
Parece un trabalenguas; nada más lejos de ello. Alexander Zverev derrotó a Nicolás Jarry en unos cuartos de final del ATP Halle 2023 que prometían ser verdaderamente igualados, pero en el que el germano mostró un tranquilidad inusitada. Se cobró la venganza de Ginebra y, aupado por el público local, se acerca a su primer título tras su vuelta.
Alexander Zverev quiere volver cuanto antes a su mejor versión. Su triunfo ante Nicolás Jarry es un poderoso mensaje en un duelo para muchos, quizás, intrascendente, pero en el que Sascha dejó muy claras varias cosas: que su servicio quiere volverse una muralla infranquable en una superficie tan veloz como el césped, que ha recuperado el fuego interno para cobrarse venganzas ante jugadores que le superaron hace no mucho, y que un posible primer título tras su grave lesión de tobillo podría ser el espaldarazo que necesitaba para liberarse y regresar a su mejor versión. Los cuartos de final del ATP Halle 2023, desde luego, son un buen inicio, en un duelo que dominó de principio a fin (7-5, 6-3).
El guion del partido, viendo precedentes y superficie, parecía que iba a ser claro: puntos cortos, pocas alternativas con el servicio y pocas oportunidades de generarte una importante ventaja en el marcador. Así se cumplió en los primeros instantes, si bien daba la sensación de que Jarry salió a la cancha con un punto más de irregularidad, sin ajustar del todo su derecha. Eso sí, su servicio era argumento suficiente para mantener la igualdad en el eléctronico, especialmente en los momentos de tensión: dos veces consiguió Zverev llegar al deuce, gozando de tres oportunidades de rotura en una de ellas. Todas las solventó Nico con puntos contundentes, cortos, en los que el primer servicio hizo mucho daño, hasta el punto de que ambos acabarían el primer parcial con porcentajes idénticos (75%) de puntos ganados con el primer saque.
Estuvo más acertado Sascha, sin embargo, cuando conseguía llevar los primeros compases del intercambio a la pelea del revés a revés cruzado. Sólido, sin apenas cometer errores no forzados salvo cuando Jarry salía de ahí y atacaba su derecha (esa derecha todavía necesita mucho trabajo para ser convincente, especialmente en un césped de tanta rapidez), tanto fue el cántaro a la fuente que la tranquilidad del germano le dio la oportunidad de cazar el primer set con un 7-5 extraño, en el que ganó el que menos falló a pesar de que los márgenes eran verdaderamente estrechos.
INICIO FULGURANTE
Jarry se descolocó después de aquel juego, firmando un horrible inicio de segundo set. El bajón de adrenalina tras un parcial tan igualado se notó en el tenis del chileno, que no golpeó con la misma firmeza y dejó una retahíla de errores no forzados que le castigaron con una rotura en contra de inicio. Al otro lado de la red, un Zverev que no necesitaba hacer virguerías con sus golpes: manteniendo un buen porcentaje de primeros servicios y dando un ritmo de bola sólido desde el fondo acababa por extraer errores no forzados de la raqueta de Jarry. La tónica continuó de esta forma hasta el 4-2: con la línea de meta tan cerca, los nervios se apoderaron de un Sascha incapaz de meter un primer saque delante de la pista.
Fue un juego decisivo, uno de los que marcaría el final del encuentro. Tres oportunidades para recuperar la igualdad en el marcador tuvo el chileno: en las dos primeras cometió un error no forzado por el lado del revés en rallies neutrales en los que había tenido la iniciativa al inicio. En la tercera, Zverev atisbó las dudas en el tenis del chileno y colocó un saque directo que le daría un importante envión de confianza para llevar la iniciativa en el resto del juego, elevando el porcentaje de saques dentro y cerrando el 5-2 tras varias oportunidades. Lo peleó Nico, pero no pudo quitarse de encima la presión en los momentos verdaderamente importantes, donde falló mucho más que un Sascha más sólido que brillante.
No lo tuvo fácil Zverev para cerrar un duelo que llegó a su final con más tensión que buen tenis, incluida una doble falta con bola de partido y otra pelota de rotura que Jarry desperdició merced a un error no forzado con la derecha. La solidez y la consistencia se impusieron a un Nico que demostró por momentos el porqué de su tremenda evolución esta temporada, pero al que le lastró en demasía su desacierto en los momentos clave. Una victoria importantísima para Sascha, un envión de confianza necesaria y una tercera semifinal seguida. Tanto en Ginebra como en Roland Garros, aquí encontró su barrera: Alexander Bublik será su próximo desafío.