"Llegué a pensar que tenía que ganar un Grand Slam con 16 años"

Victoria Jiménez, la andorrana que sorprendió al mundo con su precocidad, se sincera sobre presión, expectativas y más en Puntodebreak. "Me siento mayor con 18 años".

Carlos Navarro | 27 Feb 2024 | 21.37
facebook twitter whatsapp Comentarios
Victoria Jiménez Kasintseva. Fuente: PdB
Victoria Jiménez Kasintseva. Fuente: PdB

Victoria Jiménez Kasintseva. Estoy convencido de que les suena este nombre. De oídas, aunque sea. Después de ganar el Open de Australia junior a los 14 años y estar a punto de pisar el top-100 del ranking WTA, ¿en qué punto se encuentra ahora su carrera? Ella misma nos lo cuenta.

Qué difícil es medir bien los tiempos en el tenis. Si nos vamos a la categoría femenina, cuesta aún más trabajo. La ingente cantidad de jugadoras capaces de tocar la gloria con una precocidad alucinante genera, de forma indirecta, una presión inmediata en muchas otras raquetas. ¿Y si ya no soy lo suficientemente buena? ¿Por qué 'x' tenista me está pasando por la derecha? Cada persona y cada jugadora es un mundo, aunque ese mundo se haga extraño y difícil de comprender si ganas el Open de Australia júnior con solo 14 años... y de esa experiencia solo puede hablar, concretamente en una entrevista con Puntodebreak, Victoria Jiménez Kasintseva.

"Tengo 18 años, pero ya me siento vieja". Lo pronuncia entre risas, casi sin creérselo, pero es una frase que esconde cuatro años de sacrificio y, en ocasiones, sufrimiento. Al mismo tiempo, la experiencia aporta a Victoria una capacidad analítica y reflexiva espectacular. Personalmente, jamás me he topado con una persona tan joven y, a la vez, tan madura: tan consciente de las dificultades y los desafíos que ha generado una progresión como la suya, tan honesta con sus sentimientos. Eso desembocó, hace en torno a tres meses, en una charla cautivadora.

Y llegó en un momento idóneo, tras una temporada donde a Vicky le tocó convivir con la cara más amarga del tenis. A día de hoy, todavía convive con ella: derrotas tempranas, lesiones que podrían parecer inoportunas (esta charla, en concreto, llegó tras un parón de un mes por una torcedura de tobillo)... en definitiva, un aprendizaje que le ha hecho mejor en todos los sentidos. Hace año y medio pisaba el top-150, representando con orgullo a su país, Andorra; ahora se encuentra fuera del top-300, pero con la convicción de que su camino no ha hecho más que comenzar. Alejada algo más del foco mediático, es momento de que conozcan en profundidad a esa chica que dejó su huella en el mundo del tenis con solo 14 años, pero que vivió con resignación todo lo que viene después. Lo bueno... y lo no tan bueno. Disfrútenlo tanto como yo lo hice.

CN: Lo primero es preguntarte por cómo estás físicamente, tras un 2023 de molestias y alguna que otra lesión.

VJ: Estoy bien. Hace un mes (septiembre de 2023) me torcí el tobillo, pero la recuperación ha sido muy rápida, mucho más de lo que pensábamos. Al final, creo que realmente… ha sido un poco el destino. Quizás en el momento fuese un poco dramático y triste, me hice bastante daño y sabía que tenía buenas oportunidades por delante… pero, al final, este tiempo y este mes, porque ha sido muy corto y se me ha pasado muy rápido, me ha dado la oportunidad de acabar mis estudios, que tenía bastante ansiedad porque pensaba que no los acabaría (risas), tenía hasta el cinco de octubre...

En el límite, eh.

En el límite, totalmente. Además, tenía que sacarme el teórico del carnet. Así que este mes lo he aprovechado al máximo para estudiar, porque a mí además me encanta estudiar. Con el tenis no he podido realmente, y al final tenía esas dos cosas por hacer y este parón me ha dado el tiempo de poder acabar esas dos cosas y poder concentrarme ahora en el tenis.

Te ha dado tiempo a hacer las cosas que haría una adolescente normal. A veces es necesario pasar tiempo con tus amigas, despejar la mente para poder centrarte aún más después.

Sí… la verdad es que este mes no he visto a ninguna amiga (risas). He estado con mi familia. Realmente, como este año he tenido el límite de torneos, he estado mucho en casa, he ido haciendo mis rutinas. Ahora voy a estar un tiempo que quizás no voy a poder hacer esas rutinas, porque voy a empezar a competir mucho más. Mis rutinas eran despertarme, hacerme el desayuno en casa, caminar hasta las pistas de mi padre, que están a 20 minutos de mi casa; también el Centro Deportivo está a cinco minutos de mi casa, lo tengo todo ahí caminando... Andorra es un país precioso: quizás no lo apreciaba lo suficiente, quizás estaba enfadada por no poder competir, pero ahora me doy cuenta de que era un momento de mi vida que quizás tenía que haber disfrutado, porque quizás los próximos años ya no podré disfrutarlo tanto como lo disfruté en aquel momento. Me ha encantado estar en casa, este mes lo he disfrutado mucho.

(NdA: el límite de torneos es el "Age Eligibility Rule" de la WTA, que limita el número de torneos a los que una jugadora puede acceder en función de su edad. El año pasado fue el último al que Vicky estuvo sujeta a esta norma: al tener 17 años, el máximo de torneos que puede disputar en una temporada es de 16. A partir de los 18 años, que cumplió en agosto de 2023, la regla ya no aplica).

Hablabas del límite de torneos debido a tu edad. ¿Cuál fue tu planteamiento inicial desde el minuto uno, sabiendo que quizás no podías jugar tanto?

Ha sido difícil. Normalmente cuando tú vas a un Grand Slam siempre juegas un torneo o dos antes. Yo, por ejemplo, tuve que ir a Australia y ese fue mi primer torneo del año. Hice tercera ronda de qualy, estuve a las puertas… pero no sentía que iba preparada, fue un poco fuerte. Luego, en Roland Garros sí tuve la oportunidad de jugar un torneo antes, pero en Wimbledon tampoco pude, y encima es hierba. Es un poco injusto… pero al final ya no es mi pelea. Tampoco me quiero meter, he cerrado esa etapa, pero creo que las niñas jóvenes ya tenemos suficiente estrés, ansiedad y presión encima como para que nos limiten aún más. Pero bueno, de verdad que no me quiero meter más (sonríe).

No, pero está bien hablarlo porque al final hay mucha gente que seguro que no conoce todo esto y se puede hacer preguntas. ¿Por qué ha jugado tan poco? ¿Por qué ha sido un año en el que no ha tenido tanta evolución? Y te das cuenta de que hay un límite que tienes que cumplir…

Ahora por ejemplo he bajado de ranking, y tengo puntos a defender... y me doy cuenta de que he jugado muy poco, de que no he tenido oportunidad de sumar. Las oportunidades que he tenido las he aprovechado: sí, no me han salido como quería, pero es que es muy difícil jugar un torneo, parar un mes, jugar un torneo o dos… pero bueno, ya pasó, no va a volver a pasar.

Sabiendo que ha sido un año en el que has estado más en casa, has mirado las cosas con cierta perspectiva, con calma… ¿cuánto pesa realmente la etiqueta de ser ‘la más joven en’? Por ejemplo, la más joven en ganar el Open de Australia júnior, con 14 años. ¿Cuánto pesa de verdad?

(Piensa). Mentalmente he crecido muchísimo y soy mucho más fuerte de lo que era antes. Eso sí, a veces pienso y me creo mentalmente más débil por no ganar, ¿sabes? Es un poco… antes de ganar Australia jugaba sin presión ninguna. Siempre decía que no tenía presión, pero sí que la tenía encima. Ahora me siento vieja (risas). Por tener 18 años me siento demasiado mayor. Al ser tan joven, al hacer un gran resultado tan joven… ahora me siento como muy mayor. Cumplir 18 y ser adulta me ha quitado muchísima presión de encima: ya no soy una niña. Ya no tengo esa presión extra por ‘ser joven’, no.

Justo ahí quería llegar. Ahora que has cumplido 18 años, quizás te quites de encima esa presión extra: ahora ya puedes ser ‘una más’ en el circuito, no una adolescente prodigio.

Sí. Cuando gané con 14 años, yo ya tenía en mi cabeza que con 16 o 17 ganaría un Grand Slam de verdad. Es lo primero que se te viene a la cabeza. Al no hacerlo, es como… que constantemente estás fracasando. Y, además, los años pasan muy rápido…

No te das cuenta de todo lo que vives y pasa a tu alrededor.

No. Yo ahora tengo 18 y me he quitado de encima la sensación de que a los 18 años ya se acababa todo. Es como que siempre iba diciendo: ‘Pues ahora tengo cuatro oportunidades hasta que cumpla los 17’. Cuando perdía una, pensaba: ‘No pasa nada, me quedan tres más’. Cuando perdía otra: ‘Uy, uy, cuidado que se van…’. ¡Y eso que todavía no he entrado en un cuadro de Grand Slam!

Es que me has hablado de conquistar un Grand Slam absoluto… ¡cuando tenías 16 años! Dice mucho de tu ambición, pero también de la competitividad que ha habido históricamente en el circuito femenino a esa edad… ¿te arrepientes de pensar así?

No me arrepiento. No me arrepiento de nada, porque todo esto me hace más fuerte, y me hace pensar que… no es sano pensar así. Pensar en un torneo…

Y que el pensamiento inmediato sea: tienes que ganarlo.

Exacto. Hay muchos pasos en el aprendizaje y no solo es ganar o perder. No sé… el caso es que yo pensaba mal, porque el simple hecho de, con esa edad, participar en una fase previa de un Grand Slam ya es un éxito. Yo no pensaba así. Pensaba que participar era lo que tenía que hacer, y que ganar era obligatorio. Sí (risas). El mensaje es incorrecto, y a la que no empieza a ir como tú quieres…

Dudas.

Claro. Yo cuando llegué con 14 años y gané en Australia, miro atrás y me fijo en lo que pensaba en aquel momento… solo pensaba en entrar a pista y luchar. Era otra mentalidad. Me doy cuenta de que tenía mal el mensaje, que el mensaje era incorrecto.

¿En qué momento te das cuenta de que el mensaje era incorrecto?

¡Hace un mes! (empieza a reírse).

Entonces podría decirse que, en cierto modo, esa lesión en el tobillo te vino bien, ¿no?

Yo creo que sí. Es que creo que eso… algún ángel que tengo apareció ahí (risas).

Fíjate que te iba a preguntar si el 2023, con todas sus dificultades y sus aprendizajes, ha sido más valioso que anteriores temporadas donde a lo mejor obtuviste mejores resultados.

Quizás sí, pero creo que cada año cuenta y que todo suma. En 2021 he aprendido, en 2022 también, 2023 más, y todo es constantemente una evolución. Cada año voy madurando más, voy soltando un poco esa etiqueta de ‘prodigio’, voy soltando la sensación de que soy un número, porque no soy nada de eso. No soy ningún prodigio, no soy lo que he ganado. Sí, tengo potencial, pero no tengo que pensar que tengo que ganarlo todo en base a lo que he hecho. En 2023 he aprendido mucho: el límite me ha perjudicado y me ha dado algo de ansiedad (risas), pero me ha dejado aprender. Me ha dado tiempo a vivir momentos en casa, casi a terminar mis estudios… y a darme cuenta de que mi vida no es solo el tenis, de que la vida son muchas cosas más, mi familia, mis amigas. Quizás no ha sido un año de crecimiento en el ranking, pero…

Pero hay mucho más que eso.

Este año he podido celebrar mi cumpleaños en casa, con mi familia; he podido llevar a una amiga mía de viaje a Londres, a Wimbledon… es algo que yo antes soñaba con hacer, y me he dado cuenta de que no solo se trata solo de lo que vivo en la pista y de los resultados, también de lo que vivo fuera. También, gracias al límite de torneos, he podido visitar a mi bisabuela a Rusia durante dos semanas, que hacía cinco años que no la veía. He hecho cosas de las que estoy muy orgullosa y que no son solo sobre tenis, son también cosas que pasan fuera.

A la hora de repasar tus mejores momentos de la temporada, creo que el más especial podría ser tu partido frente a Pavlyuchenkova en el Mutua Madrid Open (perdió 7-6(7) en el tiebreak del tercer set). Inicialmente, tenía pensado preguntarte sobre si ganar ese encuentro podría haber cambiado algo en tu temporada, pero después de escucharte, casi que mejor dejarlo todo como está…

Al final lo perdí. Quizás las cosas hubiesen cambiado, quizás hubiese ganado ese partido, luego el siguiente y vete a saber… pero tampoco me gusta volver al pasado y pensar: ‘¿Y si hubiera ganado aquel partido?’... No ha pasado. Es algo que trabajo mucho con mi equipo, con mi psicóloga: trato de vivir ahora. No puedo vivir del pasado. Aquel día di un paso adelante, da igual haber ganado o perdido el partido. Lo hablaba con mi padre: fue un partidazo, estoy orgullosa de ese día. El resultado no me favoreció, pero di un paso adelante.

Y te diste cuenta de que podías jugar de tú a tú con toda una finalista de Grand Slam.

Sí. Yo sé que tengo el nivel, lo que me falta es jugar partidos y, con el tiempo, ver hasta dónde puedo llegar con mi potencial. También quería añadir que disfruté un montón esa semana en Madrid. No recuerdo exactamente si jugué en la Arantxa o en la Pista 3, yo las confundo porque son iguales (risas), pero recuerdo que con 13 años jugué allí la final del Campeonato Sub16, y para mí volver ahí fue un logro. Además, jugar delante de Iván, David (NdA: grandes aficionados al tenis y de Victoria)… son unas grandes personas, los oí en las gradas y su apoyo significa mucho. Para mí aquel día, a pesar del resultado, fue una victoria.

Hablabas del rol que desempeña tu psicóloga. ¿Cómo de importante es para ti el cuidado de tu salud mental?

Es muy importante. A veces, sobre todo en mi caso, que tengo a mi familia muy cerca, resulta un poco complicado hablar con tu familia. ¿Por qué? Porque son tan cercanos que sientes que te van a juzgar por todo. ¡Y no lo van a hacer, eh! Pero como al final te dicen las cosas como son, porque no se van a ir nunca, ya que tú no puedes cambiar a tu padre hagas lo que hagas, siempre va a ser tu padre y le vas a tener ese cariño… a veces cuesta abrirse a ellos porque quizás quieres ser la hija perfecta…

No quieres contarle lo malo.

Exacto. Y por eso tener la presencia de una psicóloga es importante. A veces no tiene que ser necesariamente una psicóloga: puede ser un amigo, tu preparador físico, pero creo que es importante encontrar a una persona en la que puedes confiar. Yo con el tiempo he aprendido a apoyarme en mi familia, pero hubo un tiempo en el que me costaba. A mí además me cuesta comunicar…

Eso no me lo creo (risas).

Yo comunico lo que ya ha expresado, cosas en las que ya me he abierto, pero hay temas en los que todavía estoy más cerrada y poco a poco me iré abriendo más…

Para finalizar, cuéntame sobre tus objetivos de cara al 2024.

No tengo objetivos claros porque tengo la sensación de que ahora mismo es cuando empieza mi carrera. Ahora mismo es cuando estoy empezando. Si no entro en Australia no pasa nada: ya puedo jugar en los torneos que quiera, ya no tengo el límite. Con el límite es complicado, porque si pierdes en primera ronda no tienes margen, ya has perdido una oportunidad de competir y acabas jugando mucho menos. Eso está muy bien cuando eres Mirra Andreeva, juegas impresionante, porque es una jugadora impresionante y ella está ganando todo y aprovecha sus balas, tiene muchísimo mérito eso, pero hay muchas jugadoras a los que no le sale tan bien ese sistema, y yo he sido una de ellas.