un corpachón voluminoso en terrenos de disciplina técnica para el golpe hace del armado de brazo otra de las barreras a salvar.

¿Qué otras ventajas e inconvenientes potenciales incluirías al hablar de 'grandes' jugadores? Déjanos tus impresiones en la sección de comentarios.