Hace algunos meses, uno de los jugadores más destacados de la última década en el tenis masculino anunció su retirada. Se trataba de Leo Mayer, componente vital de la generación argentina que levantó la Copa Davis en Zagreb, ganador de dos ATP 500 (ambos en Hamburgo, su gran torneo) y octavofinalista de Grand Slam en dos oportunidades. Sin embargo, el Yacaré se guardaba una última bala en su recámara: el torneo de su tierra, en Corrientes, un Challenger cuya Pista Central lleva su nombre. La última función de Mayer finalizó ayer: jugó el dobles junto a su compatriota Ignacio Monzón, y tras vencer en primera ronda, cedieron en la segunda ante la pareja formada por los hermanos Huertas del Pino. Un último baile que pone el fin de forma definitiva a la carrera de Leo.