Swiatek remueve la tierra parisina para recordarle a Osaka quién manda

La número 1 del mundo logró sacar adelante un encuentro casi perdido ante la japonesa en Roland Garros. Una lucha intensa que le propuso una Osaka crecida, pero a la que la le invadieron las dudas.

Mónica Barberán Munera | 29 May 2024 | 20.52
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Iga Swiatek en Roland Garros 2024. Foto: getty
Iga Swiatek en Roland Garros 2024. Foto: getty

Partidazo el que nos han regalado Naomi Osaka e Iga Swiatek en segunda ronda de Roland Garros. Se preveía un gran espectáculo entre las dos campeonas de Grand Slam y no defraudó, sin duda. Eso sí, casi pudimos ser testigos de la sorpresa del día ante el gran nivel de Osaka. La número 1 del mundo acabó llevándose la victoria por 7-6(1) 1-6 7-5 tras un encuentro en el que le costó ser dominante ante uno de los mejores partidos de la japonesa sobre tierra. Así, aún viéndose incómoda, la polaca dio la vuelta al resultado que a punto estuvo de caer del lado de una Naomi que ha demostrado estar bien físicamente, con esos golpes que tanto echábamos de menos y con una energía que nos dará muchas alegrías.

El partido comenzó con una Osaka metida ya desde el minuto 1, pegándole muy duro a la bola y sacando su derecha a relucir. Sin embargo, tras un pequeño malentendido, la japonesa no logró romper el servicio a la número 1 del mundo, quien cogió las riendas del encuentro para ser quien tirara la primera piedra. Aún yendo por delante, Osaka no se arrugó en ningún momento, agarrándose a la pista con cada golpe. El ritmo de bola de Swiatek es muy difícil de aguantar, pero la japonesa no dejó de intentarlo, dejando algunos puntos para el recuerdo con esa gran mano. Y es que Naomi estaba cada vez acercándose más a su cometido, logrando que a su rival le entraran las dudas. Mientras que el físico de Osaka le estuvo dando muy buen rendimiento, la mentalidad ganadora parecía no haberse ido nunca de esa cabecita.

Llegó el cenit de dudas sobre Iga. La polaca parecía haberse hecho con su juego hasta que la japonesa dio un plus de agresividad, sobre todo en los segundos servicios, y obligó a su contrincante a errar dos golpes de derecha que le llevaron a igualar la batalla. Así, mientras el nivel de tenis de Naomi fue in crescendo, a Iga se le veía bastante presionada, pues no se estuvo encontrando nada a gusto por culpa de la exigencia de Naomi. Aun así, Swiatek no dio su brazo a torcer y logró soportar el chaparrón dominante de la japonesa para jugársela a todo o nada en el tie-break. Y allí Iga se hizo dueña y señora. Así, a pesar de la buena actitud de Osaka durante todo el set, la frustración la invadió ante el cambio de tuercas. Set para Swiatek.

Espejismo de Osaka

Después de cómo acabó ese primer parcial, nada parecía indicar que la japonesa se viniera tan arriba, pues logró reengancharse a las riendas del encuentro una vez más. Tres juegos consecutivos de la japonesa que se los llevó con bastante holgura y creyendo en sí misma como una verdadera campeona de Grand Slam. También la calidad del servicio de Swiatek bajó, mientras que el de Naomi fue a más. Y es que la japonesa ni siquiera llegó a encarar una sola bola de break en este segundo set. A estas alturas, el partido se puso muy tenso para la número 1 del mundo, que no sabía cómo salir de atolladero. Poco que decir ante el gran dominio de una Osaka que ya no soltó los mandos del juego para decidirlo todo en un tercer set. 

Habría sido muy fácil decir que Naomi no tuvo que enfrentarse a la defensa de una Swiatek dispuesta a cambiar el rumbo. Y, efectivamente, la polaca le puso en apuros nada más arrancar este decisivo set. Sin embargo, la manera de agarrarse a la pista de la japonesa y de ayudarse de su servicio para seguir viva fue algo de otro mundo. Se puso por delante de la polaca después de destrozarla con sus golpes y con su mortífero revés, pero Iga quería decir la última palabra. En el momento de llevarse el partido, la polaca respondió como la gran número 1 que es, marcándose 5 juegos consecutivos después de insistir y nunca dejar de creer a pesar de que todo le iba en contra. Naomi no pudo salir del mar de dudas en el que su rival le metió, una rival que resurgió para acertarlo todo y poner la bola dónde y cómo quería. Así, la victoria de la polaca fue inevitable en un terreno en el que está decidida a seguir reinando.