Tras toda una vida persiguiendo el objetivo, Jessica Pegula ya podrá contarle a sus nietos que disputó una final de Grand Slam. Además no fue una cualquiera, sino la del US Open 2024, ante Aryna Sabalenka y tras un verano de ensueño a través de la gira norteamericana. Eso sí, también les contará que sufrió como nunca en semifinales para remontar a una Muchova que llegó a tener el partido totalmente en sus manos. Narrativa épica en los zapatos de la jugadora Buffalo, mostrando su mayor sonrisa en rueda de prensa tras vencer a la checa y ver cómo el sueño está ya a un solo suspiro de hacerse realidad. Que tome aire, porque el último paso siempre es el más complicado de abordar.
Una victoria inolvidable
“Obviamente, estoy muy feliz por estar aquí sentada contando que le di la vuelta al partido, aunque abajo en la pista lo viví todo con más dureza. De alguna forma encontré la manera y empecé a jugar un tenis realmente bueno, manteniendo el impulso a través del tercer set hasta cerrarlo. Pienso que en el tercer set hicimos un tenis muy bueno, desde finales del segundo set, de hecho. Simplemente estoy feliz con la forma en que pude competir”.
Marcador de 6-1 y 2-0 abajo
“No sé cómo lo hice, ella tuvo una volea para colocarse 3-0, pero falló. Ahí pude aferrarme a mi servicio y encontrar la manera de seguir, diría que la multitud también me ayudó a tener algo más de adrenalina, porque estaba muy plana, ni siquiera estaba nerviosa. Ella es una rival muy complicada, no le puedes jugar plano porque no te da mucho ritmo, se pude ver en su nivel del primer set. Sostener ese juego me ayudó a sacar la adrenalina y meterle muchas piernas al partido, persiguiendo cada pelota. Una vez que obtuve el ritmo comencé a sentirme más cómoda, a jugar un poco más agresiva y entrar de vez en cuando, dictando con mi derecha”.
Gestionar el triunfo ante Swiatek
“Fue una noche rara, después del partido con Iga estaba todavía más nerviosa, pero esta noche salté a pista súper plana. Pensaba que sería positivo sentirme suelta, pero no tanto. Cada día te sientes diferente, a veces sales y te sientes genial y otros te ves súper plana, pero hay que lidiar con eso. Seguro que jugar en noches consecutivas también ha contribuido a eso, pero no lo sé, así es el desafío de jugar un Grand Slam. Lo importante es que pude ajustarme justo a tiempo a esta nueva situación”.
Sabalenka, último examen
“Ella es una gran jugadora en pistas duras, una de las mejores del mundo, pero creo que yo también. En Cincinnati sacó increíble, pero aún así sentí que tuve oportunidades. Espero que el sábado no saque tan bien, o tal vez un poco peor (risas). Sé que tengo el juego, que puedo frustarla, pero tengo que ser agresiva y hacer que se mueva, sacar inteligente y presionarla con su saque. Hacer mi juego, básicamente, que es más o menos lo que vengo haciendo. Espero ejecutarlo este sábado y resolver el partido a mi favor”.
Finalista de Grand Slam
“Es algo increíble, un sueño de infancia, es lo que siempre quise. Significa mucho trabajo detrás, ni siquiera podéis imaginar cuánto. Significa el mundo entero para mí. Estoy muy feliz de estar en la final, pero vengo aquí con la intención de ganar el título. Si me decís a principio de año que estaría en la final del US Open me hubiera reído mucho, en ese momento no pasaba algo así por mi cabeza. Ser capaz de superar todos los desafíos y decir que tengo esta gran oportunidad el sábado es algo por lo que luchamos todos los jugadores, además hacerlo en mi país, en el Grand Slam de casa. Es perfecto, la verdad”.
Recompensa a tantos años de esfuerzo
“Es algo muy gratificante, aunque sé que el trabajo todavía no está terminado. Pero sí, todos estos años de arduo trabajo… tuve que ser muy resistente a numerosos factores, supongo que por eso me ha llegado el reconocimiento. Es bueno ver que, de alguna manera, he sido recompensada en estas dos últimas semanas. Todavía sueño con ganar este torneo, creo que pude superar muchos desafíos y diferentes barreras estos últimos quince días, incluso el último mes ya supone una gran victoria para mí”.
Un sueño con 30 años de edad
“No sé si llegué a pensar que jamás sucedería, pero definitivamente hubo momentos donde no quería jugar al tenis, no sabia si quería hacerlo más, es lo que tiene pasar por momentos muy bajos. He tenido varios de esos, pero al final siempre volvía, siempre le daba la vuelta al guión, soy buena haciéndolo. Por eso he podido regresar de todos esos retos mucho mejor que antes. Siempre he creído que era capaz de resolver esos problemas, siempre me lo repito a mí misma, ese tipo de confianza me ayuda a tener tranquilidad”.
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