El mejor tenista marroquí de la historia atiene a Punto de Break en la Copa Faulcombridge, donde cierra su primera temporada entrenando a Hugo Gaston. Tranquilos, también hablaremos de su carrera y aquel mítico partido con Roddick.
Los más jóvenes quizá no le reconozcan. En cambio, los que superamos la treintena, esta semana tuvimos la oportunidad de ponernos nostálgicos en la Copa Faulcombridge. Por allí se paseó estos días Younes El Aynaoui (Rabat, 1971), ex Nº12 mundial y varias veces cuartofinalista de Grand Slam. El africano se ha embarcado a sus 52 años en una nueva aventura entrenando al francés Hugo Gaston, un trabajo que le ha permitido reencontrarse con antiguos compañeros y refrescar viejas batallas. Un tenista peculiar, vintage y tremendamente carismático. Imposible irme de Valencia sin llevarme su entrevista.
¿Es tu primera experiencia como entrenador?
Cuando dejé el tenis lo primero que hice fue sacarme el título de entrenador con la Federación Francesa. Luego me fui dos años y medio a trabajar con la Federación de Catar junto a mi amigo Karim Alami. Después volví para trabajar con los juniors de la FFT durante tres años, jugadores de 18-19 años que querían dar el salto a profesional. Ahora estoy trabajando con Hugo de manera privada, es la primera vez que lo hago.
De entre todas las ofertas que seguro tuviste, ¿por qué Hugo?
La verdad es que tampoco hubo tantas llamadas de jugadores, Hugo fue de los primeros. Cuando lo vi me gustó su manera de jugar, creo que hay muchas cosas a mejorar, así que decidimos empezar en marzo de este año. El primer torneo fue en Marrakech y aquí seguimos, después de tantos viajes queremos centrarnos en la pretemporada para trabajar algunos aspectos. Valencia ha sido nuestro último torneo del año.
¿Qué tal estos primeros meses con Hugo?
Cuando empezamos él estaba #130 del ranking, el objetivo era meterlo entre los cien primeros y casi lo conseguimos, creo que se ha quedado #102. Lo que queremos es jugar los Grand Slams, pero el camino no ha sido fácil, aunque ganó dos Challengers e hizo cuartos de final en Amberes.
Viendo su estilo de juego, ¿crees que tiene hueco en la élite?
Su físico determina todo. Si tú ves ahora mismo el circuito, la mayoría de jugadores son altos y fuertes, así que Hugo tiene que encontrar otra manera de ganar los puntos, ya que nunca tendrá la potencia para sacar como alguien de dos metros. Él busca otra manera de jugar, utilizando las dejadas, los ángulos, la táctica, etc. Creo que lo mejor que puede hacer es coger la bola temprano y subir a la red, jugar rápido, no con tanta fuerza. Le insisto mucho en coger la bola más temprano que los demás.
¿Fue su estilo singular lo que te convenció para entrenarlo?
Sí, creo que el margen de progresión es enorme. A él le gusta jugar de una manera que no es la más eficiente, le gusta quedarse atrás y tirar dejadas, pero también jugar puntos largas. Estoy intentando que apueste por intercambios de 2-3 bolas, que suba más a la red, tiene que aprovechar que es muy rápido de piernas. Si lo consigue, pienso que puede mejorar mucho su ranking.
Si comparamos la época actual con la tuya, ¿cuál sería el mayor cambio?
La preparación física. Hoy todos los jugadores viajan con un preparador físico, así que están todos muy fuertes, aguantan mucho más y pegan más duro en la pista. En mi época, los jugadores del top10 o el top15 eran casi intocables, se pasaban mucho tiempo ahí arriba. Ahora estamos viendo varios jugadores que suben mucho pero que luego les cuesta mantenerse, eso quiere decir que hay lugar para más tenistas.
El Big3 lo desvirtuó todo.
Claro, venimos de 20 años donde tres jugadores se repartieron prácticamente todos los Grand Slams, así todo es más difícil. Actualmente el top10 es más accesible, no hay jugadores intocables como podían ser Chang, Courier o Ivanisevic. Hoy ese top10 se mueve mucho más, los jugadores también juegan mucho más, casi no descansan ninguna semana. En mi época teníamos muchos momentos donde no jugábamos o ni siquiera entrenábamos, ahora esto ya no existe.
¿Qué época te hubiera gustado jugar, la tuya o la actual?
(Piensa) Yo guardo muy bonitos recuerdos de mi época de jugador, fueron unos años donde los tenistas viajábamos más solos, por eso teníamos más contacto entre nosotros. Hoy en día los jugadores viajan con su grupo, cada uno cena con su equipo, es todo mucho más profesional, pero no es lo mismo. Seguro que tiene sus ventajas, pero también sus desventajas […] No sé, yo me quedo con mi época, los jugadores compartíamos más tiempo con los otros compañeros, hoy cada uno está dentro de su burbuja.
Sufriste muchas lesiones en tu carrera, ahora quizá te habría ido mejor…
¡Seguro! Hoy los jugadores tienen su preparador físico privado, pueden reforzar mucho ese aspecto. En mi caso, por mi altura era mucho más frágil que los demás, los jugadores altos sufrimos más que los pequeños, no tenemos tanto músculo. Cuando yo jugaba, por ejemplo, veías a un Marat Safin que dejó el circuito muy joven; ahora tenemos a varios jugadores con 35 años que siguen estando muy fuertes.
Tu carrera duró 20 años, pero los éxitos no te llegaron hasta una edad muy avanzada.
Muy tarde, sí. Yo empecé a jugar en Marruecos, así que hasta que terminé mis estudios no pude enfocarme totalmente en los entrenamientos, el colegio era la prioridad. Una vez terminé los estudios y cumplí los 18 años, por fin pude dedicarme totalmente al tenis. Por otro lado, muchos de mis rivales ya eran profesionales a los 15-16 años, ese salto yo no lo pude dar hasta los 18.
¿Lo echas de menos?
El día que dejé el tenis me sentí muy aliviado, al final es muchísimo estrés el que vivimos, la gente desde fuera lo ve todo distinto. Pero desde dentro es diferente, sufres el estrés de cada día, de cada partido… retirarme me trajo una tranquilidad que necesitaba. Tenía 36 años, así que ya lo había dado todo.
Pero luego volviste con 45 años para hacer historia.
(Risas) Eso fue en un Futures de Bahrein, estaba con los chicos de Catar y se me ocurrió jugar la fase previa. Saqué un punto ATP y quedó como un récord. La verdad es que me gusta mucho el tenis, todavía sigo jugando interclubes de +50 años en Alemania, me encanta. Luego la competición es otra cosa, otro deporte, pero por placer estaría jugando toda la vida, ya sea con mis hijos o con el propio Hugo. Pero competir no, nunca más.
Firmaste tu mejor temporada 2003, ¿qué pasó ese año?
Tuve un buen cuadro en el Open de Australia y eso me permitió llegar a cuartos de final, donde perdí aquel partido con Roddick, 21-19 en el quinto set. Tuve dos match points para meterme en semifinales y jugar con Rainer Schuettler. Después de ese partido fue como que el público me descubrió, mucha gente decía: ‘Mirad este nuevo jugador joven de Marruecos’. Pero yo tenía 32 años, llevaba como quince temporadas en el circuito (risas). Gané mucha fama por ese partido y, de alguna manera, me dio mucha confianza. Ese mismo año también hice cuartos de final en el US Open, pero a la prensa se le quedó grabado aquel partido, por encima de cualquier otro.
Cuántas veces te habrán preguntado por ese partido…
Muchas, muchísimas. Hay un antes y un después en mi carrera desde aquel partido con Roddick, se hizo muy famoso entre el público, mucha gente lo vio y, los que no lo vieron, se miraron luego los highlights. Para mí es un orgullo haber formado parte de ese partido en cuartos de final, además en la Pista Central del Open de Australia. En la ronda anterior venía de ganar a Lleyton Hewitt, que era número 1 del mundo y estaba en su torneo. Siempre es agradable cuando la gente viene y me recuerda aquel partido, es un orgullo.
La gente te recuerda con mucho cariño, ¿lo notas así?
Como te dije antes, había mucha relación entre los jugadores en esa época. Siendo el único jugador de Marruecos en aquel momento, prácticamente estaba obligado a juntarme con los demás, aprendí a hablar otras lenguas sin estudiar nada, rápidamente empecé a comunicarme en italiano y español. Con los españoles siempre tuve una relación muy cercana, nos teníamos mucho respeto entre nosotros, es agradable seguir viéndolos tantos años después.
Contra españoles tuviste unas cuantas batallas.
Es verdad, y además con un porcentaje de victoria bastante alto. Recuerdo en la Copa Davis que jugamos en Zaragoza, ahí gané en individuales a Juan Carlos Ferrero y Àlex Corretja. Tenía un tipo de juego que les molestaba bastante, ellos jugaban arriba con mucho topspin, pero a mí me gustaba coger esas pelotas altas con mi derecha.
Tuviste la oportunidad de enfrentarte a Federer y Nadal… ¡y ganarles a los dos!
Bueno, estaban empezando, así que siempre que jugué contra ellos era favorito, era el que mejor ranking tenía. En el US Open 2003 pude ganar a Rafa en un partido muy duro (7-6, 6-3, 7-6), en ese momento ya sabía que sería un rival muy duro en el futuro. Él ya me había ganado meses atrás en Bastad, pero en Nueva York fue cuando sentí que de verdad sería un jugador muy bueno.
¿Pero tan bueno?
¡No, no! ¿Quién podía imaginarse que alguien pudiera llegar a ganar tantos Roland Garros como lo hizo él? Es impensable, una locura. Por su trabajo y por todo lo que le conocemos, se merece todo lo que ha ganado, es un jugador que se ha ganado muchísimo respeto.
¿Qué sentiste al ganar a Roger?
Le gané en 1999, le dieron una WC en Gstaad, en Suiza. El año anterior había terminado Nº1 del mundo junior pero físicamente se notaba que todavía le costaba un poco, nada que ver con lo que vino después. En ese momento de vencerle (6-2, 6-3) no pensé nada especial, no tuve esa sensación que tuve con Rafa de saber que iba a ser muy bueno. Con Roger no pensé que fuera a ser tan bueno, pero hizo un cambio físico terrible, se volvió mucho más fuerte y más rápido.
Te faltó medirte a Djokovic.
Sí, Novak es un poquito más joven, cuando él llegó yo ya me estaba retirando.
Aparte de Hewitt, Nadal o Federer, también ganaste a Muster, Ríos, Safin, Wilander, Moyá, Bruguera… ¿alguna más especial que otra?
Contra Hewitt en Australia, en la Pista Central, esa fue la única vez que le gané al Nº1 del mundo vigente. También en Copa Davis recuerdo que ganamos a Inglaterra, Italia o España. Siempre me gustó mucho representar a mi país en Copa Davis, tengo buenísimos recuerdos.
En tu país debes de ser un referente.
Imagínate en Marruecos decir que le ganaste a Inglaterra o Italia, para ellos es como si fuera fútbol, aunque en esa época los tenistas ingleses e italianos no eran tan buenos como ahora. Pero sí, gracias a aquello muchos jóvenes empezaron a jugar a tenis, algunos se fueron a Estados Unidos, otros siguieron intentándolo, pero hay muy pocos elegidos. Si miras el top200 verás que hay muy pocos.
¿Qué hace falta para que haya más tenistas africanos? ¿El problema es que no hay torneos?
Torneos se hacen, aunque solo hay un torneo ATP en todo el continente. Las infraestructuras están en clubes que son un poco elitistas, si la familia no tiene un mínimo de dinero es muy complicado que puedan jugar al tenis, no es como en Europa, donde todo está mucho más democratizado. En Marruecos es un poco exclusivo jugar al tenis, deberían hacer más pistas públicas, introducir el tenis en las escuelas y darle la oportunidad a los que no tienen tantos recursos para poder jugar.
Por cierto, ¿a qué se debe este dominio del castellano?
En mi época de jugador tenía una casa en Barcelona, en Gavá, justo donde está la Academia de Fernando Vicente. Ahí estuve viviendo unos 7-8 años, pasándolo increíble, Barcelona es una ciudad espectacular. El clima es muy bueno y además había muchos jugadores para entrenar, fue una época muy feliz para mí. Luego cuando fui padre ya me fui a vivir a Francia, mi esposa es de allí.
Te tengo preguntar por el debate del GOAT, si es que todavía hay debate…
Sobre el papel, Novak está haciendo la diferencia cada vez mayor, sigue sumando y sumando títulos. Luego habría que valorar también el comportamiento y la persona, en ese sentido, para mí Rafa y Roger están por encima. Es una opinión personal.
Entiendo que lo que más te importa no son los títulos.
Para mí no todo es el tenis y los números, hay que mirar también cómo es la persona o cómo gestionan las derrotas. En ese sentido, Rafa es el número uno, nunca le vimos hacer nada raro en la pista, y no lo digo porque esté en España. Nunca rompió una raqueta, ni le vimos quejarse por cualquier cosa o tirar un partido, siempre ha demostrado una buena actitud, es un ejemplo para todos los que juegan al tenis. Afortunadamente pudimos disfrutar de la era de estos tres jugadores, Djokovic todavía sigue jugando y agrandando su leyenda, veremos el año que viene hasta dónde llega la nueva generación.
¿Echas de menos a Federer y Nadal?
Como Roger y Rafa es probable que nunca más volvamos a ver jugadores. Hay algo más detrás de los números, eso se ve en los momentos difíciles de la vida, en cómo uno se comporta. Cuando ganas es muy fácil, todo el mundo está contigo, pero el verdadero campeón se ve en la derrota. Rafa y Roger siempre han aceptado mejor la derrota que Novak, quizá por eso ha ganado más que ellos. Pero no todo es el palmarés, por encima está la persona.
¿Quiénes fueron tus ídolos de pequeño?
Siempre me gustó la manera de jugar de John McEnroe, agresivo y siempre hacia delante. También Ivan Lendl, uno de los primeros jugadores que introdujo la preparación física en el tenis, hacía muchas más cosas que jugar partidos. Eran los dos que más me gustaban, Lendl y McEnroe.
¿Y Borg?
No tanto, era un poquito más aburrido, no mostraba nada, siempre estaba calladito. Cuando uno es joven suele fijarse en aquellos más vivos, los que muestran las emociones.
Los jugadores de hoy en día son peor que los de antes, ¿estás de acuerdo?
Actualmente los jugadores tienen muchas más similitudes entre ellos, todos juegan desde el fondo, se mueven increíble, van bien de derecha y de revés, golpean fuerte por ambos lados… pero no vemos táctica. Juegan todos más o menos igual, antes había mucha más variedad, jugadores que hacían saque-volea, alguno que subía más a la red, que utilizaba el cortado, etc. Ahora se juega todo revés a dos manos, los efectos y trayectorias no cambian mucho, aunque es cierto que es muy eficiente. Son tenistas más completos, no se puede decir lo contrario, pero hay veces que el público exige un poquito más de variedad. Por eso a la gente le gusta ver tenistas como Hugo, que cambia de vez en cuando y hacen cosas raras, tenistas que no son máquinas.
¿Te preocupa el futuro del tenis?
El saque es lo que más me preocupa, da miedo que venga un jugador que te ponga 50 aces por partido, eso podría matar el espectáculo. Pero bueno, ahora también vemos muchos rallys desde el fondo, los jugadores se han vuelto muy fuertes, así que el espectáculo está garantizado.
Al volverse todo más físico, ¿cómo evitar el miedo a las lesiones?
Las lesiones siempre estarán ahí, eso no cambia. Ahora se entrena mucho más que antes, exigen mucho más al cuerpo, se juegan algunos intercambios que son excesivamente largos. Eso desgasta mucho el cuerpo de los jugadores, además tenemos también el tema de las bolas, que últimamente se han vuelto mucho más pesadas. Cuando empezaron a venir los Ivanisevic y Medvedev era todo saque, se convirtió en el golpe más importante en el tenis; ahora ya no hay tantos jugadores como Karlovic o Isner, los jugadores son más completos. Todos cuidan mucho el aspecto físico con su preparador físico y su fisio, pero al jugar tanto y cambiar tanto de superficie y de bolas, es normal que haya muchas más lesiones que antes.
¿Cambiarías alguna norma del tenis? ¿Quizá los partidos a cinco sets?
A mí me gustan los cinco sets, ahí entra en escena la preparación física para ver quién es el jugador que está capacitado para aguantar tanto tiempo. El supertiebreak que pusieron en el quinto set de los Grand Slams no me gusta, pero lo entiendo, sobre todo después del partido entre Isner y Mahut, un partido imposible de poner en televisión y que no sabes cuánto dura. Yo prefería terminar el quinto set con los dos juegos de diferencia, después de jugar cinco horas es muy difícil llegar a un tiebreak y echarlo a perder todo en dos bolas. Lo más difícil para los jugadores es el cambio de superficie, ahí es donde los músculos sufren, no tiene nada que ver la manera de moverte. Con las bolas pasa lo mismo, tanto cambio perjudica mucho a las articulaciones.