
Llegó el momento de salir de la zona de confort que ha terminado siendo el circuito junior y dar uno de los saltos más complicados que existen en el mundo del deporte. Martín Landaluce afronta una temporada realmente interesante y que puede marcar el devenir de su carrera. Meses después de haberse enrolado en la aventura de residir y entrenar en la Rafa Nadal Academy, este joven madrileño cuenta ya con la compañía de su entrenador en los últimos años, Óscar Burrieza, con quien viajará por el mundo en busca de torneos ATP que empiecen a sentar las bases de su asalto a la élite. Su balance en categoría junior ha sido difícilmente mejorable y la solvencia con que sumó títulos el pasado año, incluido el del US Open, ha propiciado la decisión de lanzarse al profesional con apenas 17 años (los cumplirá el 8 de enero).
Cada vez resulta más complicado destacar como menor de edad. De hecho, si miramos el actual ranking ATP llama la atención que solo haya un tenista menor de edad que se encuentra entre los 200 mejores del mundo, como es el chino residente en Estados Unidos, Juncheng Shang. Son tiempos difíciles para eclosiones precoces milagrosas, más allá del caso de Carlos Alcaraz, que también dio el salto al profesionalismo el año en que iba a cumplir 17. Lo curioso es que eso se produjo en 2020 y el consabido parón por la pandemia pudo postergar el asalto al top-100 del joven murciano, que ya en 2021 se destapó como un tenista dominador del ATP Challenger Tour durante la primera mitad de año, mientras que en el segundo ya brilló con el título en Umag y los cuartos de final en Nueva York.
Landaluce alternará torneos ITF con otros del ATP Challenger Tour
La hoja de ruta de Landaluce es sorprendentemente similar a la que escogió Carlitos en aquel ya lejano 2020. Y es que el madrileño ha decidido empezar su temporada en los torneos ITF que se disputan en la Rafa Nadal Academy de Manacor, buscando sumar puntos para su casillero ATP y, sobre todo, confianza y sensaciones de tener lo necesario para competir a nivel profesional. Hay una gran brecha a nivel físico y mental entre el circuito junior y el absoluto, ya que el desafío que entraña para un joven como Landaluce enfrentarse a tenistas muy experimentados y curtidos en mil batallas es enorme. Además, la resistencia física a esfuerzos prolongados y la potencia y fuerza muscular que se requiere para brillar en el circuito ITF es muy superior a la de los juniors, por lo que Martín está haciendo un trabajo concienzudo para estar preparado en estos primeros asaltos.
El devenir de la campaña lo marcarán los resultados. La idea que se maneja en el equipo de Martín Landaluce es la de alternar torneos ITF con otros del ATP Challenger Tour, y si las cosas fueran muy bien, no renunciar a alguna escaramuza en eventos ATP 250, ATP 500 o incluso ATP Masters 1000, en caso de recibir alguna invitación. Foguearse con los mejores es la manera ideal de curtirse y darse cuenta qué factores se han de trabajar más. Es preciso tener mucha paciencia con el joven español y no sobrecargarle de presión mediática, a pesar del evidente potencial que atesora. Si bien es cierto que Alcaraz ganó dos torneos en Manacor y eso le catapultó ya al circuito Challenger, lo importante es que cada cual lleve su camino. No siempre se puede ir por el camino más corto, pero lo importante es llegar arriba y Landaluce tiene la ambición y las armas necesarias para ello.