Cuatro veces Swiatek

La número 1 cierra un nuevo torneo de ensueño tras alcanzar su cuarto Roland Garros, un escenario ya acostumbrado a verla reinar. Este es un pequeño tributo a su nuevo capítulo en París.

Mónica Barberán Munera | 8 Jun 2024 | 23.00
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Iga Swiatek en Roland Garros 2024. Foto: getty
Iga Swiatek en Roland Garros 2024. Foto: getty

Hace exactamente un año hablábamos de la estrella incandescente que sobrevolaba París, una estrella que hoy brilla más que nunca. Iga Swiatek sigue iluminando la ciudad de la luz de manera muy vívida gracias a este nuevo título en Roland Garros que abraza por cuarta vez. No hay duda que la número 1 del mundo y la Philippe Chatrier mantienen una vinculación poco frecuente, al margen de un hombre llamado Rafael Nadal, y que promete estrecharse cada año un poco más. Dejando todas las estadísticas a un lado y poniendo el foco en lo intangible, pero nunca tan real, da miedo imaginar qué futuro le espera a Swiatek en esta tierra.

Y es que ciertamente este título la puede elevar ya casi al estatus de leyenda y eso que tan solo cuenta con 23 años. Sin embargo, la sensación es de tener delante a una veterana, y no de guerra, aunque aparente librar las más sencillas de las batallas. Esa es también la sensación del que ve a la polaca enfrentarse a una final de Grand Slam. Jasmine Paolini nunca tuvo oportunidades ante ella porque Iga siempre sale a la pista (o por lo menos en París) con la mitad del trabajo hecho. Gracias a la huella que ha ido trazando en esta tierra desde 2020, la polaca ha aprendido a gestionar las dificultades con dedicación y grandeza. Aquel partido ante Naomi Osaka fue el impulso que la aupó hacia una nueva final a la que llegaba para devorar.

Autora de una tetralogía con final feliz

Cada uno de sus títulos en París es un capítulo de una historia cuyo índice no indica el final, pero sí muestra un fiel retrato de la dictadura a la que está sometiendo a todas sus rivales. Iga lo sabe y también sabe que la clave de todo lo que está logrando recae en sí misma y en concentrarse en lo que hace. Y es que la polaca crea una especie de burbuja en la que se resguarda antes y durante cada partido que le hace no mirar el marcador, tan solo jugar cada punto como si fuera el último. ¿Y de dónde sale esa mentalidad y a quién se le parece? Ajá. Los reinados siempre tienen sucesores tarde o temprano y quien mejor para eso que alguien destinada a marcar una época.

Así, como cada primavera, cuando Roland Garros despierta de su letargo invernal, el nombre de Swiatek resuena como una amenaza entre las mujeres dispuestas a cambiar el final del cuento, pero que termina una vez más con la ella levantando al cielo la Copa de los Mosqueteros. Pero algo que no podemos hacer es dejar que ese éxito nos ciegue y nos lleve a pensar en que la número 1 del mundo lo será siempre por gracia divina. Este cuarto título en París servirá para que Iga enseñe al mundo que la disciplina, la mentalidad competitiva, la humildad, el esfuerzo y el talento deben darse la mano para poder dominar la arcilla parisina con una autoridad pocas veces vista. ¿Hasta dónde llegará el relato de esta mujer en París?