John Isner cumplirá en las próximas semanas la nada desdeñable cifra de 38 años. A esta edad, la enorme mayoría de tenistas habría colgado la raqueta, embarcándose en una nueva aventura lejos de las canchas. Para un tipo que ni mucho menos fue un talento precoz, fogueado en un territorio universitario aún por explotar para muchos jóvenes de todo el mundo, quizás el kilometraje no sea tan extenso. Si a la ecuación le añades un instrumento tan vital en el tenis del Siglo XXI como el servicio, una herramienta que te puede permitir sacar adelante partidos con un desgaste, quizás, mínimo... es lógico que tu carrera se extienda un poco más.
Pero no se equivoquen. El físico, la velocidad de reacción y todas esas señales que el cuerpo manda y que apuntan a la palabra 'declive' terminan llegando. Y parece ser que el gigante de Greensboro, una presencia casi perenne en los torneos de gran entidad del circuito, los está experimentando en este inicio de 2023. No es ningún secreto que John ha recortado su calendario desde la llegada del COVID, priorizando pasar tiempo con su familia antes que desgastarse en giras lejanas a Estados Unidos, en superficies que implican una mayor exigencia física. Nada de eso le impedía mantenerse entre los mejores, consiguiendo brillar en casa y encontrando acomodo en torneos de cancha dura bajo techo.
Las cosas este año, sin embargo, están siendo muy diferentes. Por primera vez desde la semana del 7 de septiembre de 2009, Isner se colocará fuera del top-50 en el ranking ATP. Su racha era la tercera mejor de entre los jugadores en activo, solo superada por unos tipos llamados Rafael Nadal y Novak Djokovic. Sí, hablamos de alguien capaz de comer en la mesa del Big Three en términos de longevidad, un dato de relumbrón que demuestra la categoría de jugador que John siempre ha sido. Tiempos bonitos que parecen ya lejanos, en especial viendo sus actuaciones en un año marcado por las decepciones en cada torneo.
Solo existe un oasis que le mantuvo con vida entre los cincuenta mejores: el torneo de Memphis, en el que se hizo fuerte en los tie-breaks para alcanzar la final. Allí dispuso de varias bolas de partido, pero acabó cediendo ante Yibing Wu, un rookie en estas instancias. Es el típico encuentro que John, una bestia al jugar en los torneos ATP 250 locales, amarraba a la más mínima oportunidad. Ni su saque le acompañó en los tie-breaks finales, como una especie de profecía que adelantaba lo que estaba por venir. Si excluimos este torneo, el balance del norteamericano es.. un 0-6. O lo que es lo mismo: Isner solo ha sido capaz de ganar en un torneo a lo largo de los últimos cuatro meses.
¿UN FINAL ANUNCIADO?
La puntilla a nivel clasificatorio se dio en el día de ayer, cuando el de Carolina del Norte cedió ante Gijs Brouwer en su debut en el ATP Houston 2023. Defendía final en un torneo en el que siempre brilló históricamente, pero acumuló una nueva decepción que se suma a un historial de derrotas en el que, para más inri, no encontramos a ningún nombre deslumbrante. Grégoire Barrere, Adrian Mannarino, Taylor Fritz, Brandon Nakashima, Emilio Nava y Gijs Brouwer han sido sus verdugos, tres de ellos en su querido Estados Unidos. Solo uno de estos nombres se encuentra en el top-40 (Fritz), una señal más de que Isner ha perdido esa frialdad y convicción ante rivales de peor ranking, tipos a los que despachaba con rapidez. Pero el tiempo no pasa en balde para todos, y 2023 se está convirtiendo en una verdadera prueba de fé para John. ¿Será esto un bache momentáneo o se augura un final próximo? Solo el tiempo lo dirá.