La increíble odisea de Pliskova: tres victorias, tres días, dos continentes

En una de las historias más increíbles del año, la checa ya ha ganado tres partidos en tres días... en dos continentes diferentes. ¿Qué se esconde tras este cuento?

Carlos Navarro | 13 Feb 2024 | 20.18
facebook twitter whatsapp Comentarios
Karolina Pliskova. Fuente: Getty
Karolina Pliskova. Fuente: Getty

Tres partidos, tres días, un título, dos continentes. Esto se esconde tras una historia, la de Karolina Pliskova, por elementos casi fantasiosos. Tras sumar otro triunfo en Doha, la checa continúa una travesía de una exigencia física increíble en la que ha afrontado desafíos que podrían comprometer, incluso, su salud física y mental.

Hace apenas un par de días, Karolina Pliskova se encontraba levantando el título de campeona en el WTA Cluj-Napoca 2024. No era, además, un título menor: se trataba de su primer entorchado desde el 12 de enero de 2020, rompiendo más de cuatro años de sequía y firmando un resultado que le permitiría volver al top-60 del ranking. Ponía fin a una época de traspiés, molestias físicas, irregularidad y muchas derrotas tempraneras, situaciones difíciles de digerir para alguien que ha sido número uno del ranking y finalista de dos Grand Slams. Lo lógico, claro, es que tras un título puedas ir a festejar, aprovechando la noche para celebrar un triunfo así de importante... pero en esta historia la lógica queda apartada a un segundo plano.

El calendario de la WTA obliga a muchas jugadoras a hacer malabares en su planificación. Si quieres llegar lejos en los grandes eventos, te obliga a olvidar el descanso por un tiempo. La situación especial del WTA Doha 2024, que finaliza en sábado en lugar de en el habitual domingo, deja muy poco margen de error a aquellas que hayan firmado una gran semana previa. Daria Kasatkina, Beatriz Haddad Maia y Liudmila Samsonova cayeron en su debut en el torneo catarí tras llegar a las semifinales o la final de Abu Dhabi, sin poder adaptarse al cambio de superficie, pelota y a la carga física y mental del viaje previo. Lo lógico es que Pliskova, que, para más inri, viajaba desde un lugar más lejano (Rumanía) corriese la misma suerte... ¿o no?

ODISEA ENTRE DOS CONTINENTES

La hoja de ruta de Karolina no dio lugar al error. Apenas un par de horas después de proclamarse campeona en Cluj, la checa ya estaba montada en un avión con destino final hacia Doha, Catar. Eso sí, la imposibilidad de viajar directamente a su destino final la llevó a hacer escala en Estambul, añadiendo horas de viaje a una travesía de ocho horas en un vuelo intercontinental. De la tardenoche del domingo a la mañana del lunes, Karo llegó al hotel oficial del torneo en torno a las 08:00 de la mañana, en un relato del que su marido, Michal Hrdlicka, dio algunos detalles. "Llegó al hotel a las 8 de la mañana, durmió 4 horas, almorzó rápido, entrenó rápidamente a las 14:30 y jugó poco después su partido. Condiciones muy desafiantes", compartía en redes sociales una de las personas que también vivió esta pequeña odisea.

Cuando Pliskova perdió el primer set de su partido de debut ante Kalinskaya, todo el mundo daba por hecho que viviría el mismo destino que las Kasatkina o Haddad Maia. Nada más lejos de la realidad: Pliskova, con apenas una práctica y cuatro horas de sueño a sus espaldas, dejó atrás el cambio de pelotas y condiciones para firmar una remontada casi milagrosa. Hoy, en su segundo partido, volvió a afrontar otro partido tremendamente físico... y también lo sacó adelante, a pesar de que estuvo 2-4 abajo en el tercer set. Tres victorias en 48 horas en dos continentes diferentes, una especie de 'logro desbloqueado', como si de una auténtica trotamundos se tratase.

Toda esta historia, por cierto, podría haber tenido un desenlace muy distinto. "Si la final que jugó en Rumanía se hubiese prolongado un poco más, Karolina no habría llegado a tiempo a coger el vuelo a Doha", señalaba su esposo, que también incidía en el alto riesgo de lesiones que entrañaba una empresa así. "Es algo que sugerí, el riesgo de lesión haciendo algo así es muy alto", advierte un Michal que, eso sí, muestra un orgullo tremendo por lo que está haciendo su compañera de vida. Tras atravesar épocas difíciles, Pliskova vuelve a ser esa guerrera silenciosa que se convertía en una amenaza para cualquiera. Esta historia es solo una demostración de que su garra ha regresado, y de que la ética de trabajo nunca se marchó. Y... ¿quién podría reclamarle la posibilidad de seguir soñando?