Una de las características principales de Carlos Alcaraz es la pasión que el español muestra en pista. Llama la atención que alguien tan joven, con 19 años, parezca que lleve toda la vida enfrentándose a rivales en grandes escenarios y saliendo campeón de diversos grandes torneos. Después de ganar a Yoshihito Nishioka en segunda ronda del Masters 1000 de París-Bercy, Alcaraz explica ante los medios las diferentes condiciones de Basilea a la capital francesa, cómo consigue mezclar de manera efectiva las emociones en pista y qué siente en sus rivales al ser número uno.
Debut con triunfo ante Nishioka
“He jugado muy bien. Por supuesto que tengo que mejorar muchas cosas después del primer partido, pero el debut nunca es fácil. Tengo aún que acostumbrarme a estas condiciones tan distintas a las de Basilea. Saco bien, subo a la red bien y también juego bien desde el fondo de pista, pero quiero mejorar para la siguiente ronda”.
La velocidad de la pista era rápida. Estaba acostumbrado a las de Basilea y eran mucho más lentas que aquí. Al final, tienes que hacerte a las condiciones, al ambiente”, explicaba Alcaraz en rueda de prensa.
Equilibrio de emociones en pista
“Aprendí que es realmente importante ser estable en pista. Tienes que mostrarle a tu rival que eres fuerte mentalmente, aunque estés desesperado, que estás tranquilo. Es muy importante darle esa imagen a tu oponente. Muestro que tengo los sentimientos controlados intentado jugar también con la grada, en pista estoy con mucha pasión, pero al mismo tiempo estable.
Trabajo con una psicóloga desde 2019. Ella ha sido realmente útil para mi carrera, aprendí mucho de ella. También gracias a los partidos y la experiencia que vas ganando, pero sin ella no sería posible permanecer estable a los 19 años en grandes estados y en grandes partidos”.
Sobre ser número uno
“Ya lo sentía antes de recibir el título, es algo increíble. Probablemente note la diferencia en la forma en la que los tenistas juegan contra mí, pero no demasiado. Diría que mis rivales juegan mejor o más agresivos contra mí. Esa es la diferencia que he sentido desde que soy el número uno”.