Alexander Zverev pisará por primera vez la final de Roland Garros 2024 tras superar en cuatro sets al doble finalista del torneo, Casper Ruud. El alemán superó por 2-6 6-2 6-4 6-2 al noruego, quien tuvo que sufrir algunos problemas de estómago a partir del final del primer set. Por su parte, un Sascha de menos a más logró tomar el control de un partido en el que el noruego había entrado con el pie derecho para pisar así su segunda final de Grand Slam tras el US Open de 2020. Gran tenis por parte de Zverev que se verá las caras con Carlos Alcaraz por llevarse a casa el título parisino el próximo domingo.
Por mentalidad y por tenis, Casper arrancó el encuentro mucho más enchufado que Zverev. Aunque fue el alemán quién dictó el peligro nada más empezar, la realidad es que el noruego se recuperó de esas primeras dudas con paciencia y construyendo inteligentemente los puntos. Y es que Sascha se enredó con los errores, con sensaciones nada cómodas en la tierra y viéndose superado por un sólido Ruud que le rompió el servicio con bastante superioridad. Ese dominio de Ruud se reflejó en su acierto con la dejada como principal recurso, un servicio bastante efectivo y una latente agresividad.
Así es cómo hizo correr a un Zverev desesperado que no terminaba de encontrarse, además de que su servicio le ayudaba, pues le costaba un mundo ganar los puntos. Ni siquiera se apuntaba puntos gratis con el saque, algo que le hubiese dado un respiro ante un rival que estuvo jugando de manera impecable. No le quedaba otra al alemán que ser agresivo, pues Casper estuvo haciendo maravillas y, siendo muy dominante, cerró el primer set.
Sascha toma el control ante un mermado Ruud
Ahora bien, el segundo parcial dio la vuelta al partido con ambos intercambiándose los papeles. Zverev quiso frenar a un Casper que estuvo manejado el encuentro con su buena derecha. El break del alemán nada más comenzar fue todo un subidón que tuvo muchas buenas consecuencias para él, pues Sascha empezó a sacar su mejor nivel hasta ahora. El momento de sacar a relucir su revés llegó, además de mejorar su porcentaje con el servicio, muy necesario a estas alturas. Ruud resolvía problemas con su recurso más utilizado: la dejada.
Sin embargo, su servicio no le acompañaba mientras que Zverev ganaba en confianza y soltando cada vez más su derecha, bastante comedida en el primer set. Por su parte, Casper sentía ese golpe cada vez menos ante una bola muy rápida del alemán que terminó de hacerle mucho daño con ese revés paralelo mortífero que tanto le caracteriza. Ahora sí, Zverev dominaba el partido con agresividad para empatar el encuentro con mucha confianza.
El noruego se queda sin tiempo
Dando ese pasito adelante también con su revés paralelo, el alemán se aprovechó de que su rival no sentía para nada su derecha, algo muy grave si quería tener alguna posibilidad ante un Zverev enchufado. El tercer set arrancó un poco más igualado que los anteriores, pero enseguida Sascha volvió a coger carrerilla para llevarse el break. Casper no se encontraba en pista, no estaba nada fino y ya ni siquiera la dejada le salía. El alemán fue muy superior ante un Ruud que no encontraba su lugar, que no sabía qué hacer y que empezó a evidenciar problemas estomacales. Así, un desaparecido Casper sintiéndose evidentemente mal a nivel físico no le quedó otra que intentar pelear en el siguiente set.
A estas alturas, Ruud necesitaba una carga de energía si quiera darle la vuelta al impulso. Así, tras un paso necesario por el vestuario, el noruego parecía encontrarse mejor físicamente. Inicialmente ni siquiera perseguía algunas bolas, pero poco a poco empezó a sentirse algo más estable en lo que estaba siendo una situación límite para él. Sin embargo, el rugido del león que tenía enfrente no iba a ponerle las cosas fáciles, dominandi ya con break arriba. Ruud necesitaba recuperar la iniciativa del juego, pero un firme Zverev al servicio y en la defensa no le dejó tiempo para recuperarse al 100%. Aunque mejoró mucho con su derecha y luchó hasta el final, el revés paralelo del alemán marcó el final de la batalla. Ahora tocará sacar su último rugido ante un Alcaraz que ya le espera para luchar por la gloria.