Zverev no da respiro

Tsonga, Gasquet, Isner, Wawrinka, Cilic, Berdych, Raonic, Djokovic y hoy Kei Nishikori. La lista de víctimas de Alexander Zverev en 2017 sumó un nombre más la madrugada del domingo después de tumbar al tenista de Shimane (6-3, 6-4) en la segunda semifinal del torneo de Washington. Con la potencia de siempre y una personalidad impropia de un joven de 20 años, el pupilo de Juan Carlos Ferrero se metió en su quinta final del calendario y buscará ante Kevin Anderson levantar su primer trofeo en un ATP 500.

Era la primera que se enfrentaban y eso siempre suma un extra de dulce al pastel. Un top10 consolidado como Nishikori ante un top10 novel como Zverev. Aunque si me hicieran apostar cuál de los dos terminará más arriba la temporada, de poco me serviría esta introducción. Washington era el lugar y el billete para una final era el premio, además en pista rápida, una superficie que ambos dominan a la perfección. En el hotel esperaba ya Kevin Anderson, el sudafricano, después de haber hecho sus deberes y dispuesto a disfrutar cómo se mataban estos dos mientras él ahorraba energías para el gran día. El plan era perfecto excepto para el que terminara perdiendo el encuentro.

Muchos esperaban una gran versión del japonés esta noche, agarrándose aunque fuera a su título cosechado aquí hace dos temporadas. Pero no, no sería el nipón de las tardes de gloria. Enfrente se encontró a un hombre que juega sin reparo, sin filtros, le pega con toda su fuerza a todo lo que viene. Esto, para empezar, te obliga a permanecer en la línea de fondo, algo que a Kei no le debería incomodar. Pero claro, ¿a qué precio? No es lo mismo dominar desde el fondo a que te dominen de un lado a otro. Zverev tiene tan solo 20 años pero ya no conoce el miedo. Esto se ve en múltiples factores, desde su manera de jugar a su manera de actuar. En los descansos, por ejemplo, fíjense en cómo mira a su adversario, no le teme, no acepta ninguna regla con la que él no salga favorecido de alguna manera.

De los primeros 14 puntos del partido, 13 fueron a parar a manos del alemán. Esto ya te deje ver ligeramente con qué actitud sale cada uno en pista. Y es que Alexander es peligroso en todos los registros: hace daño cuando resta pero el verdadero problema lo tienes cuando saca. En el 6-3 del primer parcial, un único punto perdido con su servicio (20/21), no importó si jugaba con primero o con segundo. Números que le sitúan en un ritmo de acierto y tendencia muy alejados de la mayoría. El pobre Nishikori poco podía hacer, hoy su electricidad estaba siendo controlada y apagada por el de Hamburgo. Miraba a Bottini buscando respuestas y lo que encontraba era una cabeza gacha y envuelta en resignación. Por su parte, Juan Carlos Ferrero observaba a su pupilo avanzar sin titubear, seguramente repitiéndose en su interior lo afortunado que ha sido al aterrizar en este barco.

A Nishikori le hacía falta mucha más dosis de magia, de acierto y de fe para ganar a este Zverev, quizá por eso la segunda manga volvió a decantarse rápidamente a favor del tenista germano. Era muy alta la montaña, demasiado tarde para imaginar una revuelta. Esta vez fue 6-4, pero la impresión era que ni durando el partido al mejor de diez sets hubiera podido el asiático meter mano a su rival. Con total merecimiento, Sasha puso otra cruz en su lista de top10 superados y ya piensa en la cita de mañana con Kevin Anderson. Pase lo que pase, llegará a Montreal con la mejor de las sensaciones.