Sin disputar un torneo desde el pasado mes de agosto, Bianca Andreescu decidió volver a la competición en este Roland Garros 2024, donde el sorteo la emparejó con Sara Sorribes en primera ronda. Una vez superado el reto, demostrando que no ha perdido el feeling con la pelota y que vuelve a estar preparada para afrontar nuevos retos, la canadiense explicó en sala de prensa qué cosas han cambiado desde aquel 2019 donde capturó el US Open y se convirtió en la nueva sensación del vestuario. El viaje no ha sido fácil, pero Bianca refleja la emoción y la inquietud de quien quiere volver a recorrer ese mismo camino.
Sensaciones en su regreso
“Me he sentido realmente bien, siento que hoy demostré todo el trabajo qu vengo haciendo en los entrenamientos, así que ha sido una primera ronda genial. He conseguido ganar bastante ritmo de cara al próximo partido, aunque ahora mismo no sé contra quién juego, así que os pido que todavía no me lo digáis, quiero descansar tranquila esta noche y saborear esta victoria. Esta noche no miraré las redes sociales”.
Una primera ronda exigente
“Ya lo he dicho muchas veces antes, entrenar y jugar partidos no se parecen nada. Ahora mismo estoy muy enfocada en el trabajo que hice durante estos cuatro meses, la labor que hice fuera de la pista. Estoy feliz, no quiero observar demasiado los aspectos negativos, ya sé que hubo algunos puntos en el partido que podría haberlos jugado mejor, pero ella tiene un estilo de tenis muy poco convencional. Ella juega en bucle todo el rato, pero es efectivo, así que todo el rato me estaba empujando a ir hacia la red, atacar tanto como pueda y restar muy bien. Cuando vi el enfrentamiento, realmente pensé que era un partido bueno para mí, una oportunidad para mostrar todo en lo que había trabajado. ¿Hubiera sido más duro ante otro perfil de jugadora más pegadora? Hubiera sido duro igualmente, solo que con otro rimo de pelota”.
Cambio de raqueta reciente
“Cambié la raqueta a mitad de pretemporada, fue una cuestión de azar. Simplemente quería probar una cosa nueva, tal vez me gustara el cambio, pero fue todo bastante random. Llevaba mucho tiempo jugando con la misma raqueta, así que pensé que sería interesante probar otras opciones, así que este nuevo modelo me gusta. He notado que mucha gente con ella, lo que noto es que a la hora de golpear es todo muy fluido, el swing es bastante cómodo”.
La virtud que ha perdido con el tiempo
“Es inevitable comparar las situaciones o pensar mucho. Soy una persona que piensa demasiado, piensa en todas las cosas todo el rato, pero tengo que utilizar el pasado para ayudarme en el presente. La forma en la que jugué en 2019 fue increíble, lo que hice fue muy grande, la mentalidad que tenía en esos momentos era súper intrépida, muy competitiva, no importaba si estaba abajo en el marcador, siempre tenía la misma actitud de cara al marcador. Eso lo fue perdiendo con el paso de los años, no sé cómo sucedió, así que ahora estoy peleando por encontrar de nuevo esa mentalidad”.
Un estilo innegociable
“Me enfoco mucho más en el lado de la creatividad, siento que esa es una de mis grandes fortalezas. También la simplicidad, aunque creo que todo nace desde la confianza, algo que solo viene cuando acumulas partidos. Para conseguir necesito mantener una visión simple, buscando el tiro correcto, trabajando cada día en mis debilidades. Todo tiene que tener un equilibrio, aunque también depende del rival al que te enfrentes, pero nunca querría alejarme de mi esencia, así es como crecí y así es como entiendo el tenis desde que tengo 10 años. No quiero rehuir de eso, así que ahora mi objetivo está encontrar ese balance”.