
Todo deportista profesional tiene un camino distinto a la élite y ha tenido que superar barreras o amoldarse a situaciones específicas, pero el de Sebastian Korda es realmente especial. Este joven de 22 años lleva ya varias temporadas postulándose como uno de los grandes valores del circuito y parece preparado para asaltar la élite en este Open de Australia 2023. Después de varias escaramuzas en escenarios importantes, victorias notables que luego no tenían la continuidad esperada y un ligero estancamiento en la segunda mitad del 2022, el hijo del que fuera campeón de este torneo en la edición de 1998, Petr Korda, cree que ha llegado su momento y tiene una curiosa relación con este deporte totalmente contraria a lo que cabría pensar. Lo contó en rueda de prensa tras ganar a Hurkacz y esperar en cuartos el duelo ante Karen Khachanov.
Apadrinado por André Agassi, entrenado ahora por Radek Stepanek y tutelado siempre por sus progenitores ya que su madre, Regina Rahcjrtova también fue jugadora profesional, muchos podrían pensar que Sebastian nació con una raqueta bajo el brazo y predestinado a ser tenista, pero nada más lejos de la realidad. "La verdad es que mi camino es bastante diferente al del resto de jugadores creo, porque empecé a jugar a tenis muy tarde. Yo hasta los 10 años era un loco del hockey sobre hielo y solo quería dedicarme a eso. Teníamos un equipo muy bueno, dominábamos en las competiciones. Recuerdo que había dos pistas de tierra batida cerca de casa, pero apenas las utilizaba, el tenis no suscitaba demasiado mi interés", comenta antes de explicar el punto de inflexión.
"Todo cambió en el US Open 2009. Mi padre estaba entrenando a Radek Stepanek (quien ahora es el entrenador de Sebastian) y me invitaron a ir con ellos a ver los octavos de final, en los que se medía a Novak Djokovic. Quedé maravillado ante el ambiente que se respiraba, la energía que transmitían los tenistas, su conexión con la grada, lo mental que era el desafío de ganar y la belleza del deporte. Lo primero que hice al salir del estadio fue decirle a mi padre que me quería dedicar a eso", reconoce Korda. "Mis padres siempre me apoyaron y dirigieron muy bien mis pasos. Quisieron que tuviera calma y de hecho, no disputé ni un solo torneo fuera de Florida hasta que tuve 15 años, que me desplacé a Texas", afirma.
Korda cree que su mayor virtud es aprender de las derrotas dolorosas
Cuestionado por su estilo de juego, Sebastian Korda se muestra contundente. "Siempre he tenido la sensación de que le pegaba a la pelota más fuerte que la mayoría y que tenía un talento especial. Todo mi entorno me ha ayudado muchísimo y el hecho de que tengan experiencia ha sido clave para mi progresión. Quiero seguir haciendo lo correcto para ser un profesional de éxito y me emociona ver cómo otros estadounidense están dando un salto cualitativo en el circuito", advierte antes de desvelar cuál es su principal virtud, según él. "Lo mejor que tengo es que aprendo mucho de las derrotas duras. He perdido encuentros que parecía tener ganados ante Nadal o Djokovic en los últimos años y eso me ha permitido evolucionar mucho como tenista y tener siempre una actitud positiva", advirtió el jugador estadounidense, con serias opciones de hacer algo grande en el Open de Australia 2023.