Un Báez incontestable arruina la fiesta a Thiem

Ese título de Dominic Thiem que muchos aficionados esperan tendrá que esperar. Sebastián Báez, con un nivel impecable, se hacía con la victoria en la final del ATP Kitzbuhel 2023 con un marcador de 6-3 y 6-1 en 1 hora y 21 minutos.

A pesar del retraso por lluvia, Sebastián ponía la directa estrenándose con un juego en blanco desde el saque. Thiem tenía que trabajar mucho más duro para evitar la bola de break y poner el empate en el luminoso. A pesar de esa primera resistencia, Báez superaba con sus agresivas a un Thiem que sufría una rotura en contra, aunque aguantaba ante la segunda. Esa rotura fue suficiente para que el argentino se hiciera con el primer parcial de la final en 42 minutos de juego.

Báez se acerca al título

Lejos de empezar con sensaciones diferentes en el segundo set, Dominic comenzaba cediendo su saque, lo que colocaba a Báez bastante cerca del título de Kitzbuhel. Seguro con su servicio, Sebastián confirmaba el break con un juego en blanco, dejando claras sus intenciones frente al austriaco. Con un juego en blanco, Thiem rompía con la racha de tres juegos en contra, dándose una última oportunidad para pensar en la remontada. Aunque parecía que Dominic cambiaba el ritmo, Sebastián colocaba el 3-1 en el marcador, distancia que aumentaría rápidamente ante un Thiem que daba su brazo a torcer.

Aun así, la lucha no quedaba ahí. Pese a estar ya con menos esperanzas, Dominic llegaba a su primera bola de break a favor del encuentro, situación que salvaba de inmediato Sebastián, quien hacía lo propio también con la segunda. Desde el resto, presionando en todo momento, Báez confirmaba la victoria para hacerse con su segundo trofeo del año.

Thiem, por el buen camino, pero con trabajo por hacer

Dominic ya viene mostrando en los últimos meses que va por el buen camino, y esta final así lo corrobora, pero todavía queda mucho por hacer. Su imposibilidad para aprovechar las oportunidades sigue jugando en su contra en las grandes citas, asunto que puede mejorar en la gira estadounidense, ya con la confianza de haber podido ganar 4 partidos consecutivos, algo que no hacía desde hace 3 años.