Una oportunidad única bien merece dejarse la piel en la pista y eso es lo que hicieron Sara Sorribes y Beatriz Haddad-Maia en el duelo de octavos de final de Roland Garros 2023 con el que asombraron a todos los aficionados a este deporte. Lucha sin cuartel apasionante, alternativas permanentes en el marcador, vaivén de emociones incontrolable y un choque de estilos en el que ambas tenistas se afanaron en maximizar sus virtudes y encontrar los defectos en la rival. Después de un encuentro maratoniano que terminó definiéndose por detalles, la balanza se decantó del lado de Haddad-Maia con un marcador de 6-7 (3) 6-3 7-5. Se verá las caras con Ons Jabeur en cuartos de final, intentando prolongar un sueño que a punto estuvo de convertirse en pesadiilla en este encuentro.
Lo que se vivió en el primer set fue un maremágnum de emociones difícilmente explicable desde la lógica. Comenzó la brasileña pletórica, metiéndose en pista, dominando con facilidad y desbordando a Sara sin necesidad de asumir excesivos riesgos. Poco a poco, la española fue tejiendo una red de defensas numantinas, cambios de altura y efectos con la que atrapó a Haddad-Maia cuando menos se lo esperaba. Con 5-2 a su favor y servicio, el apagón fue absoluto en la jugadora sudamericana, que empezó a no ver resquicios por los que colarse en el tenis de su rival, muy inspirada a la hora de contraatacar con derechas paralelas y brillante tácticamente en cambios de altura, velocidad y efectos. Sacó hasta en tres ocasiones Beatriz para hacerse con el set, pero claudicó ante la resistencia de su contrincante, inabordable en el tiebreak.
Sorribes desperdició una ventaja de 7-6 3-0 y 40-15
Se continuó con esa dinámica en una segunda manga que fue una montaña rusa de emociones y nivel de tenis. Haddad-Maia continuaba totalmente fuera de onda, cometiendo demasiados errores y equivocándose de lleno en sus tiros. Asumía demasiados riesgos y se acumulaban los fallos, lo que se tradujo en un 3-0 40-15 a favor de la española. Ahí cometió errores infantiles Sara y dejó pasar un tren que podía haber sido definitivo. Seis juegos consecutivos ganó la brasileña, volviendo a jugar con la mente clara y desbordando a una Sorribes que perdió algo de fuelle físico y confianza.
El viento moral iba a favor de la brasileña en el tercer parcial y supo aprovecharlo apretando los dientes y respondiendo a un nuevo arranque de furia y buen tenis por parte de Sara Sorribes. Luchó hasta la extenuación la jugadora española, pero vio cómo el drive de su rival encontraba ángulos imposibles de responder y adquiría una enorme consistencia. Con 5-3 a favor de la brasileña todo parecía resuelto, pero hubo tiempo para una vuelta de tuerca más, igualando a cinco la gladiadora de Castellón. Volvieron a emerger los tiros incisivos de la brasileña, que supo sufrir para cerrar el partido sin tener que ir al supertiebreak final. Nada que reprochar a la jugadora castellonense, que terminó claudicando ante el firme empuje de una Beatriz Haddad-Maia que explora sus límites en este Roland Garros 2023 y presenta su candidatura a seguir haciendo cosas muy importantes.