Jannik Sinner ha conseguido certificar su primera plaza del Grupo Verde de las ATP Finals 2023 y llegar a dicha ronda invicta y repleto de confianza. El italiano lo hizo tras imponerse por 6-2 5-7 6-4 en un gran partido a Holger Rune, que catapulta a semifinales también a Novak Djokovic, en segunda posición del grupo.
La sensación de que algo grande podría ocurrir inundaba el ambiente del Pala Alpitour de Turín, con una hinchada local entregada a su nuevo ídolo y dispuesta a disfrutar de una nueva noche memorable con la que todos los artífices del tenis pudieran regocijarse. Jannik Sinner apareció en escena con el aplomo que aporta el venir de ganar al mejor de todos los tiempos y la madurez que entraña asumir que eso no garantiza nada y que el éxito en el tenis, como en la vida, puede ser efímero. Holger Rune estaba dispuesto a dar un zarpazo histórico a estas ATP Finals 2023 y dejar fuera a Novak Djokovic, el tercero en discordia de un partido en el que estuvo muy presente en el imaginario colectivo, a pesar de estar disfrutando junto a su familia ajeno, supuestamente, a lo que ocurría en el estadio.
El planazo de jueves noche parecía desmoronarse en cuanto empezó a volar la pelota. Y es que desde los compases iniciales del primer set, pudo comprobarse que no había rastro de Rune y su voracidad competitiva. Un placebo era lo que se nos ofrecía, un sujeto vagando por la pista sin capacidad ninguna para contrarrestar el apabullante caudal de tenis que propuso Sinner. En un abrir y cerrar de ojos, el italiano adquirió una ventaja de dos breaks y no dudó en meter el dedo en la llaga al ver cómo su rival estaba ausente. Cerró con comodidad el parcial y desató el estado de euforia entre sus fieles seguidores, generando un suspiro de alivio en Serbia que llegó con nitidez a los corazones de todos los implicados.
- Sinner se repuso de molestias en su espalda al final del segundo set
Pero si algo caracteriza a este deporte es que no se puede dar nada por hecho y quee, si vendes la piel del oso antes de cazarlo, corres el riesgo de ser devorado por éste. En la segunda manga, Holger reseteó, asumió que no tenía la frescura física y potencia muscular deseables y que debía adaptarse a ello y buscar la manera de ser competitivo. Poco a poco fue entrando en calor, recuperando confianza construyendo desde buenos puntos al servicio y entablando peloteos largos e intensos al dar un paso atrás en pista para meterse poco a poco y conectar derechas paralelas desequilibrantes.
Jannik se topó de bruces con una versión claramente mejorada de su contrincante, pero no perdió la cara al encuentro y aguantó el tipo, a pesar de algunas inoportunas molestias en su espalda. La igualdad reinante vaticinaba más cosas positivas para el danés, cuya tendencia era claramente ascendente. Percibió los acuciantes problemas del italiano para golpear de revés con soltura y se lanzó con todo a por un break que llegó en el duodécimo juego y encogió los corazones de aquellos que se vanagloriaban de la superioridad de Sinner unos minutos atrás.
Lo que se vivió en el tercer parcial fue una oda al tenis, una conglomerado de emociones difíciles de explicar que desembocaron en un tramo final repleto de alternativas y momentos en los que los intangibles de campeón de ambos batallaron por emerger. Parecía que un pacto de no agresión se imponía durante el tramo inicial, pero las hostilidades se desataron con ferocidad en el octavo juego. Holger Rune dispuso de una bola de break con segundo saque del italiano, pero lo tiró fuera. Eso fue un influjo moral enorme para un Jannik Sinner que dio un golpe sobre la mesa en el noveno juego, consiguiendo la anhelada rotura. Lo certificó con solidez y sigue en la búsqueda de la perfección en estas ATP Finals 2023.