Daniel Koellerer: "Safin perdió la final de Australia 2002 porque la jugó borracho"

El austriaco ofrece una entrevista donde habla de todo sin pelos en la lengua y ataca a la ATP y la TIU por suspenderle de por vida sin pruebas.

Jose Morón | 16 Oct 2019 | 22.22
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Puede que los más jóvenes no conozcan a Daniel Koellerer. Este austriaco fue denominado como el tenista más odiado del circuito y le apodaban 'Crazy Dani', siendo un quebradero de cabeza auténtico para la ATP por sus actitudes en pista donde llegaba a insultar de manera ostensible a árbitros, rivales e incluso aficionados. Recordado es todavía el episodio cuando Koubek intentó estrangularle en una discusión en pista. Koellerer ha acusado de dopaje directamente a compañeros suyos y en 2011 fue suspendido de por vida al amañar encuentros en una decisión de la ATP sin precedentes y que según él, "le destrozó la vida".

No suele dar muchas entrevistas. Es por ello que por su especial carácter, siempre resulta interesante saber qué dice, puesto que Koellerer no se corta en absolutamente nada. En total, son casi 50 minutos de entrevista donde habla de su particular carácter y dónde nació esas malas actitudes, alguna anécdota increíble, así como un día cambió y dejó de ser ese "gilipollas" (tal y como él mismo se define) después de la muerte de su madre y tras ser padre. También se refiere a cuando la ATP y la ITF le suspendieron de por vida, denunciando que lo hicieron sin tener pruebas contra él.

Hacer deporte cuando niño. "Mis padres pensaban que era buena idea porque si haces deporte con 13, 14 o 15 años no se te pasan cosas estúpidas por la mente como tomar drogas o alcohol. Por supuesto que yo tomé alcohol en mi carrera, pero empecé con 24 años y lo hice porque vi a Marat Safin beber antes de la final de Australia (2002). Pensé que si yo estaba entre el 150-180 y no subía en mi ranking, él que va a jugar una final en Australia y apenas puede andar sobre sus dos pies, no podía ser tan malo. Él perdió aquella final. No podía ganar porque estaba muy borracho. Era increíble. Lo celebró la noche anterior como si fuera su cumpleaños. Safin tenía tanto talento que podía hacer eso. Yo también jugué una vez borracho, en Bundesliga, pero nadie lo sabía".

Lo ocurrido una vez en Trani. "Jugué contra Volandri en la final. Él venía de lesión y mejorando su nivel cada vez más. No quería perder contra mí porque yo era un estúpido austriaco y yo no quería perder contra él porque era el típico 'cocinero de pizza' italiano. Gané el primer set. En el segundo, iba 2-5 abajo y mantuve mi saque, 3-5. Él tenía 40-15 y su segundo saque era muy débil. Yo ya estaba pensando en la tercera manga y le hice una dejada de resto. No llegó y me llevé el punto. Con 40-30 hizo otro segundo saque a mi revés y le hice otra dejada. La gente me abucheaba, porque les provoqué en la ronda anterior.

Con break point, le hice otra dejada de resto y gané. Yo alcé mi puño y empecé a gritar: 'Forza Filo' y la gente enloquecía. Me encantaba ver a la gente enfadada contra mí. Con 5-5 no dejé de provocarle, haciéndole dejadas todo el rato. Cuando le rompí y me puse 6-5, al pasar por la silla del umpire me golpeó con su hombro y yo no me esperaba eso y me choqué contra el público. La gente me abucheaba porque pensaba que estaba montando un espectáculo. Vino el supervisor y le dije que me había golpeado con el hombro y que debían expulsarle. Me dijeron que no, que si lo hacían, la gente se iba a volver loca y que iban a matarme de camino al Hotel. Yo le dije al supervisor que si yo perdía ese partido el que no iba a llegar al Hotel iba a ser él porque lo mataba yo.

Empecé ese juego con 15-0 porque le dieron un point penalty a él por lo del hombro. Primer punto, le hago una dejada y vuelvo a gritar 'Forza Filo'. Ahí fue cuando empezaron a tirarme botellas desde la grada así como otras cosas. Acabé ganando el partido y en la ceremonia, él empezó a decir que era una decepción perder contra un tío como yo. Pensaba para mí mismo, si él va a tirar toda esa mierda contra mí, yo voy a tirarle rosas durante 5 minutos. La gente no dejaba de pitarme y yo comencé agradeciendo el trabajo de todo el mundo, especialmente los recogepelotas, y empezaron unos pequeños aplausos. Felicité a Filippo por su final y le dije que si seguía así, volvería pronto arriba. Me despedí de la gente por todo, a pesar de que apoyaran al rival, y les dije que los quería ver de nuevo el año que viene. Todos enloquecieron y terminaron pidiéndome autógrafos e invitándome a comer y beber".

Su comportamiento. "Fui entrenado a comportarme así y después de 4 años ya no pude parar de hacerlo. Ahora sé que hice muchas cosas malas a otros rivales tanto dentro como fuera de la pista. Ahora, que ha pasado más de 10 años, siento haberme comportado así, como un gilipollas. En aquella época, era como un caballo y solo seguía ese camino. Él me castigaba con más ejercicio si en los partidos no provocaba a mis rivales. Después de eso, ya no pude cambiar. Cuando contraté a otro entrenador, me dijo que no podía seguir así y me castigaba con 2 horas de bicicleta si hacía algo mal. La primera semana estuve 16 horas en la bici, pero luego fui a mejor aunque mi juego empeoró. Ya no tenía tensión porque si rompía mi raqueta me iba a la bici y yo no era Armstrong".

El año que cambió todo para él. "2009 fue el mejor año de mi carrera pero también el más triste, porque perdí a mi madre. A inicio de año gané a Nalbandian en Acapulco. Le enseñé a todos que estaba creciendo. En Indian Wells me enfrenté a Roddick en segunda ronda e hice un grandísimo partido. Cuando llegué al US Open, gané por primera vez un encuentro de Grand Slam y estaba muy contento. En segunda ronda me enfrentaba a Pablo Cuevas. Estaba en el vestuario y me acordaba de mi madre. Pensaba que ella estaría muy orgullosa de mí y que no importaba si ganaba o perdía. Terminé ganando en cuatro mangas sin decir una sola mala palabra y recuerdo que un tipo en silla de ruedas se me acercó. Él era austriaco y me dijo: 'Felicidades, tu madre estaría muy orgullosa de ti si te viera así'.

Le di mi camiseta, porque me la pidió, y le dije que si podía esbozarle una sonrisa por todo lo que había pasado en su vida, le daría un lugar en mi box para el siguiente partido ante Del Potro. Me dijo que le encantaría pero que se iba al día siguiente, y le dije que no se preocupara. Para mí, esto fue más memorable que el partido ante Juan, porque le hice feliz en algo que recordaría el resto de su vida. Esas cosas no se pueden comprar".

Todo se vino abajo en 2010. "Tuve una operación seria en mi muñeca, por lo que estuve fuera 2 meses. Empecé a entrenar pero se me infectó algo dentro de la muñeca y me dijeron que no podían operarme de nuevo porque me haría estar mucho más tiempo fuera. Solo entrenaba y entrenaba hasta que volví a jugar y a ganar partidos. Ahí fue donde el problema con la ATP y la TIU llegó. No podía decírselo a nadie y eso cada vez me pesaba más. En Roland Garros tuve que ir a un psicólogo, porque no podía soportarlo más. No quería ni jugar, porque sentía mucha presión. Perdí la pasión.

El psicólogo me dijo que apartara mis raquetas por dos semanas y que ni las viera, ya que eso me sentiría mejor. A las dos semanas le dije que tenía que jugar, así que empecé a jugar en clubes. Llegué a la final en uno y ahí me enfrenté a Koubek, que también era austriaco, como yo. El psicólogo me dijo que daba igual si ganaba o perdía, solo que no dijera nada. Perdiendo 3-2 en el primer set me puse a llorar porque estaba destrozado por dentro. Aguanté y no me retiré. Cuando en el segundo set me puse 3-1 abajo y Koubek me dijo que me iba a comer, que iba a morderme.

Le rompí de vuelta y yo no le dije nada, solo que no le duró mucho el break. No sé qué le pasó, pasó a mi lado y se volvió loco. Empezó a estrangularme durante 5 segundos y me dijo que no debía decirle que era un maricón. Yo no le dije nada. El supervisor estaba delante y confirmó que no le dije nada pero aún así, me expulsó porque era yo. Me tiraron a los leones".

Lo peor que ha hecho dentro de una pista. "Traté muy mal a un recogepelotas. Ahora me siento peor porque tengo una hija y si un tenista la tratara como yo traté a ese chico, le rompería los huesos. Yo fui un gilipollas".

Sobre su expulsión del circuito por amaños. "Dentro de 50 años, cuando me queden solo 3 minutos de vida, diré lo mismo. La ATP me expulsó y usó eso porque era el único modo de deshacerse de mí. A día de hoy aún no han dado pruebas de eso. Con el tipo con el que me acusan solo hablé con él por teléfono y me ofreció 130.000 euros por perder en primera ronda de Roland Garros. Se lo dije a la ATP, como también les dije que me ofrecieron 65.000 euros por perder en primera ronda de Kitzbuhel. Se lo dije.

Hubo tenistas que me señalaron a mí sin pruebas. Un chico que él mismo reconoció que jamás me había reunido con él, dijo que yo le llamé para amañar un partido. Si nunca me reuní con él, ¿cómo podía saber que era yo? Luego, a Wayne Odesnik, la ITF le dijo que si me ponían en problemas le reducirían su pena por doping en 12 meses. Lo dijo él mismo. Me suspendieron y dos meses después jugó el Open de Australia. Después, volvió a dar positivo por doping. A mí, sin pruebas, me suspendieron para toda la vida".

Y acaba con un mensaje: "Tengo varias operaciones en mis muñecas y otras en la espalda. Estoy muy lejos de poder ser un tenista pero si mañana sonara mi teléfono, me iría al primer torneo que pudiera. Es como el asesino que está en la cárcel, sabiendo que él no hizo nada y deseando que un día le digan que encontraron al verdadero asesino para poder salir. El tenis ha sido toda mi vida y sigue dentro de mi corazón".