Tommy Haas y la despedida soñada

El alemán recuerda lo que sintió en 2017 tras ganar a Roger Federer en el torneo de Stuttgart. Aquella terminó siendo la última victoria de su carrera.

Fernando Murciego | 23 Jun 2023 | 11.00
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Roger Federer junto a Tommy Haas. Fuente: Getty
Roger Federer junto a Tommy Haas. Fuente: Getty

Puestos a elegir una retirada ideal, Tommy Haas tuvo el placer de tener una de las mejores. Su última victoria oficial fue en la hierba de Stuttgart ante su mejor amigo en el circuito, Roger Federer. ¿Se imaginan algo más simbólico?

Sucedió hace ya seis temporadas, pero fue uno de esos momentos mágicos que quedaron en la retina. Y eso que una derrota de Roger Federer nunca es síntoma de recuerdo grato, pero en aquella ocasión entregó las armas ante uno de los más queridos, el legendario Tommy Haas. Hoy nos vamos al ATP 250 de Stuttgart de 2017, donde el alemán firmó una de las mayores sorpresas de la temporada, derrotando al suizo en los octavos de final y dejando el cuadro sin el principal favorito. Haas, que sumaba ya 39 años, firmaría aquella tarde la última victoria profesional de su carrera, aunque en ese instante todavía no lo sabía.

En una entrevista reciente en el podcast Court-Side y recogido por Sportskeeda, Tommy hace memoria para trasladarse a todo lo acontecido aquel día. Ubicado fuera de los 300 primeros del ranking, el tenista de Hamburgo solo había derrotado a Roger en uno de sus últimos 15 enfrentamientos, pero esa tarde reunió el coraje para obrar el milagro. Con una remontada épica donde salvó hasta un match point en contra (2-6, 7-6, 6-4), el teutón se vació para dar la campanada, hasta el punto de terminar lesionado el encuentro. Los seis siguientes partidos se resolvieron con derrota, hasta finalmente colgar la raqueta mes y medio después.

UN RELATO PARA SIEMPRE

Lo que no olvida Haas son las emociones vividas durante aquella batalla entre amigos, recuerdos que se encargó de juntar durante esta entrevista y que nos hemos querido hacer eco en Punto de Break.

“Tener la oportunidad de jugar contra Roger en Alemania, delante de mi familia, sobre césped… incluso mi hija estaba allí, tenía solo seis años. Mi mente solamente pensaba: ‘Salgamos, divirtámonos y disfrutemos de este momento’. Ese momento fue el comienzo de mi adiós a los eventos alemanes, ya que luego todavía me quedaba por disputar el ATP 500 de Halle y el ATP 500 de Hamburgo, además del ATP 250 de Kitbühel, un lugar que también es de habla alemana.

Recuerdo vagamente que estaba por debajo en el marcador, íbamos 6-2 y 2-1 en el segundo set. Miré el reloj y me parece que apenas llevábamos 27 minutos disputados hasta ese momento. Recuerdo perfectamente que no paraba de repetirme lo mismo una y otra vez: ‘Al menos, intentemos llegar a la hora’. [El partido acabó durando 1h55min].

Cualquier opción que durase por debajo de la hora sería como una clase de tenis, una lección, una paliza, básicamente. No paraba de pensar en lo vergonzoso que sería para mí caer de esa manera, así que mi único objetivo en aquel momento era aguantar sobre la pista. Creo que salvé un punto de break con 4-4 y luego salvé un punto de partido con el 4-5.

De alguna forma conseguí escabullirme en el tiebreak del segundo set y, cuando me volví a sentar y miré el reloj, vi que marcaba una hora y 25 minutos, así que pensé que aquello estaba genial, realmente pensé que la vida no podía irme mejor. Estaba allí, sobre la pista, disfrutando del partido, incluso desplegando un gran nivel de tenis. Cuando en el tercer set me puse break arriba fue increíble, jamás podía imaginar que me llegaría la mínima oportunidad de ganar aquel encuentro.

La parte negativa de todo aquello fue sentir cómo mi espalda empezaba a tensarse más de la cuenta. Por un lado estaba tremendamente feliz y relajado por lo que estaba sucediendo, estaba encantado, pero por otra parte no podía creer que empezara a sufrir problemas de espalda nuevamente, justo en aquel partido. Además sabía que esa lesión era la típica lesión que luego se prolonga durante un par de días, incluso semanas.

Cuando gané el partido y me dirigí a la red a darle la mano, de verdad pensé que era el momento de tomar el micrófono y decir: ‘¡Eso es todo!’. Sabía que no podría superarlo, pero derrotar a Roger Federer, sobre césped, en Alemania y con mi hija y mi familia delante es lo mejor que hay. Aunque supiera que mi espalda estuviera tan mal como para no poder jugar el próximo partido”.