
Resulta duro ver que ya han pasado casi dos años desde que Dominic Thiem volviese al circuito tras su lesión en la muñeca y que las cosas para él apenas han cambiado. El austriaco se encuentra ubicado en el número 90 del ranking y a años luz del nivel que dio en los años donde era candidato a todo.
Dominic Thiem parece irrecuperable. El hecho de tener que cambiar la empuñadora de su golpe de derecha -que era letal- lo ha convertido en un tenista inofensivo, sin esos tiros que desarmaban a la mayoría de sus oponentes y además falto de confianza. Nada le sale al austriaco, que tras mucho esfuerzo logró entrar en el top 100, pero de momento ese ha sido su máximo hito desde que regresó. Muy poco para un hombre tan talentoso como él y que ha jugado cuatro finales de Grand Slam, ganando además la del US Open 2020.
Todo esto ha llevado al que fuese número tres del mundo a organizar un calendario con el que coger confianza y volver a estar al menos entre los 50 mejores, algo que si no consigue le hará replantearse si debe seguir jugando al tenis. "En marzo quiero jugar tres Challengers (no irá a Indian Wells y Miami), Szekesfehervar, Zadar y Napoli", asegura en declaraciones recogidas por DerStandard un hombre que apenas defiende puntos en los próximos meses y espera coger los necesarios bajando el nivel de los torneos: "Así pronto podré pasar al top 70 o 60 y podré planificar mejor mis próximos torneos porque con mi ranking de ahora es difícil. Cada partido en un ATP 250 es complicado".
Los torneos Challenger del mes de marzo podrán marcar el futuro de Thiem, quien no sabría que hacer en caso de que las cosas no le saliesen como espera. "Veo esto como la última oportunidad, si me sale bien todo podría cambiar rápidamente. Ya hace dos años que volví de mi lesión y terminé 2022 cerca de los 100 mejores y el año pasado acabé el 98 '¿Debería acabar este año otra vez cerca de estos puestos' tengo que pensar si esto vale la pena", asegura el autriaco, que confía al menos en acabar 2024 en el top 50.
UNA SITUACIÓN INCÓMODA Y UN NUEVO EQUIPO
Para Thiem su situación actual sigue siendo desagradable a pesar de llevar dos años lidiando con ella, pues no debe ser fácil para uno de los mejores tenistas de la última década tener que pensar en cosas que antes eran inimaginables: "Desde hace dos años estoy en ámbitos un ranking en el que no quiero estar. Por supuesto, eso me pone a prueba. Hay muchas cosas que me suceden ahora en las que llevaba muchísimos años sin pensar, como por ejemplo estar preocupado durante mucho tiempo por entrar en los mejores torneos del mundo".
Cabe destacar también que Thiem ya no seguirá trabajando junto a Benjamin Ebrahimzade. "Me separé de él tras el Open de Australia", por lo que ahora se encuentra sin entrenador y buscando a alguien que lo conozca desde sus inicios en el tenis: "No será una gran estrella. Quiero a alguien que conozca cómo ha sido mi camino, en cierto modo he tenido mucho éxito en el pasado. Tampoco será Günter Bresnik, será alguien que me conozca desde que era joven. Veo que es la última oportunidad de dar el salto que necesito".
Finalmente, el ex número 3 del mundo ha dejado claro que no juega al tenis por dinero, sino porque es su pasión. "Nunca he jugado por dinero. No soy una persona que valore demasiado el dinero. Honestamente eso no me importa, lo que estoy persiguiendo es la sensación de volver a jugar al tenis en un partido de la manera en la que puedo hacer y de la que espero de mí mismo".