En los últimos tiempos hemos visto una tendencia creciente en el tenis mundial. La universidad estadounidense, antes vista como una especie de digresión con respecto al circuito profesional, se ha convertido en un semillero de jóvenes promesas que maduran compitiendo por equipos, que crecen en un entorno repleto de ayudas y que hacen su transición al profesionalismo sin ningún tipo de inconvenientes. Muchos son los nombres que han salido del college americano, incluyendo a top-10 como John Isner, Kevin Anderson o Cameron Norrie. Uno de sus últimos dominadores, sin embargo, poco tiene en común con ellos: es portugués, llegó a Estados Unidos con 18 años y dominó aquel circuito con puño de hierro (fue número uno durante muchos meses, de hecho). Su nombre es Nuno Borges (Maia, Portugal, 19 de febrero de 1997).
Han pasado meses desde aquella etapa y el crecimiento de Borges ha sido imparable. Dominador del circuito Futures, el luso se encuentra ahora en pleno proceso de adaptación a las grandes ligas, un proceso acelerado por diferentes ingredientes: su manera de competir, que él mismo destaca como su mayor fortaleza, y su propio tenis, lleno de auténticas bombas que le permiten dominar ante casi cualquier adversario. Borges se encuentra rozando el top-100, y a pesar de que ya ha alcanzado los 25 años, su camino en el circuito no ha hecho más que comenzar. Tras debutar este 2022 en Grand Slams, Borges se sienta con Puntodebreak para una entrevista en la que repasaremos su historia, la historia de un tipo al que veremos en los grandes torneos más pronto que tarde.
CN: ¿Por dónde empezar, Nuno? Tu progreso ha sido vertiginoso, pero no es fácil adecuarse al ritmo del circuito Challenger semana tras semana (venía de una racha de tres derrotas seguidas).
NB: Yo también estoy aprendiendo semana a semana, de hecho. No llevo tanto tiempo jugando Challengers, así que aún estoy aprendiendo. Este es todavía mi primer año como tenista profesional, ya que el año pasado tuve un par de lesiones con las que tuve que lidiar. Todo forma parte de un proceso de aprendizaje. Y sí, me doy cuenta de que el tenis universitario es un poco más fácil, porque no juegas durante todo el año. Cuando llegaba aquí en verano estaba hambriento por jugar todo el rato, cada torneo cuenta. Aquí tienes que estar fino todo el año, es un circuito muy exigente no solo para tu cuerpo, sobre todo para tu mente.
Cuando acabaste en el college estadounidense, justo después de la pandemia, empezaste a jugar torneos ITF y acumulaste 31 victorias y 5 derrotas. ¿Cómo compararías el nivel de la NCAA con el nivel del circuito Challenger?
Creo que el nivel del tenis universitario cambia muy rápidamente. Para mí, siempre hay varios jugadores, en cada generación, que tienen el nivel suficiente para llegar lejos en el circuito ATP. El tenis universitario es muy competitivo a día de hoy, en los últimos años han salido jugadores de mucho nivel. Dos o tres años antes que yo tienes a Mackenzie (McDonald), Cameron Norrie, Dominik Koepfer, Rinderknech… esos son buenos ejemplos de cómo el tenis universitario es una opción muy fiable para muchos chicos. Todo el mundo tiene caminos diferentes y se forja su propia carrera. El nivel, a día de hoy, es muy bueno. En cuanto al circuito Challenger, te diría que lo que hace es reunir todos esos grandes jugadores universitarios y juntarlos en un mismo sitio. Es extremadamente exigente, un desafío.
Yo diría que pronto te vamos a ver en la mayoría de torneos ATP, pero, a día de hoy, ¿qué cosas crees que debes mejorar para dar ese salto al circuito ATP?
Cuando llegas a este nivel ya no te ves a ti mismo como un jugador tan especial. Es difícil verte superior al resto, porque todo el mundo tiene varios puntos fuertes. No solo eso: hacen todo lo posible para camuflar las debilidades que puedan tener, es complicado explotarlas. Eso es lo que estoy aprendiendo: qué es lo que debo hacer para que todo funcione, cuáles son mis mejores opciones dentro de la pista. Busco apoyarme mucho en mi servicio, firmar grandes saques y ser agresivo a partir de ahí: no es que sea el mejor saque del mundo, justo ayer me enfrenté a Antoine (Bellier, le ganó en primera ronda del torneo de Pozoblanco) y me superó completamente al saque, pero cada partido es diferente y eso intento.
Estoy intentando mejorar a la hora de adaptarme a cada partido. Mi principal fortaleza es estar ahí cada semana, ser regular, intentar hacer mi trabajo en cada partido y ser competitivo. Amo competir, siempre será una parte de mí y es mi mayor punto fuerte. No es algo físico o técnico, sino la forma en la que afronto cada partido. Es lo que intento siempre, no funciona en cada semana, pero eso es lo que me ha funcionado, sobre todo en Futures: apretaba al máximo en cada punto y eso me daba muchos puntos gratis al final de cada partido, marcaba la diferencia al final. En Challengers hay más subidas y bajadas porque cualquier jugador te pone las cosas difíciles…
Has ganado ya dos Challengers, tan mal no te ha ido.
Estoy muy orgulloso de haber ganado esos dos torneos, pero si miras el panorama general, he perdido muchos partidos entre medio. Siento que voy dando pequeños pasos semana tras semana, superando barreras personales, desde ir a los Grand Slams, jugar mi primer cuadro final de Grand Slam… constantemente el nivel va subiendo y me veo más exigido a mejorar.
Claro, ese proceso gradual te obliga a querer superarte semana tras semana.
Desde luego. Y tuve la oportunidad de jugar un torneo ATP en Estoril, lo que me dio una pequeña perspectiva acerca de lo que puede estar por venir. Fue una motivación, un empujón para seguir trabajando, porque puedo llegar a ese tipo de torneos.
Has jugado dos veces en Estoril: la primera vez, en 2021, Marin Cilic quedó impresionado con tu tenis y te felicitó.
Lo vi, lo vi. Simplemente espero que no lo dijese para quedar bien, porque yo me tomé sus halagos en serio (risas). Fueron palabras muy bonitas por su parte. Recuerdo que las usé para motivarme aún más de cara a las siguientes semanas, utilicé esos pequeños momentos para jugar aún con más fuerza.
Estaba pensando en eso que has definido como tu mayor fortaleza: es casi la definición de ‘ganar jugando feo’ (winning ugly). A día de hoy, me parece una de las mejores características que cualquier jugador pueda tener.
Estoy de acuerdo. Es lo que te he dicho: cada día hay más nivel en el circuito, semana a semana los jugadores te lo ponen más difícil y son más capaces de explotar tus debilidades. Es normal que no te sientas bien en pista, a veces sientes que estás jugando horrible y en realidad no lo estás haciendo tan mal. A veces solo tienes que aceptar que lo importante es mantenerte metido en el partido, esperar a que tu rival sufra y darte cuenta de que ganar un punto ‘jugando feo’ es parte del tenis.
Hemos hablado de Futures y Challengers, pero uno de los puntos más importantes para la carrera de cualquier jugador son las fases previas de los Grand Slams. Tu debut en un Grand Slam iba a ser en la fase previa del Open de Australia, este año… y entonces llegó el COVID. ¿Fue justo antes de salir a la pista?
No, fue el día antes. El cuadro empezaba el lunes y tuve que hacerme un test porque las reglas en Australia te obligaban, o ese día o el anterior. Era mi sexto o séptimo día en Australia. Lo pospuse todo lo que pude y por desgracia di positivo. Es curioso: yo estaba con mi entrenador, entrené con Joao Domingues… y ambos dieron negativo al mismo tiempo que yo. Fue algo desafortunado, pero, sinceramente, me lo tomé bien. Estuve siete días en aislamiento en mi habitación y por suerte di negativo y pude volver a casa; si no, tendría que haber estado tres o cuatro días más. El torneo cubrió todos los gastos. Me dieron una cinta de correr para poder hacer ejercicio y algunas pesas, y estoy seguro de que si hubiese pedido algo más me lo habrían traído. Pedía comida todos los días… estuvo ok. Me lo tomé como si estuviese viviendo unas pequeñas vacaciones en Australia. Me dieron una habitación con un balcón, imagínate (risas). No estuvo tan mal. Parecía que era yo quien tenía que consolar a la gente que me mandaba mensajes, todos lo sentían mucho y les decía que no pasaba nada, que es algo que puede pasar.
Supongo que eso dice mucho acerca de tu mentalidad.
Sinceramente, entiendo que lo normal es sentirse terriblemente mal. Al fin y al cabo era mi primer Grand Slam, pero pensé: “yo no estoy aquí solo para jugar este torneo”. Si no es Australia será Roland Garros, y si no es Roland Garros será el siguiente. Va a haber muchas oportunidades, sabía que no iba a ser mi única chance. Si me hubiese jugado, por ejemplo, entrar a las ATP Finals, ahí sabes que tienes que ser top-8 de nuevo y me hubiese molestado mucho más, pero sentí que iba a estar ahí de cara al próximo año, así que me lo tomé bien.
Tú mismo hablas de que ibas a tener más fases previas: llegó Roland Garros y en tu primer Grand Slam te clasificas al cuadro final. Curiosa la narrativa que hay ahí, eh.
La gente me lo preguntaba, de hecho. ¿Estás vengándote de todo lo que pasó en Australia aquí? La verdad es que no lo pensé mucho. Luego me enfrenté a Khachanov en primera ronda. Todos estos chicos tienen una experiencia brutal, sientes que los grandes torneos no les sorprenden. A nosotros, acostumbrados a jugar en Challengers, quizás aún nos asombramos cuando llegamos a este tipo de eventos, le damos mucha importancia a la oportunidad que tenemos. Sentí que jugué un muy buen partido, quizás podría haber ganado un set más, pero cuando juegas al mejor de cinco sets tienes que ser mejor en los momentos importantes. Es un partido muy largo y debes mantenerte en forma en toda su totalidad si quieres ganar.
Voy a preguntarte ahora por el tenis portugués, el tenis de tu país. Tu entrenador es Rui Machado, el tercer mejor jugador de la historia de Portugal en el ranking ATP, solo por detrás de Joao Sousa y Gastao Elias. ¿En qué te ayuda y cómo de importante es su legado, también el de Joao, para inspirarte?
Sus caminos fueron diferentes al mío, pero ambos nos han enseñado que es posible alcanzar nuevas metas en el tenis siendo portugués. Ellos marcaron el camino para los portugueses más jóvenes, y es un deporte que está mejorando en ese sentido gracias a ellos. Joao ha ganado torneos ATP, este año ha ganado uno y ha hecho otra final… nos enseña que es capaz gracias al trabajo duro. No estoy diciendo que no sea un jugador increíble y que no tenga cualidades especiales, porque las tiene, pero su principal rasgo es que es un trabajador incansable. En cada partido muestra que ganar es muy importante para él, es un gran competidor. En cuanto a Rui, como jugador él a veces me dice que no es nada, que su físico no era increíble… pero trabaja muy duro y también llegó a la élite gracias a eso.
¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado?
Exactamente eso. A mí me ha enseñado que, con las condiciones que tú tengas, independientemente de cuáles sean esas condiciones, siempre puedes encontrar una manera de hacer que funcionen. Si trabajas duro, hay un camino. Hay muchas formas de jugar al tenis y no digo que todo el mundo sea de la misma forma, pero creo que me ha ayudado mucho de cara a mi tenis, un tenis que no tiene nada que ver con el que él tenía. No somos el mismo estilo de jugador. Llevamos casi un año de relación y disfruto y aprendo mucho con él.
Tú fuiste a la universidad en Estados Unidos, y otros jugadores como Duarte Vale o Daniel Rodrigues están compitiendo allí. Parece que hay una generación de jugadores portugueses que eligen crecer en el sistema universitario estadounidense, no sé si crees que esta puede ser una tendencia de cara al futuro.
Siempre digo que cada carrera es diferente. Cada persona, cada jugador elige tomar un camino distinto. Antes que yo, Joao Monteiro nos mostró que es posible ganar torneos Futures después de pasar por la universidad. Mi camino es diferente al suyo, pero quizás pueda convertirse en una tendencia a partir de ahora. Cuando yo tenía 18 años sentí que no estaba preparado para el circuito profesional, y es por ello que fui a Estados Unidos, pero quizás haya chicos que no lo vean así y acuden a la universidad por otros motivos. Convertirte en profesional a los 18 años es muy duro, a veces no lo haces por motivos diferentes, y ojalá hubiera más jugadores que se pudiesen permitir el profesionalismo de inmediato, pero no todo el mundo puede hacerlo. En conclusión, veo mucho potencial en esos chicos y creo que tenemos mucho futuro.
Últimas dos preguntas. No hemos hablado de tu primer título ATP, en la categoría de dobles, junto a tu compañero Francisco Cabral, en Estoril. ¿No habrá un nuevo camino ahí, no?
Hay una historia interesante detrás de ese título. Nunca he tenido ese ‘feeling’ natural con el dobles, en ese sentido la universidad me ayudó mucho para adaptarme al formato, a cómo jugar, cómo posicionarte y dónde colocar la pelota. Francisco también me ayudó mucho, diría que somos mejores amigos en el circuito. Hemos jugado muchos partidos juntos y hemos llegado muy lejos muy pronto, es genial compartir la pista con él. Creo que lo principal es que los dos nos complementamos muy bien y nos completamos el uno al otro, suplimos lo que el otro no tiene. Por eso ha funcionado tan bien, tras muchos partidos de dobles.
¿Tienes algún objetivo de cara a lo que queda de temporada?
Estoy muy cerca del top-100, así que es obvio que me gustaría entrar ahí a final de temporada, y quizás también me gustaría clasificar de forma directa a mi primer cuadro final de Grand Slam. Es difícil decirlo, porque un torneo puede marcar la diferencia. Quizás hoy te diga esto y la semana que viene tenga una meta completamente distinta. Me quiero centrar en mi camino, creo que voy en la dirección correcta y me centro más en mi trabajo que en los números. A veces los números hacen que te estanques.
Te voy a hacer una última. No sé si podrías nombrarme algún jugador cuyo nivel te sorprendió muchísimo cuando te enfrentaste a él.
Me enfrenté a Casper Ruud en juniors y me sacó de la pista, por ejemplo. Déjame pensar. Cressy, no me enfrenté a él en la universidad, pero le conocía y le vi jugar. Sabía que iba a ser muy bueno, pero no me esperaba que llegase arriba tan rápido. De nuevo, seis meses pueden cambiarlo todo. Lo vi en Australia, estuvo jugando a un nivel brutal y ha sido capaz de mantenerlo.
Son dos buenos ejemplos de crecimiento, sí.
Si hubiese jugado más Challengers y más ATP… puedes enfrentarte a estos jugadores en Challengers y es que no te van a sorprender, porque ya sabes que son muy buenos. Todos tienen el nivel para llegar arriba. También te metería a Tseng, fue muy bueno en juniors y me ganó en varios torneos Futures, es fantástico que haya llegado al top-100 tan rápido. No digo que sea una gran sorpresa, pero ha llegado arriba rápido.
El caso es que el top-100 es un hervidero de entradas y salidas, hay mucha competitividad en ese escalón del circuito.
Te diría que entre el top-60 y el top-150 son todos buenísimos, sí.