“La pelota más difícil es la de Djokovic, es perfecto”

Aljez Bedene, retirado este verano, habla sobre los momentos más importantes de su carrera y se atreve con el debate del GOAT. “El más influyente ha sido Roger”.

Fernando Murciego | 25 Oct 2022 | 23.00
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Aljaz Bedene en su etapa como jugador. Fuente: Getty
Aljaz Bedene en su etapa como jugador. Fuente: Getty

Han pasado ya algunas semanas desde que Aljaz Bedene colgara la raqueta. A sus 33 años, el mejor jugador esloveno de la historia puso el punto y final a su carrera representando a su país en Copa Davis, donde logró ganar su partido individual y también el de dobles. Curiosamente, esa bandera le trajo algunos problemas en el pasado, cuando se convirtió en ciudadano británico entre 2015 y 2017. En una entrevista reciente con SportKlub, el oriundo de Ljublana reponde a estas cuestiones y hace balance de sus catorce temporadas como profesional.

¿Echa de menos el tenis?

“Sinceramente, estoy bien como estoy, ahora mismo estoy muy ocupado. De vez en cuando juego algún partido contra Boro Artnak, al que actualmente entrena mi hermano Andraz. También suelo ver algo de tenis por televisión, algo que nunca hice como jugador”.

Sus inicios

“Mi hermano y yo comenzamos desde pequeños, pero nunca lo vimos como algo serio, nuestros padres solo querían que disfrutáramos, veían que nunca nos cansábamos. Desde que tengo memoria siempre he sido competitivo, no quería perder con nadie, ya sea en tenis o en cualquier otra cosa. Si algo no se me daba bien, prefería no hacerlo. Al final resultó que en tenis era uno de los mejores, pero durante toda mi carrera me lo tomé como un hobby, como un divertimento”

La fecha que impulsa su confianza

“La semana de Barletta 2011 nunca la olvidaré, vencí a gente como Lukas Rosol o Filippo Volandri. Apenas era mi segundo Challenger de la temporada, venía de estar fuera durante seis meses el año anterior por una lesión. Pese a no meterme en una pista durante tanto tiempo sentí que el feeling seguía ahí, era como si hubiera estado jugando cada día. La victoria aquella semana me ayudó a acercarme al grupo de élite que estaba persiguiendo”.

Su cambio de bandera

“Hay mucha gente que no conoce la historia, solo el panorama general. El tenis es un deporte individual y, desafortunadamente, no contamos con el apoyo adecuado de las organizaciones que manejan los contratos principales en las grandes naciones. Obtuve mi pasaporte de Gran Bretaña en 2015, pero ese proceso ya había arrancado en 2012. En ese momento era miembro del equipo de Copa Davis, siempre me gustó representar a Eslovenia, pero no terminaba de sentirme parte del equipo”.

¿Qué ocurrió para romper con la Federación Eslovena?

“Todo empezó por el capitán, Blaz Trupej, al que vi efectuar técnicas poco profesionales. Estuve muy cerca de Kavcic, Zemlja y Semrajc, pero yo era la gran esperanza del tenis esloveno, de hecho, a día de hoy no hemos vuelto a tener a nadie así de prometedor. Entrenábamos entre nosotros, nadie más, así que empezamos a perder estatus. Empecé a jugar menos, ni siquiera contaban conmigo para el dobles. Cuando me lesionaba, ni siquiera me llamaban para ver cómo estaba. La relación era un desastre, me trataban como si no existiera, como si molestara mi presencia. No me sentía parte de ese equipo, veía que no pertenecía a aquel lugar, ahí fue cuando me cambié de residencia para pedir la ciudadanía en un par de años”.

Irse para volver

“Cuando miro hacia atrás no me arrepiento de nada, decidí lo que era más útil para mí en ese momento, mi carrera necesitaba tener el viento a favor. No cambiaría absolutamente nada, después de hablar con algunas personas del sindicato supe que no había otra salida para mí. Elegí un camino diferente, conocí a gente nueva, así que hoy tengo una mentalidad diferente. Las reglas cambiaron desde entonces, al final nunca se me permitió jugar para Gran Bretaña, así que pudieron más mis ganas de disputar la Copa Davis. Siempre mantuve una buena relación con el nuevo presidente, Mark Umberger, no me guardaba rencor, así que me apoyó al 100% cuando decidí volver”.

Su mejor momento, frustrado por la pandemia

“Fue justo antes de la llegada del COVID, aunque en mi historial ya tenía algunos buenos partidos contra Zverev, Tsonga, Tsisipas o Aliassime. En diciembre de 2019 aposté por irme a Barcelona a entrenar en la Academia 4Slam, donde podía entrenar con Rublev, Lajovic, Ivashka, Khachanov… todos estaban disponibles para el combate. Nunca me había sentido tan preparado, hasta que llegó el coronavirus. Durante ese medio año estuve atrapado en casa, entrenando con chicos que no tenían un solo punto ATP. Justo cuando sentí que por fin estaba a la altura de mi potencial, que podía alcanzar el top30, llegó esto. Después de la pandemia todo se calmó, no tenía ganas de volver a pasar por todo aquello, ya no era tan joven y había pasado por algunas lesiones”.

Mentalidad poco ambiciosa

“Durante toda mi etapa de crecimiento estuve obsesionado con el top100, ese era mi mantra, el sueño por el que todos luchamos. Cuando llegué a Inglaterra eso cambió, allí la gente decía que el verdadero éxito era estar entre los 50 primeros. Quién sabe, si hubiera nacido en un ambiente diferente quizá podría haber aspirado a estar entre los 20 mejores… y probablemente lo habría logrado. En este caso, me di por satisfecho demasiado rápido”.

Debate del GOAT

“Hay que abrir los ojos, Roger Federer tuvo la mayor influencia que se recuerda en el mundo del tenis. Si hablamos del mejor en términos de resultados, definitivamente será Novak Djokovic. Soy de la opinión de que el serbio será el jugador con más títulos de Grand Slam una vez se hayan retirado los tres, también de Masters 1000, incluso en cantidad de torneos. He jugado contra los tres muchas veces y Novak tiene la pelota más difícil de afrontar, es perfecto”.