La ilusionante gestación del "milagro belga" en el circuito ATP
Desvelamos detalles de una prometedora nueva hornada de jugadores belgas, dispuestos a convertir a su país en una superpotencia de la ATP.


La cultura tenística de un país es algo que se construye durante años, con inversiones profusas en instalaciones y organización de torneos, surgimiento de academias y entrenadores de nivel, y facilidades públicas para eventos y jóvenes promesas. Todo ello lo cumple Bélgica, un país que a pesar de sus poco más de 11 millones de personas como población, es capaz de ser protagonista en diversas etapas recientes. Los hermanos Rochus, los hermanos Vlieguen, Darcis, Malisse, Bemelmans, Coppejans o, por supuesto, David Goffin, son solo algunos de los nombres claramente reconocibles del siglo XXI, cuyo ejemplo parece haber inspirado a una nueva generación de diamantes en bruto que puede brillar con especial fulgor. Un número 1 del mundo junior (Gilles Arnaud Bailly) y un flamante campeón junior de Grand Slam (Alexander Blocx) se erigen en las puntas de lanza de un futuro muy ilusionante para el tenis belga.
Algo ocurrió en 2005 en el país centroeuropeo a tenor de un rápido vistazo al circuito ITF Junior. Y es que dos de los tres mejores tenistas del momento en esa categoría son belgas. Los adolescentes anteriormente mencionados han despertado a un país que se lamentaba del progresivo pero inexorable ocaso en la carrera deportiva de Goffin. Ahora, los sentimientos han cambiado claramente y la desbordante ilusión que se respira no puede verse cercenada ni siquiera por la dolorosa eliminación en el clasificatorio de la Copa Davis 2023. Tanto Bailly como Blockx aún tienen 17 años y su plan para esta temporada es involucrarse ya en el profesionalismo, jugando progresivamente torneos ITF Futures y del ATP Challenger Tour.
Dos de los tres mejores jugadores junior del mundo son belgas
El nivel mostrado por Gilles-Arnaud Bailly en el torneo de Amberes hace apenas cinco meses supuso la clara demostración del excelso potencial que posee este joven, finalista del US Open 2022, donde cayó ante Landaluce. Aguerrido de fondo de pista, con una gran movilidad y fuerte a nivel mental, Gilles Arnaud parece ser la versión contemporánea de Goffin y su inteligencia competitiva es desbordante. Tiene margen de mejora a nivel físico y debe incrementar la potencia de sus tiros para tener un aterrizaje notable en el circuito profesional, pero sí transmite esa sensación de poderío que solo algunos privilegiados tienen. Por su parte, Alexander Blockx presenta un estilo diametralmente opuesto, basado en su facilidad innata para acelerar la bola, dominar con su saque y el drive y mostrarse como un jugador dominante.
Tampoco pueden olvidarse otros nombres, quizá menos mediáticos, pero que optan a labrarse un futuro notable como tenistas. Entre ellos figuran Emilien Demanet, otro jugador nacido en 2005 y que está situado en el top-50 del ranking junior, así como Raphael Collignon, un joven de maduración algo más tardía, pero que con 21 años presenta virtudes muy interesantes y podría romper la barrera del top-200 si continúa firmando actuaciones como las de este primer mes de competición, habiéndose metido ya en dos semifinales de torneos ATP Challenger. Además, sigue latente la figura de Zizou Bergs, que no parece haber alcanzado su pico de rendimiento aún, ni mucho menos, y que con 23 años, se asoma a un top-100 en el que parece que podría consolidarse, a tenor de sus armas técnicas. En definitiva, una generación esplendorosa que ilusiona a todo el país. Bélgica puede ser una nueva superpotencia del tenis mundial.