Benoît Paire: "Son unos idiotas"

Es el ímpetu de un carácter sin costuras. La manifestación de una personalidad volcánica. Llevado al límite de su aguante, herido en su orgullo, la pérdida de papeles parece innegable. Benoît Paire (Avignon, Francia; 1989), que camina entre silbidos bajo la bóveda francesa, estrella la raqueta contra el cemento de Bercy. Uno de tantos marcos retorcidos hasta el siniestro total ante una grada atónita. Es la cara B de un portento para el trazo lírico. Un jugador tan inspirador como inestable. Una esperanza frágil del tenis galo.

Benoît abandonó el Palais Ominsport de Bercy abucheado. Uno de los pilares del futuro a medio plazo del tenis nacional recibiendo sonoros desprecios por parte de la gala parisina, en la capital del país que le vio nacer. Él, que sobrevuela las primeras 25 posiciones del escalafón, había sido zarandeado por el 189 del mundo. Apenas una hora bastó a su compatriota Pierre-Hugues Herbert para cercenar el camino de Paire bajo la cubierta de Bercy. La actitud de Benoît, lesionado en la rodilla pero temperamental como de costumbre, no tuvo buena acogida en la grada.

Benoît, que ya vio cómo la Federación Francesa -una de las más protectoras- le cortaba el grifo de ayudas debido a una actitud de enfant terrible, observa como su propia grada le sugiere ciertos despegos. Como ya sucediera en Metz semanas atrás, el público local no apreció los gestos de Paire, a quien despidió entre silbidos. El galo, cuyo temperamento cálido no requiere excesivo fuego para prender la mecha, disparó de vuelta contra los irritados asistentes, a quienes no dudó en tildar de 'idiotas' una vez concluido el encuentro.

"Estamos en una estadio de tenis y esta gente no se entera. Así es la vida. Todos esos son unos idiotas. No me importa. Hacen lo que quieren. En París, estoy acostumbrado. Esto es así cada año. Intenté hacer cuanto pude (en el partido)" comentó Benoît tras el controvertido encuentro.

"A la entrada, fui abucheado por alguna gente mientras (el speaker) comentaba mi historial, de manera que la gente no entiende. Ya no presto demasiada atención a esto. Pero es verdad que en pista me molesta ver imbéciles en un estadio" comenta un jugador que llegó a llevarse el dedo índice a los labios tras un punto de gran factura para hacer callar a sus detractores. Por lo demás, no es importante. A veces pasa en menor medida. Es parte del juego" reconoce un jugador que ya levantó comentarios por su irreverente conducta durante el pasado torneo de Wimbledon.

El francés desveló los problemas físicos que habían condicionado su participación en el último Masters 1000 de la temporada, una afección física que pudo lastrar su rendimiento ante un oponente de inferior categoría. "Tengo una inflamación en el tendón rotuliano, de manera que debo hacerme inflitraciones".

Con la temporada concluida para el de Avignon, tras el último episodio caliente de la temporada, expresó su deseo de desconectar durante algún tiempo de la escena pública antes de partir en dirección a Cancún. "Mi único deseo es marcharme. Voy a disfrutar de unas merecidas vacaciones. He tenido una buena temporada. Espero terminar en el top30. Voy a salir cada noche. Se hablará también de esto pero necesito tomarme unas buenas vacaciones".

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